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«La villa debe crecer con equilibrio», señala Ferrater. :: FERNANDO GÓMEZ
Carlos Ferrater | Arquitecto

«No lo basemos todo en edificios icono, también ha de haber barrio»

Visita la villa para hablar de la regeneración de Abandoibarra y seguir la marcha de sus proyectos en la plaza de Euskadi y Zorrozaurre

GUILLERMO ELEJBEITIA

Jueves, 20 de enero 2011, 03:33

Autor de dos bloques de viviendas en la plaza de Euskadi, del hospital que abre camino a la regeneración de Zorrozaurre y de uno de los proyectos presentados al concurso de Garellano, se podría decir que el arquitecto barcelonés Carlos Ferrater está viviendo un idilio con Bilbao. Ayer ofreció una conferencia en el Palacio Euskalduna ante 400 arquitectos e ingenieros industriales vizcaínos sobre los proyectos que tiene en marcha en la villa y sobre la regeneración de las márgenes de la ría.

-La transformación de Abandoibarra ¿se puede considerar modélica?

-Bilbao es de las ciudades que mejor ha entendido la regeneración urbana, la transformación de una ciudad industrial en una ciudad culta, de servicios, internacional y cosmopolita. Y la arquitectura contemporánea ha servido de 'leitmotiv' para esa reconversión.

-Esta es quizá una de las zonas con más obras de arquitectos de prestigio por kilómetro cuadrado del planeta&hellip

-Cierto, entre ellos amigos míos como Alvaro Siza, Luis Peña Lanchegui o Rafael Moneo, del que fui adjunto en la Universidad de Barcelona. La ciudad ha buscado tener arquitectos de prestigio, pero hoy en día trabajar en Bilbao también da prestigio a un arquitecto. Cuando nos preguntan dónde estamos haciendo obras para mí siempre es un honor decir que en Bilbao, más allá de mis raíces vizcaínas.

-Algunos critican que se haya tenido poco en cuenta el pasado industrial de Bilbao. ¿Qué opina?

-Creo que nosotros hemos intentado -si lo hemos logrado, o no, tendrán que decirlo los bilbaínos- entender la genealogía de Bilbao. Para nosotros no es lo mismo hacer una obra aquí, que en París, Venecia o Benidorm, e intentamos entroncar con su tradición cultural. El edificio de viviendas que estamos construyendo en la plaza de Euskadi pienso que es absolutamente bilbaíno: en la utilización de los metales, en las pletinas de canto que bajan en el porche, en esa finura que ha caracterizado la arquitectura industrial del hierro&hellip Es tan de aquí que no creo que pudiera estar en otra ciudad que no fuera Bilbao.

-¿Qué diferencia esos pisos de los que ha hecho en otras ciudades?

-También hemos construido viviendas de última generación en Barcelona y son más suaves, más mediterráneas. Este edificio está vinculado a la fuerza, la luz vizcaína. Quizá los pisos no tienen el corte típico de Bilbao, pero aportan algunas cosas pensadas teniendo en cuenta los hábitos de la ciudad. Por ejemplo, la cocina aquí tiene una importancia mayor dentro de la estructura del piso o en la distribución se diferencia la zona de día y la de noche.

-Su trayectoria ha estado muy ligada a Barcelona, pero ahora mismo tiene tres proyectos simultáneos en Bilbao. ¿Qué tienen en común ambas ciudades?

-Más allá de las connotaciones físicas del lugar, que son muy distintas, se parecen bastante. La cohesión social, la organización de la ciudad burguesa, la importancia que tiene la sociedad civil, me hace verlas muy semejantes. Las dos son ciudades periféricas y las dos tienen caracteres muy fuertes. En el aspecto social, que es en el que se fija un arquitecto, Bilbao y Barcelona tienen la misma genealogía.

«Los deberes hechos»

-Esos proyectos están en tres puntos clave para el futuro de la ciudad&hellip

-Las viviendas están en el nuevo centro de la ciudad, entre el Guggenheim y el Euskalduna, el hospital del IMQ es la primera piedra de ese nuevo polo de crecimiento que será Zorrozaurre y Garellano sería, si nos dejan hacer allí una pieza, como se nos dijo en el concurso, el tercer punto de un triángulo espléndido que supone la consolidación del nuevo Bilbao.

-¿Cómo ve el crecimiento de la ciudad en los próximos años?

-Yo supongo que afortunadamente la crisis -que ha sido mala sobre todo por su coste social- en algunos aspectos puede resultar positiva. Venimos de una época de crecimiento que parecía imparable. Las ciudades tienen periodos de gran expansión, después se estabilizan, y esos periodos sirven para la reflexión, para volver a leer la ciudad.

-¿Está mejor situada que otras para afrontar esa reflexión?

-Bilbao ha hecho muy bien los deberes, con el metro, el Guggenheim, pero también con ese trabajo diario de los arquitectos locales. Las urbes se distinguen por algunas piezas señaladas pero el tejido que conforma la ciudad es el tejido residencial y el espacio público, que aquí ha aprovechado muy bien la ría. Es una ciudad rica porque ha sabido tramar lo de toda la vida con lo contemporáneo. En ese aspecto, Bilbao es un paradigma.

-Para mantener ese estatus, ¿qué debería hacer la ciudad a partir de ahora?

-Yo diría que seguir creciendo con equilibrio. No lo basemos todo en edificios icono. Bilbao ya tiene el Guggenheim, que ha desatado las envidias de todo el mundo, el metro, el Euskalduna, la biblioteca de Moneo, el paraninfo de Siza, la torre Iberdrola&hellip No digo que no quepa alguno más, pero ya tiene suficientes y buenos edificios singulares. También ha de haber barrio, se ha de regenerar el Casco Viejo, dotarlo de modernidad, servicios, cables, toda la inteligencia que precisa una ciudad contemporánea. Saneando algunas viviendas obsoletas, pero aprovechando lo antiguo. Sin cantos de sirena.

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«No lo basemos todo en edificios icono, también ha de haber barrio»