La terapia biológica revoluciona el tratamiento de la artritis reumatoide

La artritis no es lo que era, ni muchísimo menos. Los nuevos tratamientos, más cercanos a la quimioterapia contra el cáncer que a los fármacos tradicionales, han revolucionado de tal modo la evolución de la enfermedad que los especialistas se plantean ofrecer a sus pacientes la posibilidad de suspender la medicación, al menos de manera temporal. La medida, de llevarse a la práctica, no beneficiará a todos los afectados, sino sólo a aquellos que han experimentado una mejoría más notable.

La noticia fue dada a conocer ayer por el presidente y el presidente de Honor de la Sociedad Española de Reumatología, Marcelo Calabozo y Eduardo Úcar, respectivamente, en la presentación del simposio nacional que sobre esta enfermedad se celebra hoy y mañana en el Palacio Euskalduna de Bilbao. Más de 400 reumatólogos analizarán en los próximos días los avances que se han logrado en el tratamiento de la enfermedad y la viabilidad de retirar la medicación a los pacientes que mejor han respondido a las llamadas terapias biológicas.

La artritis reumatoide está considerada como una de las más invalidantes enfermedades crónicas que se conocen. La inflamación en las articulaciones es sólo el síntoma más conocido de una patología que se manifiesta también por deformación en los huesos, dolor y dificultades para el movimiento; y que afecta no sólo a la salud física de la persona, sino a todo su ámbito de relaciones. Cuando se desata, su ataque no se limita a las articulaciones, sino que se va extendiendo a todo cuanto toca, especialmente las vísceras: los riñones, los ojos, los pulmones, el corazón. Es tan invalidantes que muchos enfermos acaban inmovilizados en silla de ruedas.

Aunque en la mayoría de las ocasiones no se detecta a tiempo -«los pacientes acaban dando vueltas por Atención Primaria, Traumatología, Medicina Interna...»-, asombra lo temprano que se desata la enfermedad. Los primeros síntomas surgen entre los 20 y 30 años y aún hoy se ignora la causa última de su origen. Los expertos saben que se debe a un fallo del sistema de defensas humano, pero sigue siendo un misterio por qué ocurre, cuál es el motivo por el que determinados mecanismos de las células se alteran y dejan de funcionar como debieran.

«Receten con prudencia»

Más de 500.000 personas sufren en Euskadi enfermedades del aparato locomotor, de las que se estima que unas 15.000 presentan artritis reumatoide. No todas están diagnosticadas, aunque sí la mayoría, que recibe fundamentalmente tratamientos convencionales. Logran ralentizar su avance y mejoran la calidad de vida del afectado.

El paso de gigante se dio con el cambio de siglo, cuando los servicios de Reumatología comenzaron a ofrecer a sus pacientes la terapia biológica, con fármacos derivados de células animales o humanas que, utilizados en un momento temprano de la enfermedad, logran paralizarla y «en algunos casos» también revertirla moderadamente. De ahí que los expertos se planteen su retirada paulatina y temporal a determinados pacientes.

Todavía no hay consenso y quizás no lo haya después de Bilbao. La terapia biológica tiene además otro problema añadido. Es muy cara. Su coste se cifra en unos 6.000 euros al año. La Sanidad vasca ha recomendado a los especialistas que la «receten con prudencia».