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Coloquio Infancia y pobreza: rompiendo el ciclo de la exclusión social

La lucha contra la pobreza infantil comienza en el aula pero va mucho más allá

Representantes de entidades locales que trabajan en el programa CaixaProinfancia analizaron los logros y desafíos que implica esa labor social

Luis M. Díez

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La celebración cada 20 de noviembre del Día Mundial de la Infancia sirve para sensibilizar y llamar la atención sobre los retos pendientes en la defensa de los derechos de niños y niñas que recogió la Declaración Universal de 1959 y la Convención de 1989. Sin embargo, para las entidades que trabajan bajo el paraguas del programa CaixaProinfancia de la Fundación «la Caixa» se trata de una cuestión a la que dedican sus esfuerzos los 365 días del año. Esta iniciativa, que tiene por objetivo promover a través de acciones socioeducativas el desarrollo integral de niños y niñas de 0 a 18 años que viven en una situación de pobreza y vulnerabilidad social, ha atendido en Bilbao a 5.980 menores entre 2007 y 2023, con una dotación económica de 12,9 millones.

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Para conocer de primera mano la labor que llevan a cabo las asociaciones que colaboran con este programa en diferentes barrios de la capital vizcaína, EL CORREO organizó con la Fundación «la Caixa» un diálogo solidario bajo el título de ‘Infancia y pobreza: rompiendo el círculo de la exclusión social’. Moderado por la periodista Marta Madruga, contó con las reflexiones de Míguel Ángel Gómez, coordinador global de la asociación Gazteleku de Irala; Itxaso Salaberria, responsable del área de intervención social de Margotu, entidad que desarrolla su actividad en Zorroza; y Borja Doval, director de la asociación Elkarbanatuz de Deusto.

Caixa Proinfancia
Borja Doval, Raquiel López, Míguel Ángel López, Itxaso Salaberria, Sonia Sáenz y Marta Madruga.

Entre los principales factores de riesgo que pueden abocar a la exclusión social en la infancia, los expertos destacaron las dificultades de las familias para acceder a una vivienda digna en la que los niños puedan contar con un espacio adecuado para el estudio. También sacaron a la palestra los «mayores niveles de pobreza» que sufren las familias monoparentales, la carencia de redes de apoyo, los problemas añadidos que afrontan las personas migrantes en situación irregular, la escasa formación de los progenitores o el desempleo, que afectaba al 57,7% de los tutores que atendía CaixaProinfancia en 2023.

«Atendemos a familias con escasas redes de apoyo, pocas experiencias de participación en la comunidad, que no activan los recursos que les ofrece el entorno, con poca conexión con la comunidad… Si no trabajamos todos esos factores de riesgo que afectan directamente a la infancia, habrá un impacto, sobre todo, en el ámbito escolar, con desmotivación académica, malos resultados… Tenemos que intervenir en el ámbito educativo, pero al final debemos ser conscientes de que lo que ocurre en el aula es la punta del iceberg de lo que le está sucediendo a ese niño y a esa familia», sostuvo Salaberria.

Borja Doval apuntó que estas asociaciones trabajan para garantizar «servicios y entornos seguros, basados en el buen trato, donde la infancia se sienta integrada, querida y protagonista porque si no juegan, no se relacionan y no exploran, entonces no aprenden». Subrayó asimismo que, en el contexto de la erradicación de la pobreza infantil presente en la Agenda 2030, se han dado pasos importantes como la aprobación este año de la Ley de Infancia y Adolescencia de Euskadi. Un caparazón normativo que debe ir acompañado de «los recursos económicos que les permitan desarrollar todas sus capacidades, todas sus potencialidades, que son enormes. Cuando hacemos esto, sabemos que conseguimos un impacto muy significativo en la ruptura de esa pobreza circular que arrastran sus progenitores», expresó el director de Elkarbanatuz.

En el caso de los alumnos inmigrantes recién llegados, las dificultades que entraña un sistema educativo en el que la lengua vehicular es el euskera deberían compensarse, según Miguel Angel Gómez, «con medidas de refuerzo educativo y la generación de redes escolares y sociales que les permitan salvar esas barreras», así como facilitar su integración.

La salud mental fue otro de los asuntos sobre los que hicieron hincapié los responsables de las tres entidades. «Está cada vez más en nuestras mesas de trabajo gracias a CaixaProinfancia, pero la sociedad tiene que poner muchos más medios para fomentar una mejor salud psicológica y emocional», dijo Borja Doval en alusión a la generalización de los protocolos para prevenir el acoso escolar y los suicidios en colegios e institutos.

