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‘Modelo 77’, favorita en los Goya Los dos nominados a Mejor Actor Javier Gutiérrez y Miguel Herrán: «A los dos nos va bastante el mambo»

Tras pasarse unos meses ‘presos’ en la cárcel Modelo de Barcelona, Javier Gutiérrez y Miguel Herrán abandonaron sus celdas para hablar con XLSemanal. El actor consagrado y el joven en ascenso ofrecen un duelo épico en Modelo 77, la nueva cinta de Alberto Rodríguez con 16 nominaciones a los Goya. La historia da pie a esta charla sobre memoria, nuevas adicciones y encuentros inesperados en un baño.  

Sábado, 17 de Septiembre 2022

Tiempo de lectura: 9 min

Los separa la edad, media vida hay entre ambos, pero los une el cine, el humor y una compartida mirada sobre el mundo y sobre España. Se conocieron rodando Los últimos de Filipinas hace siete años: 19 tenía Miguel Herrán, 44 Javier Gutiérrez. También un Goya cada uno, aunque el primero lo recibiera cuando era un adolescente recién llegado con solo una película a cuestas y el segundo un actor todoterreno y preciso, curtido por veinte años de cine, teatro y televisión.

Desde entonces, apenas habían coincidido –una vez en un baño de caballeros–, hasta que el director Alberto Rodríguez los puso al frente de su nueva película. Modelo 77 (estreno: el 23 de septiembre) recrea la lucha de los presos comunes del franquismo para ser incluidos en la Ley de Amnistía que, en 1977, liberó a los condenados por motivos políticos. Herrán y Gutiérrez protagonizan en ella un duelo generacional de alto octanaje, asumiendo juntos el pulso de una historia contundente y «necesaria», coinciden, que ilumina un oscuro episodio clave de nuestra historia reciente.


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Claroscuros de la Transición. Modelo 77, la nueva película de Alberto Rodríguez (La isla mínima, Grupo 7...), narra la lucha de los presos comunes del franquismo para ser incluidos en la amnistía de 1977. Herrán y Gutiérrez interpretan a dos de ellos.

XLSemanal. Trabajaron juntos hace siete años. ¿Este rodaje ha sido la primera vez que se veían desde entonces?

Javier Gutiérrez. Creo que sí, ¿no? Y tampoco en aquel rodaje coincidimos mucho.

Miguel Herrán. Traté más con Tosar y Karra. Me protegieron porque era un niño que no tenía ni puta idea y lo pasé fatal. Y, además, pasé hambre...

XL. ¿Hambre? ¿En serio?

M.H. Sí, y en esta también. No como Javier. A él le ha tocado hacer del tipo bien alimentado.

J.G. [Carcajadas]. Es verdad, mi personaje en Modelo 77 está un poco orondo. Un modo de mostrar su poderío dentro de la prisión.

M.H. De todas formas, este rodaje ha sido maravilloso; nada que ver con el de Los últimos de Filipinas, infernal para mí. Era mi segunda película y, de hecho, me planteé seriamente dejar esta profesión.

XL. ¿Qué pasó?

M.H. Imagínate, en Guinea Ecuatorial, una dictadura, viendo cadáveres y gente empalada a diario camino del set. El primer día supe que habían decapitado a tres niñas de 12 años para robarles el pelo. ¡Vendían las melenas a 20 euros! Me metieron en un río con cocodrilos; el director y el productor no me hacían ni puto caso... Para mí fue como: «¡Mamá, sácame de aquí!».

J.G. Sí, fue un rodaje tremendo.

"Según entré en la cárcel Modelo, se me pusieron los pelos de punta. Pero luego no veas la de siestas que he echado en esas celdas"

Javier Gutiérrez

XL. ¿Y no se habían vuelto a ver?

M.H. Bueno, una vez en el baño en los Premios Feroz [risas]. Tú estabas meando, me puse a tu lado sin darme cuenta de que eras tú y...

J.G. Y me echaste una visual ahí abajo, ¿no? [Carcajadas].

M.H. No, en serio, tardé en saludarte; ya sabes, la situación...

J.G. Sí, claro, el saludo de la anaconda [más carcajadas]. En fin, como verás, nos va bastante el mambo: primero, una de guerra que fue una locura y, ahora, esta carcelaria rodada en una prisión.

