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Durante el último partido en el Bernabéu. :: JUAN MEDINA/REUTERS
Cultos, elegantes, familiares y queridos por sus jugadores. Comparten hasta el nombre
SOCIEDAD

Cultos, elegantes, familiares y queridos por sus jugadores. Comparten hasta el nombre

JULIÁN MÉNDEZ

Miércoles, 20 de abril 2011, 05:24

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JOSÉ MOURINHO | Mou, la máscara Mi antipatía es una defensa». En las escasas ocasiones en que José Mario dos Santos Mourinho Félix accede a hablar sobre sí mismo, lo primero que deja claro es que Mou, el entrenador, es un personaje, una máscara, un guiñol armado para el banquillo, listo para el consumo inmediato de las cada vez más vociferantes turbas de los estadios. Las hinchadas rivales esperan al tipo hosco, prepotente, chulo, volcánico y malencarado que han prefabricado los tabloides y él les ofrece un producto recién horneado. No le importa.

«El problema es cuando alguien que me conoce habla mal de mí... Los otros tienen todo el derecho a insultarme. El fútbol me ha dado tantas cosas buenas que tiene todo el derecho a darme alguna mala», ha declarado el técnico portugués.

Hoy dejaremos de lado el mundo de la pizarra, las tácticas y 'La Biblia', como llama el muy católico Mourinho a sus informes sobre los equipos rivales, estudios que, encuadernados y ordenados, ocupan un archivador de su domicilio. Hoy vamos a presentar a un tipo chiflado por los perros (tuvo dos pastores, 'Gullit' y 'Rijkaard', bautizados así por la pasión que Mou profesa por el fútbol holandés), los trajes y los deportivos italianos. Un personaje que, en su primera rueda de prensa inglesa, se presentó como 'the special one', un tipo especial. No es raro. Si escriben Mourinho en Google, obtendrán 40.700.000 resultados. De Guardiola aparecen 17 millones de referencias. ¿Y de Zapatero? Pues apenas 22.900.000. En el Real Madrid cobra 10 millones de euros por temporada. ¿Especial?

El pasado mes de enero, cuando José Mourinho acudió a recoger a Zurich el Balón de Oro que la FIFA le concedió como mejor entrenador del año, vestía como un dandy de pelo cano: camisa levemente desabotonada, corbata gris grafito de nudo grande y un traje italiano de Brioni (7.000 puntadas, 440 manos y 22 horas de trabajo) que le proporcionaban el aspecto de un maduro galán. El jefe de la manada cuida los detalles. Todos los detalles. Sus éxitos se sustentan en la inteligencia emocional, en una personalidad arrolladora y en el talento para relacionarse con unos jugadores («me ocupo de la gestión de egos»), que le admiran y estarían dispuestos a matar por él. Defiende Mourinho que la autoridad más eficiente es la que surge de la admiración.

De Ferrari y botines

A diario viste el chandal Adidas, un diseño único con sus iniciales marcadas en el lado derecho o el traje que Pedro del Hierro, la marca del Grupo Cortefiel ha cortado para el Real Madrid. Eso sí, en el banquillo, siempre trajes grises con camisas negras o en tonos pizarra. Calza botines de ante, elegantes, pero con suelas de caucho para aislar a este tipo enteco del frío cemento del banquillo y de la humedad del césped.

Alguien se preguntará ¿es friolero Mourinho? Como casi siempre aparece con una bufanda gris al cuello... Puro marketing. La bufanda es de Armani, para quien Mou es una especie de modelo volante. ¿Y el reloj? También publicidad. En sus apariciones públicas Mou usa un gran y deportivo Tag Heuer Microtimer con correa de caucho, un modelo que ronda los 4.000 euros, aunque Mourinho prefiera las grandes complicaciones de la relojería suiza y francesa para su muñeca cuando abandona los estadios.

En Madrid el míster ha escogido un Audi A7 Sportback, un coupé negro de 5 puertas y 245 caballos, puesto por el patrocinador. Pero el hombre de mundo seducido por la dolce vita italiana tiene en el garaje de casa un Ferrari Scaglietti, diseño Pininfarina, bautizado en honor del artesano que ideó la carrocería del Testa Rossa, que suma 540 caballos y consume 20,7 litros a los cien. Su escudería se completa con un Mini y con un gran Cadilla para acomodar a la familia.

En Madrid, los Mourinho viven en la casa de Alejandro Sanz (20.000 euros de alquiler mensual), en La Finca (Pozuelo de Alarcón), considerada por algunos como la urbanización más exclusiva de Europa para nuevos ricos. Tiene por vecinos a Cristiano Ronaldo, Benzemá, Kaká (que pagó por un chalet gemelo al de su entrenador 7,2 millones de euros), Fernando Torres, Agüero, Guti y Raúl. Son 1.400 metros cuadrados construidos, obra del arquitecto Alfonzo Azqueta. El estudio A-cero se encargó del interiorismo.

Mourinho (Zé, en familia) está casado con Matilde Faria (Tami, «la mejor entrenadora del mundo, la que manda en casa»), a la que conoció con 14 años en Setúbal, donde pasaba los fines de semana. Es hija de un 'retornado', un comerciante que hizo fortuna en Angola y que retornó arruinado a Lisboa. Tienen dos hijos que estudian en el ASM, el Colegio Americano de Pozuelo, en la carretera de Aravaca. Se llaman Matilde y José. El crío juega en el Canillas, de portero, como su abuelo paterno.

Dicen que Cristiano Ronaldo sería la traslación de Mou al césped. Pero su auténtico mariscal de campo, quien reproduce sus órdenes allá abajo, es Ricardo Carvalho, otro portugués inquebrantable de hueso y pedernal.

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