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polémica ley antitabaco

«No vamos a delatarnos en el txoko por fumar»

«¿Quién va a impedir a cuatro amigos que se enciendan un puro echando la partida?», se cuestionan los socios Las sociedades gastronómicas «acatarán» la normativa antitabaco pero dudan de su efectividad

KOLDO DOMINGUEZ k.dominguez@diario-elcorreo.com

Jueves, 17 de febrero 2011, 10:37

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Acostumbrados a que el txoko sea una prolongación de su casa -cuando no su propio hogar-, los socios de las cerca de 1.500 sociedades gastronómicas vascas registradas por la Administración se despertaron ayer con el gesto torcido al conocer la noticia, adelantada por EL CORREO, de que el Ministerio de Sanidad incluye a estos locales entre los prohibidos para los fumadores. No sólo en los bares y restaurantes estará vetado el humo del tabaco. Los txokos son «espacios de uso público, lugares accesibles al público en general o lugares de uso colectivo, con independencia de su titularidad pública o privada (...), por lo que no está permitido fumar», aclara la Dirección General de Salud Pública en un informe oficial. Adiós, en principio, a los naipes acompañados por el puro o el pitillo después de la cena.

«Yo todavía estoy alucinando. ¿Prohibir fumar dentro de mi sociedad? Eso es rizar el rizo», protesta José Antonio Arberas, miembro de la agrupación Zapardiel y presidente de Boilur, la Federación de Sociedades Gastronómicas de Álava que agrupa a 80 entidades de todo el territorio. «¿Pues cómo nos va a parecer? Es una injerencia en toda regla en una propiedad privada», apostilla José Luis Sastre, presidente de Gure Txoko, el decano de Bilbao y que cuenta con 85 socios. «No nos va a quedar más remedio que acatar la ley, eso es seguro, pero ya cumplirla es otra cosa», advierte. Y se explica. «Si están cuatro socios echando la partida y todos quieren fumarse un puro, ¿por qué no lo van a hacer? ¿Quién se lo va a impedir? Ya te digo desde ahora que nadie va a delatar a un compañero por fumar», vaticina Sastre.

Su sentir, al igual que el del resto de txokos consultados por este periódico, va desde la indignación al desconcierto. «Aquí la entrada no es libre. Sólo accedemos los socios y las personas a las que invitamos. Tenemos unas reglas acordadas por nosotros y todos las respetamos. Somos amigos y vivimos con civismo y educación, sin que nadie de fuera nos diga lo que tenemos que hacer. Así que sobre este tema, cada sociedad decidirá en su asamblea», anota Arberas.

En Guipúzcoa, donde las sociedades gastronómicas son casi un asunto de Estado, la postura adoptada por el Ministerio de Sanidad -y ayer ratificada por el Gobierno vasco- «se veía venir». «Hace 20 días que Navarra decidió prohibir fumar en las sociedades populares esgrimiendo dos motivos: que se manipulan alimentos y que entra público. Ahí se abrió una brecha importante y, en mi opinión, era cuestión de tiempo que nos llegara a nosotros», explica José Ramón Mendizabal, tambor mayor y directivo de Gaztelubide, la más emblemática de las agrupaciones donostiarras. «Aquí no ha habido enfrentamientos por el tabaco y estamos muy tranquilos al respecto». Habla con conocimiento de causa. Mendizabal ha sido fumador, pero lleva más de un año sin probar un pitillo. «La ley puede beneficiarme, pero no me molesta estar en una cena con unos compañeros que fumen. No considero que me están atacando frontalmente ni que mi salud vaya a depender de ello».

Justos por pecadores

Todas las sociedades coinciden en este punto: «no hacía falta» legislar sobre un asunto que no causaba la más mínima polémica. Las reglas no escritas de los txokos eran muy claras: el fumador preguntaba si molestaba antes de encender el cigarro. Normalmente nadie decía nada pero, en caso contrario, salía a la calle. «Son conscientes de que pueden molestar y respetan al resto», señala Juantxu del Olmo, de la sociedad gastronómica Eskola Zaharra.

La sensación que tienen la mayor parte de los socios es que su inclusión en la ley antitabaco responde a la «necesidad de acallar la problemática abierta con el sector de la hostelería». «Hemos pagado justos por pecadores», reflexiona José Luis Sastre. De hecho, en algunos txokos ya se había notado que muchos fumadores habían 'emigrado' de los bares hasta sus sedes para poder compaginar el tabaco y la partida de cartas. «Teníamos el temor de convertirnos en un refugio de fumadores», confiesa Mendizabal desde Gaztelubide. «Pero esto sólo es un lugar de reunión de amigos que quieren disfrutar de la gastronomía».

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