El culebrón de Ana

Como un culebrón mexicano. Así ha comenzado la nueva historia de amor de Ana Rodríguez. Dos años después de que dejase atrás tres décadas de matrimonio con José Bono, la empresaria se deja fotografiar de la mano de su nueva «ilusión». Con él compartía círculo de amigos y nada más. Y con él comparte ahora miradas cómplices y sonrisas de adolescente enamorado, y mucho más. Pero, ¿quién es él? Pues Ernesto Manrique, un alto directivo de una empresa de pañales de Toledo, nacido en México hace 47 años -tiene siete menos que Ana-, divorciado y con dos hijos. Lo que algunas llaman un buen partido. Y aquí empieza la telenovela. Porque Ernesto, de su mujer, separado estaba. Pero de la que no parecía haberse alejado tanto era de su novia -una tal María, de cuya existencia sabía Ana- cuando empezó a beber los vientos por la ex de Bono.

Solo hay que rebobinar hasta el 5 de agosto para entender la historia. Se celebraba en Marbella una de las galas más populares del verano, y Ernesto y María disfrutaban de la noche entre arrumacos. El verano no había hecho más que empezar, pero solo para él, porque su chica no podía acompañarle a Cancún para seguir sacándole partido a la época estival. Sí podía su amiga Ana y su hija Sofía, que había compartido colegio con sus niños en Toledo. Así que, todos para allí.

A la vuelta, nada hacía pensar a María lo que la estancia había dado de sí. Su vida junto a su chico siguió con normalidad... hasta que el teléfono de Ernesto sonó y Ana le contó que se publicaría una instantánea en la que salía de su brazo, la misma que pueden ver bajo estas líneas. Rompió con la que era su novia oficial alegando que no estaba preparado para una relación. Con ella, se entiende. Porque desde entonces no se ha separado de Rodríguez. Ya ni se ocultan ni se sueltan la mano ni cambian su semblante ante los flashes de los fotógrafos. Todo lo contrario, parecen haber hecho suya la frase de Isabel Pantoja: «dientes, dientes, que es lo que les j...».

Claro que, en cualquier culebrón que se precie, la historia no termina con un 'colorín colorado'. El momento álgido de la historia llega cuando la ex y la nueva novia se vuelven a ver las caras. Superada la etapa de 'romance secreto', Ana y Ernesto acudieron juntos a un evento en la Embajada de México donde -vaya por Dios- también se encontraba María. Como cualquier mujer a la que le han dejado con una pobre excusa, la ex se acercó en busca de explicaciones. Un 'numerito' que Rodríguez zanjó con un «no creo que sea el lugar adecuado para comentar estas cosas». A ella el lío, plin. «Estoy en un momento dulce de mi vida. Mi familia está estupenda, el trabajo me va fenomenal y miro el futuro con mucha alegría e ilusión», le contaba a '¡Hola!' esos mismos días.

El mosqueo de Bono

Solo faltaba la aparición estelar del ex de Ana. A José Bono, al parecer, no le ha hecho gracia el bombo mediático que se le ha dado al nuevo romance de la que fuera su mujer. No por el hecho de que rehaga su vida, sino por su falta de discreción -dicen que dio su beneplácito a la publicación de las fotos con Ernesto-. Aunque tampoco le agrada, cuentan en 'Vanitatis', la idea de que haya elegido justamente a Manrique, amigo de la familia desde hace años.

Es la primera vez que Ana se ve inmersa en un enredo amoroso como éste. Después de separarse del político socialista en 2010, solo en una ocasión se la había relacionado con un hombre. Fue en mayo, tras una entrevista en la que soltó «sí, hay alguien en mi corazón», y al verla visitando a Enrique Zamácola, ex de Carmen Lomana, se creyó que él era ese «alguien». Ahora nos queda la duda de saber a quién se refería Ana. El culebrón continuará.