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MARÍA JOSÉ CARRERO
Viernes, 13 de julio 2012, 10:00
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Esteve Martínez, de 38 años y vecino de Sant Joan de los Abadesses (Girona), y Joaquín Aguado, de 51 y jefe del Grupo Especial de Rescate en Altura (GERA) de los Bomberos de Madrid, se toparon ayer con la muerte y no pudieron esquivarla. Su dilatada experiencia en la alta montaña no evitó que dejaran la vida en el Mont Maudit, una cima de 4.465 metros en los Alpes franceses. Junto a ellos fallecieron otros siete montañeros, dos de nacionalidad suiza, dos alemanes y tres británicos. Además, otros doce sufrieron heridas. Y nueve más resultaron ilesos, pese a que al principio también se temió por ellos.
Los cuatro españoles que, hasta primeras horas de la tarde, estuvieron en paradero desconocido fueron hallados sanos y salvos. Fue la propia Maribel Moreno quien confirmó a sus familiares que tanto ella como su pareja, Francisco José, se encontraban en perfecto estado de salud. Los otros dos españoles, Guillem Ferrer y Toni Trilla, también fueron localizados. El primero, de 35 años, fue rescatado y trasladado a un hospital, y el segundo relató que se había quedado en un refugio porque tenía problemas en la pierna.
De los fallecidos, Esteve Martínez era socio de la Unión Excursionista de Sant Joan, municipio de Gerona. Tenía pareja y hacía unos años que se había mudado de Sant Vicente dels Horts (Barcelona). Se encargaba del mantenimiento de las carreteras de la Generalitat y, según cuentan en el pueblo, era «una persona muy activa y ayudaba a organizar muchas actividades deportivas. Le encantaba la escalada. Los vecinos están afectados porque era muy amable y querido por todos».
Joaquín Aguado, vecino de El Boalo (Madrid), estaba casado y tenía dos hijos. Desde hace tres años era el supervisor del GERA y jefe del parque de bomberos de Navacerrada. Había dormido el pasado miércoles en el refugio de Aiguille du Midi, en Chamonix, junto a otro compañero del servicio de extinción de incendios de Las Rozas. Este decidió no salir en la expedición, pero Aguado se unió a otro grupo del refugio que sí partió la pasada madrugada. La víctima se adelantó unos metros con otros montañeros, lo que hizo que el alud le pillara de lleno. «Es una gran pérdida porque era un hombre muy afable, muy abierto y muy buen compañero», lamentaron en el GERA.
Tres cordadas de alpinistas
Según la Gendarmería francesa, el accidente tuvo lugar poco después de las 05.00 hora local, en lo que ya es «la avalancha más mortífera» que ha conocido el macizo del Mont Blanca desde 2008. Entonces murieron tres alpinistas suizos, cuatro alemanes y el guía, de nacionalidad austríaca.
La tragedia de ayer se produjo en una de las vías de acceso a la cumbre. Según informó a las autoridades francesas uno de los montañeros ilesos, el que dio la voz de alarma, la salida tuvo lugar a primeras horas de la mañana desde un refugio. Fue al poco de comenzar el ascenso, en tres cordadas, cuando se produjo el alud que arrastró a gran parte de ellos. Al parecer, «la pisada de un escalador habría provocado que se desprendiera la placa de nieve de 40 centímetros de espesor», explicó el coronel François Bertrand.
Los montañeros se encontraban al comienzo una de las más populares ascensiones del macizo del Mont Blanc: la travesía de los 'cuatromiles'. Consiste en el encadenamiento de los tres más altos del lugar: Mont Blanc de Tacul, Mont Maudit y Mont Blanc. La ruta es recorrida cada verano por miles de aficionados, y es la tercera más frecuentada para alcanzar el techo de Europa occidental, con 4.810 metros.
El capitán Patrice Ribes, que dirigió las operaciones de rescate de ayer, detalló que los alpinistas que marchaban en el primer grupo quedaron sepultados por la nieve. Otros medios añadieron que la avalancha pudo haber roto los cordones que protegían las pendientes del Mont Maudit y arrastrar a las víctimas.
Zona «escarpada»
Pese a la magnitud de la tragedia, el alcalde de la localidad de Chamonix, Jean-Louis Verdier, consideró que no hay «más razones de las habituales para estar alarmados». Advirtió de que la zona es «escarpada» y con «grandes placas de hielo» que, en condiciones normales, ya suponen una amenaza. «Una avalancha puede ocurrir fácilmente», apuntó.
El pelotón de Gendarmería, situado al pie de la montaña, movilizó un gran dispositivo para encontrar al grupo del que no se tenía noticias, en el que había franceses, suizos, serbios y alemanes. Una treintena de socorristas, ayudados por perros y helicópteros, participaron en las tareas de rescate. La búsqueda se suspendió hacia las cuatro de la tarde debido al empeoramiento de las condiciones meteorológicas. Horas después, sin embargo, se pudo confirmar que todos los los alpinistas buscados estaban a salvo, de modo que los equipos de rescate dieron por finalizada su tarea ayer mismo.
El ministro francés del Interior, Manuel Valls, sobrevoló la zona para informarse de primera mano sobre la tragedia. Valls declinó avanzar hipótesis sobre el accidente. «La investigación ha comenzado bajo la responsabilidad de la Fiscalía, y corresponde a la Justicia esclarecer las circunstancias de lo ocurrido», comentó. El ministro señaló que las autoridades se habían puesto a disposición de las familias de las víctimas, que tenían previsto desplazarse a la zona, y para las que pidió respeto.
Sobre las condiciones para realizar excursiones en los próximos días en el Mont Blanc, uno de los lugares más visitados en Francia por los turistas, Valls evitó generar temor y confirmó que hay grupos de montañeros «como siempre» en está época del año.
A falta del informe pericial, todo apunta que el desprendimiento de hielo y nieve en la parte superior de la montaña fue consecuencia de las temperaturas más elevadas de lo habitual que se están registrando este verano en el arco alpino. Ninguno de los servicios meteorológicos de la región, considerados los más fiables del mundo, avisó del menor riesgo horas antes del accidente.
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