La salud juega un papel determinante en nuestras vidas y en el caso de los vascos no es una excepción. Para quienes han vivido siempre entre montes y mareas (y hasta hace bien poco entre chimeneas) ha sido un factor de primera necesidad y, en general, en cualquier sociedad que aspira a gozar de bienestar y una buena calidad de vida constituye una preocupación prioritaria a la que, además, se presta cada vez más foco y atención. Pero ¿qué ha ocurrido en los últimos años para que tantos vascos –uno de cada cuatro– decidan contratar un seguro médico, a pesar de contar con una de las sanidades públicas más prestigiosas de Europa?
Imagina disponer de una puerta complementaria, siempre accesible y abierta, hacia una atención médica rápida, flexible y personalizada. Esa es la opción por la que apuesta el 23,9% de la población vasca, las más de 525.000 personas que cuentan hoy con seguro de salud. Y aunque la media estatal es algo mayor (26%), el fenómeno en Euskadi destaca por su creciente dinamismo y por quién lo protagoniza. No son, como muchos creen, personas mayores, sino adultos jóvenes y familias con hijos quienes buscan ese extra de tranquilidad.
Las razones son claras para quienes quieren escapar de las temidas listas de espera: la agilidad y la capacidad de elegir centro, profesional o tipo de tratamiento resulta un plus. Hay, además, un matiz importante que señala el Instituto Vasco de Estadística (Eustat): el auge no parte de la desconfianza en el sistema público, sino del deseo de complementar, personalizar y acelerar ciertos procesos, sobre todo los que exigen acceso directo a especialidades como traumatología y oftalmología (dos de las especialidades con mayor lista de espera en la pública) así como ginecología u otras muchas. De hecho, los servicios más solicitados son las consultas con especialistas (89%) y las pruebas diagnósticas (62%).
Lejos de la imagen tradicional, el grueso de las personas aseguradas se encuentra entre los 25 y los 64 años, con una ligera mayoría de mujeres (53%). ¿Por qué? La respuesta la dan los datos: las familias buscan asegurar que la atención pediátrica de sus hijos sea inmediata, el público joven valora la flexibilidad y quienes trabajan aprecian especialmente la posibilidad de elegir horarios y centros fuera de los límites de la pública. Todos ello, además, con la facilidad de elegir al profesional que les va a atender.
Merece destacarse igualmente que el 61% de las pólizas corresponde a seguros colectivos, contratados a través de empresas, asociaciones o colectivos profesionales, lo que evidencia que la salud se está convirtiendo también en un importante beneficio social, el más valorado, de hecho, dentro del entorno laboral.

Detrás de esta tendencia emergen figuras como IMQ, líder indiscutible en la sanidad privada vasca, con más de 388.000 personas aseguradas y una media de permanencia de más de 20 años por cliente. No es casualidad: la compañía ofrece el mayor cuadro médico privado, cerca de 1.700 profesionales y una red de centros médicos multiespecialidad cuyo buque insignia es la clínica IMQ Zorrotzaurre, referencia en vanguardia tecnológica, medicina humanizada y certificación de calidad y seguridad internacional.
Las historias detrás del boom de los seguros de salud hablan de personas que quieren tener una mayor cobertura, que no quieren perder más tiempo del necesario para obtenerla y compañías que consideran la salud de sus personas su mejor inversión. También de quienes buscan una atención más humana, sin perder lo avanzado de la tecnología, valorando la cercanía y la experiencia de contar con grandes profesionales referentes en su especialidad.
En el caso de IMQ, la posibilidad de contar con distintos planes –desde básicos y asequibles como IMQ Activa hasta completos como IMQ Oro– permite que cada persona adapte la cobertura a su momento vital y presupuesto. Esto, sumado a las facilidades digitales y a la innovación continua, ayuda a entender por qué en Euskadi el seguro médico privado ya no puede considerarse un lujo, sino un recurso estratégico para muchas personas.
En resumen, en un territorio donde la salud se cuida como un tesoro familiar, no es casualidad que miles de personas elijan personalizar y asegurar su bienestar, abrazando una tendencia que responde tanto al ritmo acelerado de la vida moderna como al arraigo a valores clásicos: tranquilidad, autonomía y previsión.
El boom de los seguros médicos en Euskadi recorre caminos distintos según la edad, el perfil y las circunstancias, pero en todos los casos, dibuja una sociedad que sabe que la mejor inversión es la que se hace en salud.
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