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OCTAVIO IGEA
Lunes, 28 de febrero 2011, 13:18
Basauri inicia hoy una nueva era. La del 'fosterito'. Se inaugura Ariz, la primera parada del metro en la localidad. Una revolución para un municipio que llevaba casi 25 años esperando este día. Exactamente, desde el mismo momento en que el Gobierno vasco y luego la Diputación dijeron que construir el suburbano en Vizcaya era posible. Acariciando la llegada del nuevo servicio, los vecinos echan cuentas y miden ya las distancias en minutos y segundos.
Entre todos los cálculos, una referencia imprescindible: 9 minutos y 31 segundos. Ese es el tiempo que los 'nuevos' usuarios tardarán a partir de ahora en llegar desde Ariz a Abando, el corazón de la capital vizcaína. Este recorrido fue completado y cronometrado por EL CORREO la pasada semana en una visita de obra realizada junto a la alcaldesa de Basauri, Loly de Juan, y varios técnicos de Euskal Trenbide Sarea (ETS), sociedad pública responsable del proyecto. El viaje también sirvió para conocer las interioridades del nuevo trazado, una compleja extensión de las líneas 1 y 2 de Metro Bilbao. Los expertos coinciden: la excavación del tramo basauritarra ha sido el mayor reto constructivo al que jamás se había enfrentado el suburbano.
Una frase sintetiza lo vivido en las entrañas de Basauri durante tres años y dos meses. «Nos hemos encontrado las rocas más blandas y las más duras para horadar», explicaba Rafa Marcano, director de obra de ETS, desde la 'mezzanina' de Ariz, el tradicional vestíbulo diseñado por Norman Foster que comparten todas las estaciones del suburbano bilbaíno. En la parada basauritarra las similitudes con proyectos precedentes finalizan ahí, en el mismo momento en el que se pasa del andén a uno de los trenes que durante dos semanas han simulado los viajes que hoy se inician de forma oficial.
El cronómetro se pone en marcha aún en la caverna. «Lo ideal sería que las paradas se ubicasen por lo menos a 80 metros de profundidad, porque el material es más estable», detalla Marcano, pero el acceso queda cuatro veces más arriba para agilizar la entrada de viajeros y no disparar el gasto.
20 segundos
El tramo Ariz-Etxebarri tiene una longitud de 2,3 kilómetros que comienzan con un túnel de 790 metros en los que se traza una pronunciada curva. Es el rasgo más característico del recorrido, con permiso de las rocas que tantos quebraderos de cabeza han dado a los técnicos. Se avanza sobre el meandro de un antiguo río, una falla no activa donde prevalece una mezcla de arenisca y caliza. Rocas duras de roer. Por mucho que rozaran, las tuneladoras apenas progresaban y los retrasos empezaron a vislumbrarse nada más empezar el tajo. Abrir hueco requería maña y paciencia. «Todo el mundo quería conocer plazos, pero las excavaciones tienen un ritmo imprevisible. No puedes programar la velocidad a no ser que seas un descerebrado y tires para adelante sin pensar. Eso lo puedes hacer en un monte, pero no debajo de un barrio», advertían los expertos de ETS.
1 minuto, 10 segundos
Arriba y abajo, arriba y abajo. El recorrido abandona el centro urbano serpenteando entre pendientes sucesivas, inapreciables, de hasta el 5%, al límite de lo que un convoy de metro puede afrontar. En Basauri también han puesto a prueba el servicio como nunca en este sentido. A una velocidad de 60 kilómetros por hora se enfila una gran recta al superar los primeros mil metros del trazado. Aquí los análisis geológicos volvieron a hacer saltar las alarmas. «El cambio litológico es tremendo», advierte Rafa Marcano. El proyecto encontró su gran reto, un terreno arcilloso y acuoso que se derrumbaba continuamente. Nos encontramos bajo el área de Lapatza, en el límite con Etxebarri. «Hubo que reforzar la estructura, poner roca resistente donde no la había». En definitiva, crear un falso túnel de 200 metros que confirmó el retraso. Mientras en las obras que se realizaban paralelamente para llevar el metro hasta Portugalete se avanzaba más de seis metros por jornada, aquí apenas se perforaban 30 centímetros diarios.
«Los túneles son así. Si encuentras terreno blando son fáciles de excavar, pero difíciles de sostener; y si la roca es dura, se horada lentamente pero se afianza rápidamente», sentencian desde ETS. Ariz empieza a quedar atrás y ya se intuye la primera parada en el recorrido hacia Bilbao. El metro abandona las profundidades e inicia su tramo al aire libre: 1,3 kilómetros que engarzan definitivamente con Etxebarri. Las excavaciones aquí volvieron a la normalidad. La perforación pisó terreno archiconocido en la expansión del metro. Lutita calcárea, «la roca típica en medio Euskadi», no fue obstáculo en este caso.
2 minutos
La galería al aire libre, sobre la que un viaducto lanzará la futura Línea 5 que unirá la zona con Galdakao, acaba. Freno, reducción de velocidad. Llegada al andén de Etxebarri. Desde aquí, siete minutos y medio hasta Abando. Doce a San Mamés, unos veinte a Barakaldo y cuarenta a Sopelana. Unos plazos ínfimos para Basauri, un municipio al que en 1987 se incluyó en el trazado constructivo inicial del metro. Las obras no comenzaron hasta diciembre de 2007 y hace un año se anunciaba que las labores acumulaban 16 meses de retraso por las dichosas rocas. Tres turnos, 24 horas al día de trabajos, han ganado jornadas al calendario para subir a los basauritarras al suburbano. Hoy es el día.
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