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Beñat Intxausti, en la crono del País Vasco. :: EL CORREO
Intxausti quiere un maillot para Tondo
Tour

Intxausti quiere un maillot para Tondo

Luchará en su primer Tour por el 'jersey blanco' de mejor joven para dedicárselo al amigo fallecido

J. GÓMEZ PEÑA

Miércoles, 29 de junio 2011, 03:54

A finales de mayo, a Sierra Nevada aún le quedan laderas blancas del invierno, pero muchos de sus inquilinos sólo piensan en el verano, en julio, en el Tour. Andan por allí arriba ciclistas que duermen en altitud y, cada mañana, bajan a pedalear a Granada. Vida monacal: sudar, comer casi siempre lo mismo, descansar y repasar con el dedo índice el mapa de la ya cercana ronda gala. Eso hacían hasta el 23 de mayo Beñat Intxausti y Xavi Tondo, que compartían apartamento con la sierra en la ventana. Dos debutantes camino del Tour. Uno, el vizcaíno, joven y prometedor; otro, el catalán, veterano y por eso, aún con más ilusión. Un sueño que tarda tanto en llegar sabe mejor.

Juntos se preparaban hasta que esa mañana del día 23, cuando iban a salir del garaje para bajar a Granada y entrenarse, toda la mala suerte del mundo cayó como la hoja de una guillotina sobre Tondo: cuando iba a abrir el aparcamiento quedó atrapado entre esa puerta y la de su propio coche, que se deslizó hacia atrás. Murió en nada. Intxausti, que aún estaba dentro del 'Renault Space' y ajeno a la repentina tragedia, sólo tuvo tiempo para escuchar el sonido de la muerte. Tondo murió en sus brazos.

Ya no irán juntos al Tour. Intxausti lo correrá por los dos: «Disputaré el maillot blanco, el del mejor joven. Me gustaría dedicárselo a Xavi, que antes me morir me decía que puedo conseguirlo». Allí, en el edificio donde se quedó Tondo, el Tour que empezará este sábado hilaba muchas de sus conversaciones. «Xavi y yo estuvimos repasando la lista de mis posibles rivales para ese maillot blanco», recuerda el ciclista de Muxika. Hablaron de Kreuziger, de Rigoberto Urán... Intxausti va a su primera Grande Boucle con esa misión privada. A por un regalo para el amigo que le falta.

Esa pérdida le dejó tocado, hueco. «Estuve varios días sin entrenarme». Perdió parte del trabajo hecho. Ver irse así a un amigo, en un chasquido, lo relativiza todo. Intxausti no pudo hacer nada por Tondo. Nada se podía hacer. Fue el testigo involuntario de ese injusto final. Y luego vino el desasosiego. La opresión en el pecho. La pena. Honda. «Ir al funeral me vino bien. También me vino bien encontrarme allí con mis compañeros de equipo (Movistar). Allí me despedí de él», recuerda. Poco a poco empezó a salir de aquel maldito garaje. Del túnel. «Cogía la bici un par de días y luego la dejaba. Me tenía que bajar. No me apetecía hacer nada», comentó en 'El Diario Vasco'. «Durante muchos días sólo pensaba en lo que vi, en cómo puede suceder algo así. Ahora me viene a la memoria a ratos. ¿Olvidarlo? Olvidar no se olvida, pero tengo que tirar hacia delante».

Al Tour, la carrera desconocida de la que hablaba y no paraba Xavi Tondo. «Voy con respeto», repite Intxausti. Su equipo, el Movistar, el antiguo Banesto, forma parte de la historia del Tour. Delgado, Induráin, Pereiro... Los ganadores. Y del Movistar también son Lastras o Txente, maestros ciclistas. «Me gusta escuchar a los veteranos», dice Intxausti. «Te ayudan, te aportan su experiencia». Le hablan del calor de Francia en julio, de carreteras rugosas que agarran el tubular, de tensión, de rotondas, de público, de banderas...

La espina de la Vuelta

Intxausti nació en 1986, tarde para disfrutar de la 'era Induráin'. A tiempo para ver los Tours de Armstrong. «Lance me gustaba mucho. También Ullrich. Y Kloden. Y Mayo». Las tardes infantiles de julio eran para el Tour. Ver sin tocar. «Nunca fui a verlo. Me valía con la tele. Me chupaba las dos o tres horas de retransmisión y disfrutaba». En el Movistar le han mandado este año a correr carreras francesas. A palpar el escenario. «Son muy detallistas». El Tour intimida. E Intxausti acudirá con una duda: «Tengo la espina clavada de la última Vuelta a España. La preparé a conciencia y no salió nada bien. Quiero hacerlo bien en una grande y no me sale nunca». El Tour le medirá. ¿Tensión ante el bautizo francés? «Soy tranquilo. No me obsesiono».

En el pasado campeonato de España, disputado el domingo en Castellón, estuvo cerca de Contador y Rojas en el alto del Desierto de Las Palmas. Dio un paso adelante. Soltándose al fin de la tenaza que formaron dos puertas en aquel garaje. Del rojo de la sangre de su amigo al blanco del maillot que distingue al mejor joven del Tour. «No digo que vaya a ganarlo, pero sí a disputarlo». Lo tiene reservado.

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