«Es el último Tour que verá el maillot del Euskaltel»

Mikel Nieve, que viene de serie con la piel pálida, está áun más transparente. Traslúcido. No le queda nada. Ha sido noveno en la etapa, es decimotercero en la general y luchará hoy por lograr el maillot de la montaña: Froome tiene 104 puntos, Rolland, uno menos; Nieve, 98; Quintana, 97, y Riblon, 93. Hoy esperan tres puertos de tercera, uno de segunda, otro de primera y la meta, Semnoz, de categoría especial. Un camión de puntos. Cualquiera de ellos puede agarrar la camiseta de lunares. Pero no es eso lo que le ocupa en la meta de Le Grand Bornand. Ha perdido la etapa que ya es de Rui Costa. Le duele.

Y cuando le preguntan, responde: «Mal, estoy mal. Sin fuerzas». Le cuesta hasta hablar. Y cuando le animan a pelear por el maillot de la montaña, suspira. Lo hará, con lo poco que le queda. Ha perdido hasta el color. «No he tenido mi día». A ver hoy.

Esperándole en el autobús del Euskaltel está Igor González de Galdeano, el mánager de un equipo que se despide del Tour. Bus naranja. Adiós a ese color en el futuro. «Es el último Tour con el maillot del Euskaltel-Euskadi». Galdeano sabe que su equipo se muere. «Esta vez no ha venido ninguno de nuestros patrocinadores a visitarnos durante el Tour». Síntoma. Da por echada la persiana.

Sin apoyo

La de hoy es la última etapa de montaña que disputará en el Tour el Euskaltel-Euskadi. «Las instituciones no han dado un paso y, por lo que veo, no lo van a dar», cree. Además, Galdeano está convencido de que Euskaltel ha tomado la decisión, definitiva, de dejar el equipo. «Si no hay proyecto económico, no puede haber proyecto deportivo», sentencia.

Pero confía en que esta ruptura no sea el final de la estructura deportiva del equipo. «Hay marcas que ven interesante este proyecto, que está consolidado, que es diferente. Están dispuestas a entrar. Pero tienen que dar el paso».

Eso espera: un patrocinador nuevo, de donde sea, que sostenga el proyecto. «Eso sí, será otra cosa, nada que ver con el conjunto actual», aclara. Adaptarse al cambio para sobrevivir, aunque sea con otra piel. La naranja, la que debutó en el Tour en 2011 con la victoria de Roberto Laiseka en Luz Ardiden, pisa hoy sus últimas montañas del Tour. Mañana se despedirá desde París. ¿Con Nieve en el podio vestido de lunares? «Ojalá».

Aunque, lo dice en voz baja, hay otra bala. Para hoy. La última. De Igor Antón. «Mira, sé que parece imposible. Y que lo lógico es que en Semnoz gane uno de los favoritos, pero Antón va a estar ahí. Va a más. Ha empezado a andar». Igor (Galdeano) espera a Igor (Antón).

Fallo en la escapada

El ciclista vizcaíno dejó ayer una cuenta pendiente con sus compañeros: no logró meterse en la fuga de la jornada, la que llegó a meta. «Y era él el que tenía que haber estado ahí», lamenta Igor González de Galdeano. Luego, se le vio a la par de los mejores del Tour. ¿Y no hubiera sido mejor reservarse para la etapa siguiente? «Sí, pero Igor es Igor. Y cuando se ve bien, se anima. No le puedes parar».

Eso le resta a la historia del Euskaltel-Euskadi en el Tour. El equipo de la marea naranja tiene hoy la esperanza de otro fogonazo de Antón y, «ojalá», ver mañana a Nieve en el podio de París como mejor escalador del Tour.

Después vendrá la metamorfosis. El Euskaltel dejará de ser lo que es. Está en el mercado. A la espera de que una nueva marca mantenga en marcha esta bicicleta. «Hay cosas. Las estamos moviendo. Hay gente interesada. Este es un equipo atractivo», vende Galdeano a dos días del final de una bella y emotiva historia del Tour.