Casos de éxito

En la última parte de la mesa de diálogo, Marta Madruga pidió que contaran algunos de los muchos casos de éxito que, a pesar de las dificultades, alumbran la trayectoria de estas asociaciones. Partiendo de que «el éxito está lleno de matices y todos lo son en mayor o menor medida», la responsable de Margotu relató las vicisitudes de una familia que, tras superar muchos obstáculos, ha visto cómo su hija mayor ha iniciado la carrera de Medicina.

El coordinador de Gazteleku puso el acento en los pequeños hitos del día a día, y abriendo el foco al programa, destacó que este lleve tanto tiempo en vigor y que «haya puesto a los menores y sus familias en el centro pero con una forma de trabajo global e integral. El habernos alineado a todos los profesionales que estamos en ese entorno es un éxito que nos reconforta y anima a seguir adelante».

Borja Doval, por su parte, citó a una madre y su hija que comparten aventura profesional en la misma empresa. «La autoestima y el empoderamiento que experimentan estas personas crece de manera exponencial cuando se les dota de los recursos necesarios», valoró el director de Elkarbanatuz.

Vídeo resumen

Caixa Proinfancia Raquel López

«Creemos en el trabajo en red y en la colaboración público-privada»

El diálogo solidario sobre infancia y pobreza contó con la presencia de la responsable de Desarrollo del programa CaixaProinfancia, Raquel López, quien desgranó las principales cifras y la metodología de trabajo de una iniciativa que ha ayudado, desde 2007, a cerca de 376.000 menores de 18 años y a unas 218.000 familias repartidas por 145 municipios. El objetivo consiste en romper la transmisión intergeneracional de la pobreza, es decir, «intentamos conseguir que tengan un nivel formativo mejor que el de sus padres, porque solo el 20% de los hijos de progenitores con una educación primaria van a la universidad».

A la valoración de la situación y necesidades del menor y su familia le sigue un plan de trabajo personalizado que les abre la puerta a la amplia cartera de servicios socioeducativos, psicoterapéuticos y ayudas que prestan las entidades que trabajan con CaixaProinfancia, y en cooperación con otros agentes del territorio. «Aquí tenemos un convenio con el Ayuntamiento porque creemos en el trabajo en red y en la colaboración público-privada; nosotros venimos a sumar recursos, no a suplantar los que ya existen», apostilló. La última fase consiste en la evaluación de los resultados. Raquel López resaltó que el 83,5% de los niños atendidos por el programa obtuvieron el grado en ESO en el curso 2021-22, 2,6 puntos por encima de la media española. De los que no se graduaron, el 13,5% repitió curso. «Son unas cifras muy buenas, porque repetir significa que no abandonan los estudios», enfatizó. La tasa de abandono es de un 3%, de ahí la necesidad de seguir acompañando a los jóvenes de 14 a 20 años. El próximo aumento en dos años –de 18 a 20– del límite de edad para entrar en el programa responde, según dijo, a «los muchos problemas que están situando a la juventud en unas circunstancias aún más vulnerables».

Caixa Proinfancia Sonia Saenz

«Contribuimos a lograr una sociedad más justa y equitativa»

La delegada territorial de la Fundación «la Caixa» en el País Vasco, Sonia Sáenz, recordó que mediante los programas que impulsa esta entidad «contribuimos a construir una sociedad más justa y equitativa», ya que proporcionan oportunidades «a las personas que más lo necesitan». Con la confianza, el compromiso social y la excelencia por bandera, Sáenz puso de relieve que el 60% del presupuesto de la Fundación, que este año ha crecido hasta los 600 millones de euros, «lo destinamos a programas sociales». Junto al de CaixaProinfancia, destacó otros como Incorpora, que fomenta la inserción laboral de colectivos en situación de vulnerabilidad, el de personas mayores, el de atención psicosocial a personas con enfermedades avanzadas o las convocatorias de proyectos sociales, que este año ha soplado 25 velas. «Además de este eje social, trabajamos en educación y cultura, en salud e investigación porque son también herramientas para la transformación social», argumentó la responsable, quien añadió que «el impacto se multiplica» cuando se generan alianzas y redes entre las entidades del territorio.

Los protagonistas

Míguel Ángel López

Coordinador global de la asociación Gazteleku

«El programa ha conseguido alinear a todos los profesionales que estamos en el entorno de los menores y sus familias»

Caixa Proinfancia Miguel Ángel López
Caixa Proinfancia Itxaso Salaberria

Itxaso Salaberria

Responsable del área de Intervención Social de Margotu

«Lo que ocurre en el ámbito educativo es la punta del iceberg de lo que le está sucediendo a ese niño o niña»

Gorka Doval

Director de Elkarbanatuz

«Cuando desarrollan todas sus capacidades logramos un impacto en la ruptura de la pobreza circular que arrastran sus progenitores»

Caixa Proinfancia Borja Doval

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