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ELIKA Fundazioa

Euskadi tiene un plan para reducir el despilfarro de alimentos

El despilfarro de alimentos es una de las grandes amenazas para nuestro medio ambiente y el Gobierno Vasco así lo entiende también. La ONU ya en 2015 incluyó como uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (el 12.3, más concretamente) la reducción de desperdicio de alimentos al 50% para el año 2030 y, ahora, el Basque Green Deal asume también como propia esta meta.

¿Y qué podemos hacer en la lucha contra el despilfarro alimentario? La Viceconsejería de Agricultura, Pesca y Alimentaria del Departamento de Desarrollo Económico e Infraestructuras del Gobierno Vasco, a través de ELIKA Fundazioa, propone un plan para ello en Euskadi y está basado en las 4R: Reducir, Reutilizar, Redistribuir y Revalorizar.

Este plan, presentado a finales de 2018, tiene cuatro metas. La primera sería impulsar y apoyar actuaciones concretas para prevenir y reducir el despilfarro. También buscan facilitar la reutilización de los excedentes alimentarios (siempre con garantías de Seguridad Alimentaria), revalorizar los excedentes alimentarios para su uso en Alimentación Animal y dar respuestas al Objetivo de Desarrollo Sostenible de la ONU relacionado con esta materia.

En su página web, www.elika.eus/zerodespilfarro, podemos encontrar diversas herramientas que nos ayudarán a ser parte activa en la lucha contra este despilfarro. En ella podremos encontrar, por ejemplo, un mapa con las iniciativas que en nuestro entorno se llevan a cabo, pero también una calculadora de raciones, que nos ayudará a ajustar las cantidades a cocinar; un recetario de aprovechamiento, para poder dar un segundo uso a los platos ya cocinados; o diferentes publicaciones y material audiovisual para saber algo más sobre la materia.

Calcular las raciones, apostar por el producto local o aprovechar las sobras, algunas de las acciones

El compromiso de las empresas e instituciones

En pos de este objetivo, en el País Vasco se creó, en el año 2018, la Plataforma de Euskadi contra el Despilfarro de Alimentos. Se trata de un foro de intercambio de opiniones en el que participan instituciones, organizaciones, asociaciones, entidades… que de forma voluntaria y colaborativa se suman a esta iniciativa y tienen la capacidad para intervenir en el diseño e implementación que se proponen en el Plan de Acciones.

En la propia página web se pueden adherir a la plataforma rellenando un formulario que conlleva el compromiso activo como prescriptores en las campañas que se impulsen desde la plataforma.

A día de hoy son en torno a cien las organizaciones de todo tipo que se han unido a esta lucha, contra el despilfarro alimentario, que es cosa de todos.

Empoderamiento de la ciudadanía

Para lograr la reducción del desperdicio de alimentos es imprescindible contar con la implicación de la ciudadanía. Con este fin, ELIKA puso en marcha en 2020 una campaña para reducir el despilfarro mediante doce acciones que nos dan pistas de cómo podemos contribuir para atajar este problema.

Planificar menús, calcular las raciones, apostar por el producto local, valorar las frutas y verduras ‘feas’ que no se comercializan por motivos puramente estéticos, aprovechar las sobras o llevarnos a casa esa comida que no podemos terminar en el restaurante son algunas de ellas. En la web mencionada anteriormente encontrarás las 12 acciones además de otros materiales informativos sobre esta importante cuestión que es el despilfarro alimentario.

Un problema de escala mundial

El despilfarro de alimentos es una de las grandes amenazas para nuestro medio ambiente, ya que, por un lado, suponen un consumo de recursos y energías para su producción; pero, por otro, ante la falta de posibles usos alternativos, terminan siendo eliminados como residuos. Ese conjunto de productos alimenticios descartados de la cadena agroalimentaria, pero que siguen siendo perfectamente comestibles y adecuados para el consumo son los que se ‘despilfarran’.

Para que nos hagamos una idea, se calcula que en la Unión Europea un 20% de los alimentos producidos se pierden o desperdician. Son un total de 89 millones de toneladas al año o, lo que es lo mismo, 179 kilos por habitante. Los costes asociados, desde el punto de vista económico, se elevan a 143 millones de euros, pero el medioambiental es más complicado de calcular.

Y es que al tirar comida, además de dinero, despilfarramos agua y energía, a la vez que contribuimos con la aceleración del cambio climático. La producción de alimentos consume recursos cada vez más escasos, como las tierras cultivables o el agua. Según la FAO, la producción de comida se lleva el 70% del agua que se gasta a nivel mundial. Además, esta actividad genera el 17% de las emisiones directas de Gases de Efecto Invernadero y entre el 20 y 30% de los impactos ambientales totales.

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