Hace casi tres siglos Lavoisier postuló los primeros principios que definen la naturaleza de la energía: no se crea ni se destruye, solo se transforma. En un contexto como el actual, marcado por el cambio climático y en el que la eficiencia energética se busca como el santo grial, los residuos –esa alta tarifa incluida en el precio de la industrialización y el desarrollo– pasan de ser un problema a una solución al transformarlos en un activo energético de gran valor. Mediante un innovador proceso de incineración, Zabalgarbi transforma residuos no reciclables en electricidad, contribuyendo así a la reducción de vertederos y a la generación de energía sostenible, uno de los sectores estratégicos del desarrollo económico de Bizkaia.
Fundada en 2005 y ubicada en Bilbao, Zabalgarbi se dedica a la valorización energética de residuos, es decir, a la conversión de los desechos de 1.052.000 vizcaínos en energía. Desde su puesta en marcha, esta planta ha gestionado casi cinco millones de toneladas de residuos no reciclables –una cantidad equivalente a llenar ocho veces el estadio de San Mamés– y ha apostado por un modelo de negocio que busca no solo eficiencia y rentabilidad, sino una gestión comprometida con el medio ambiente y con la sociedad. Sostenibilidad y responsabilidad social forman parte del ADN de Zabalgarbi.
En el último año, la planta ha valorizado un total de 202.796 toneladas de residuos que, de otro modo, habrían terminado en vertederos, evitando así la emisión de 282.855 toneladas de CO2 a la atmósfera. De esta forma, Zabalgarbi no solo ha contribuido a reducir la huella de carbono de Bizkaia, también ha producido 558.166 MWh de energía eléctrica, suficiente para abastecer el 35% de la energía que se consume en los hogares.