«El edificio volverá a nacer con la apertura del canal»
T. A.
Viernes, 27 de abril 2012, 04:14
La luz y la perspectiva forman parte de las terapias de la clínica de Zorrozaurre. «No creemos en las arquitecturas en franquicia», proclaman los autores del proyecto, Carlos Ferrater y Alfonso Casares. «Hemos creado un edificio para Bilbao y para este lugar que capta la luz, el aire y el ambiente de la ría». Su relación será mucho más estrecha cuando se ejecute la apertura del canal de Deusto, que transformará por completo el entorno. Los terrenos que ahora se utilizan como aparcamiento y para acoger eventos dejarán paso al agua, donde se reflejará la fachada de aluminio y vidrio. Otra mirada que ellos ya tienen en la cabeza, porque así lo vieron desde el principio. «Será como si el edificio volviera a nacer», dicen.
«Más que una clínica parece una universidad», comentaban algunos de los asistentes durante el acto inaugural. Los arquitectos tenían clara la idea de que «no iba a ser un hospital como todos». Buscaban «un espacio para las personas» con detalles de calidez y abundancia de luz, «que renueva las ganas de vivir». Para crear un ambiente «sosegado», todos los interiores se han pintado en tonos blancos y grises, con toques de azul -el color corporativo del IMQ- y de verde «esperanza» en Urgencias.
Su otra gran preocupación era diseñar un inmueble «eficiente desde el punto de vista funcional y energético». El bloque de hospitalización, con su perfil de polígono quebrado, alcanza 34,7 metros de altura, casi el doble que el resto del edificio. Los patios ayudan a organizar los espacios y en cada fase del proyecto se han adoptado medidas -cámara de aire en fachadas o paneles solares- para garantizar el ahorro energético. El resultado es un edificio «complejo» para sus autores que aspira a facilitar la vida del personal médico y los pacientes.
En la planta baja ya está lista la tienda, con peluches y muñecos del Athletic, y la cafetería, que ofrecerá medios menús para quien tenga prisa por volver con los suyos. Pese a lo llamativas que son las suites, que aprovechan las mejores vistas, para Ferrater lo más especial del inmueble son los patios, «que humanizan y permiten la ventilación cruzada». Elementos «muy mediterráneos que le sientan bien a Bilbao», concluye el arquitecto barcelonés.
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