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IRATXE ASTUI
Domingo, 16 de diciembre 2012, 03:48
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Los investigadores y amantes de la naturaleza tendrán que esperar hasta finales de la próxima primavera para poder disfrutar del avistamiento de cetáceos y aves marinas al abrigo del futuro observatorio de Matxitxako, en Bermeo. La Dirección de Biodiversidad y Participación Ambiental, con la coordinación de la oficina técnica de la Reserva de la Biosfera de Urdaibai, tenía previsto abrir el nuevo equipamiento este invierno, pero la inestabilidad del terreno ha impedido siquiera iniciar las obras.
«La aparición de material de relleno junto al faro nos ha obligado a realizar un nuevo examen técnico para determinar su firmeza y, en consecuencia, hemos tenido que modificar el proyecto inicial. Es por ello que se han retrasado las obras», explican desde el Ejecutivo autonómico. Los técnicos descubrieron depositado en el suelo sobre el que se asentará el futuro equipamiento material procedente de la propia construcción del faro.
«No contábamos con una base suficientemente firme como para completar el equipamiento tal y como estaba previsto, por lo que hemos tenido que redactar el estudio de apuntalamiento de la zona», aseguran. Este imprevisto también encarecerá la construcción del observatorio, cifrada inicialmente en 180.000 euros. Una vez iniciadas las obras, su plazo de ejecución será de unos cuatro meses.
El cabo Matxitxako de Bermeo, situado en el extremo más saliente de la costa vasca, es uno de los lugares predilectos tanto de científicos como de excursionistas para el estudio y la observación de aves marinas y cetáceos. Esta experiencia, sin embargo, se ve dificultada «sobre todo en invierno por el viento y la lluvia, por lo que veíamos necesario dotar de un lugar digno a esta actividad», explican.
Ventana al mar
El habitáculo se construirá anexo a la base del antiguo faro, junto a la torre de sirenas, a modo de basamento de la parte norte del mismo. Con una composición en planta de media luna, la construcción abrazará la base más septentrional de la señal marítima a través de una cubierta sustentada por pilares dispuestos a modo de ágora que observa al mar.
«Sin más protección que un peto de hormigón horadado y la cubrición, se prevé garantizar una situación privilegiada para los usuarios y visitantes del mismo y protegida de las inclemencias meteorológicas», detallan desde el Gobierno vasco. El cabo Matxitxako se localiza próximo a la plataforma continental, por lo que ofrece las condiciones óptimas para avistar desde tierra a mamíferos acuáticos como delfines y ballenas que «prácticamente permanecen todo el año por esas aguas, aunque para otear sus figuras hace falta tener un poco de paciencia», advierten los naturalistas.
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