XL. ¿Cómo ha sido rodar en la propia cárcel Modelo de Barcelona?

J.G. Pues impresiona un huevo. Según entras, ves la estancia donde ejecutaron a Puig Antich. Los muros, las celdas, las galerías, los patios, los rosetones; el primer día se me pusieron los pelos como escarpias. Luego, no veas la de siestas que he echado en esos catres [se ríen], lo que hemos ensayado en esas celdas…

XL. ¿Ayuda a entrar en el personaje, en la historia?

J.G. Ayuda una barbaridad, te impregna el espíritu… Es un privilegio rodar en el espacio donde se vivió la historia que cuentas. Y otra cuestión que da mucha verdad es la figuración. Casi toda la gente que sale proviene del barrio de La Mina, tipos que estuvieron presos allí.

XL. ¿Os contaban historias?

J.G. Bueno, es que rodando estás muy concentrado en lo tuyo...

M.H. Había uno que siempre te insultaba [se ríen]. Con una sonrisa, eso sí. Y otro que te decía: «Eh, pero si tú eres el de la serie Estoy vivo. Deja de hacer esta mierda y vuelve a la tele que mola más» [ríen].

XL. Modelo 77 cuenta la historia de los presos comunes que quedaron fuera de la amnistía de 1977. ¿Les parece que fue una ley injusta con ellos?

J.G. En buena medida, sí. El contador se puso a cero para toda la sociedad, pero la población reclusa quedó al margen. A la dictadura no le preocupaba la reinserción, sino el castigo. En prisión no había acceso a educación ni a cultura, el trato de los funcionarios era terrible; la Justicia era arbitraria y estaba al servicio del régimen…

"Netflix, Prime Video o HBO no deben su éxito a la calidad de sus 'productos', sino a que nos los venden muy bien''

Miguel Herrán

XL. Una amnistía general hubiera puesto en la calle a asesinos, violadores, estafadores…

J.G. Pero recuerda que la mayor parte de la población reclusa estaba formada por analfabetos y pobretones con delitos de poca monta; gente que se comió unos marrones desproporcionados.

M.H. La gente con menos recursos es mayoría en todas las prisiones.

J.G. Totalmente. Hay muchísimos más camellos que capos del narco, por ejemplo. El dinero y la clase social marcan la diferencia.

XL. Usted, Miguel, no había nacido aún. ¿Qué le ha enseñado esta historia?

M.H. Todo. Yo hice mi primaria y mi ESO; aprendí a hacer raíces cuadradas, lo que es un verso y a seguir instrucciones y órdenes, pero en el colegio se pasa por encima de la Guerra Civil, el franquismo, la Transición…

J.G. Igual cuando yo era niño.

XL. Lo mismo digo.

M.H. Pero es tremendo, porque es nuestro pasado más reciente el que nos explica por qué España es como es. Hoy soy una persona con inquietudes –leo, me documento, me intereso, entiendo…–, pero nadie sembró eso en mí. «Obedece, estudia y yo te diré si vales». Eso es la educación. A nadie le importa una mierda cómo te sientes, qué te gusta, qué dificultades tienes...

XL. ¿Y qué cuestiones entiende ahora?

M.H. Entiendo que le debemos la democracia a personas como las que protagonizan esta historia. Entiendo que la gente reivindique el respeto a su orientación sexual. Entiendo que las mujeres defiendan su papel en la sociedad y a que no las maten...

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XL. ¿Por qué nos cuesta tanto a los españoles revisar el pasado reciente?

J.G. Porque hay gente que prefiere la dinámica del enfrentamiento y la división. Admitir errores, por otra parte, no es algo habitual en este país.

M.H. Sí, en lugar de enfrentar nuestros problemas, buscamos excusas para evitarlos. Ante la crítica, la respuesta es: «Y tú más».

J.G. Aquí cada bando se aferra a lecturas idealizadas que ignoran los claroscuros, como el que retrata esta película. Por eso viene bien contar historias que nos ayuden a conocernos mejor. Entre tanto cine inane y de superhéroes, necesitamos más pelis como esta.

XL. ¿Qué lectura social hacen del dominio aplastante del cine de superhéroes en la taquilla?

M.H. Que la gente busca evasión. De ahí el éxito de las plataformas.

XL. Plataformas que lo lanzaron a usted al estrellato…

M.H. Desde luego, cada uno aprovecha sus oportunidades y yo he hecho cosas que son 'producto' puro. Porque las plataformas hablan hoy de 'producto' en lugar de decir películas y series; no buscan historias que hagan pensar, crear inquietudes... Netflix, Prime o HBO son como Burger King y McDonald's: sabes que sus hamburguesas no son gran cosa, pero son baratas, no hay que esperar y te comes más de las que sería razonable.

J.G. A mí se me abren las carnes al escuchar eso de 'producto'.

