Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
J. GÓMEZ PEÑA ENVIADO ESPECIAL
Domingo, 3 de julio 2011, 04:16
Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.
Compartir
Al entrar, Alberto Contador dobló el cuello. Cabizbajo. Sacó la lengua, seca, disecada por el esfuerzo y el disgusto. Y cuando se le arrimó el primer micrófono, lo apartó. Se le notaba acribillado. Ni siquiera había dado un relevo cuando se vio cortado, perdido. ...
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
La hora que separó a una madre y su hijo de morir juntos en Palencia
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.