XL. Si las plataformas hablan de 'producto', ¿quién decide entonces los contenidos?

M.H. El departamento de marketing. No deben su éxito a la calidad de sus 'productos', sino a que nos los venden muy bien.

J.G. A mí me revienta que el dichoso algoritmo elija por ti. Nos empujan a consumir de forma desaforada. Y llega un momento en que te sientes vacío porque el 95 por ciento de esos 'productos' no te deja huella y empiezas a echar de menos sentir emociones.

M.H. Sí, vivimos en una sociedad cada vez más superficial. Lo refleja bien el auge de las redes sociales.

XL. Con 13,7 millones de seguidores en Instagram, saca usted bastante partido a esa superficialidad...

M.H. Es cierto, y por eso conozco bien cómo funcionan. Tengo compañeras y compañeros absorbidos. Estás con ellos, pero no están. Viven pendientes de subir cosas y de que la gente les dé su aprobación y les digan lo guapas y guapos que son y el talento que tienen. Y eso te crea una adicción.

XL. Entiendo que ya ha superado esa fase. ¿Cómo fue su proceso?

M.H. Primero, me volqué para aprovechar el tirón. Luego, sentí el estrés brutal, la adicción y el juicio constante por cada cosa que haces o dices. Después, intenté hacer pensar a mis seguidores con cuestiones sobre la sociedad y el mundo, hasta que, finalmente, me lo tomé como algo exclusivamente profesional.

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XL. Hábleme de lo de intentar hacer pensar a sus seguidores...

J.G. Sí, ¿cómo fue? Un éxito, ¿no? [carcajadas].

M.H. Pues mira, como a nadie le interesaba, pregunté si preferían mis fotos en las que muestro músculo o mis reflexiones. El 69 por ciento contestó: «Mejor fotos en pelotas».

J.G. 69... Un porcentaje muy apropiado [carcajadas].

M.H. Sí. Fue el día en que decidí tomármelo de otro modo.

XL. ¿Cómo lo gestiona ahora?

M.H. Una vez al mes subo una foto que les pueda agradar, solo para que la gente siga ahí. Y cuando una marca paga –si encaja conmigo– les subo algo. Lo uso para ganar un extra, punto.

XL. ¿Y no contribuye así a alimentar ese consumo desaforado del que hablaban?

M.H. A ver, yo no vivo de ello y subo cosas muy de vez en cuando. Soy muy consciente de cómo las marcas nos quieren hacer adictos al estímulo. Comprar algo nuevo cada vez más rápido te genera una ansiedad que no es natural.

XL. XLSemanal advertía hace semanas del aumento de intentos de suicidio entre los menores. En parte por el modo en que las redes sociales han cambiado el modo de relacionarnos...

M.H. Sí. Suicidios, depresión, ansiedad, trastornos alimentarios; todo tiene conexión con las redes, con no estar a la altura, con buscar la aprobación ajena...

J.G. Las redes nos devoran, nos deshumanizan, nos pervierten y nos quitan tiempo. Nos hemos olvidado de nosotros mismos y de lo que tenemos delante. La imagen de nuestro tiempo es gente compartiendo mesa y cada uno con su móvil. Queremos ser protagonistas de una película maravillosa y editamos nuestra propia vida para crear una imagen ideal que proyectar a los demás.

"Pregunté a mis seguidores si preferían fotos en las que mostrara músculo o mis reflexiones. El 69 por ciento dijo: 'Mejor en pelotas'''

Miguel Herrán

XL. Para terminar, ¿qué han aprendido gracias al cine?

M.H. A mí el cine me ha enseñado a pensar, a ser inquieto, a solucionar mis problemas, me ha dado autoestima, me ha enseñado a expresar mis sentimientos y emociones… Me ha dado una vida.

XL. ¿Y a usted, Javier?

J.G. Una vida también, claro, pero lo que más aprecio es el espíritu de grupo que caracteriza nuestra profesión. Yo no entiendo la figura de la estrella que se ve por encima del bien y del mal. He visto naufragar a muchos compañeros por creerse que brillaban sin ayuda de nadie. Es tu responsabilidad saber cómo se llama quien te peina a diario, el del atrezo, el conductor…

XL. ¿Muchos que se quejan de que la fama los despersonaliza, entonces, hacen lo mismo con los demás?

M.H. Totalmente. Y yo sé bien lo que implica que la gente te trate como si no fueras una persona. Lo sufro a diario. Cuando los demás no te respetan, te sientes una mierda.


Etiquetas: actores españoles