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GUILLERMO ELEJABEITIA
Viernes, 14 de enero 2011, 14:20
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Falta poco más de un mes para que Basauri se suba al metro después de tres años de obras. Lo hará, de momento, en la estación de Ariz, una de las dos con las que contará el municipio. Allí los operarios trabajan a destajo para tener todo listo de cara a su inauguración, el próximo 28 de febrero. EL CORREO ha podido acceder al interior del suburbano para seguir la marcha de las obras y descubrir las complicaciones a las que han tenido que hacer frente.
La llegada del metro a Basauri ha supuesto uno de los mayores retos constructivos a los que se ha enfrentado el suburbano en sus quince años de historia. Las particularidades del terreno sobre los que se asienta el municipio, en una pequeña llanura fluvial surcada por meandros, han complicado y ralentizado el proceso de excavación, que arrancó en diciembre de 2007. A la extensión del tramo construido -uno de los más largos adjudicados por Eusko Trenbide Sarea- se unieron al empezar los trabajos la desigual geología del lugar y una orografía con fuertes desniveles.
Los sondeos previos ya evidenciaron que la construcción iba a ser lenta y difícil. Mientras que la mayor parte del trazado del metro se asienta en terrenos calizos, sobre los que resulta más fácil excavar, al encontrar materiales menos conocidos hubo que realizar una intensa labor de investigación geotécnica antes de empezar a tunelar, con el fin de evitar riesgos.
Los análisis pusieron de manifiesto que el tramo entre las estaciones de Ariz y Basauri se sitúa sobre una falla no activa, en la que se mezclan terrenos muy duros de arenisca con otros blandos de paleovaguada. Según explica el director de obra, Rafael Marcano, «la excavación en roca es relativamente sencilla, pero al encontrarnos terrenos blandos hay que crear roca donde no existe». El sistema utilizado se denomina 'jet grouting' y consiste, a grandes rasgos, en la aplicación de inyecciones de cemento en pozos de hasta 15 metros, desde los que afianzar la estructura del túnel.
Los desniveles de la localidad añadieron un problema, pues el trazado del metro debe alcanzar las zonas más pobladas al tiempo que trata de evitar los terrenos más inestables. El resultado es que si la construcción del metro avanzaba en otros casos a razón de 200 metros al mes, en Basauri lo ha hecho a una velocidad diez veces menor. «El tramo más complicado medía solo 200 metros y tardó un año en excavarse», detallan desde el departamento de Transportes.
Un mes de pruebas
La lentitud de las obras obligó a habilitar un tercer turno de trabajo en horario nocturno. Además de para cumplir con los plazos establecidos, el trabajo nocturno se hizo necesario por las características del sistema de excavación, que no permitía abandonar las labores mientras no se afianzara el tramo excavado durante el día. Sin embargo el refuerzo de las obras levantó algunas protestas entre los vecinos, molestos por el ruido de las perforadoras. «El nivel de ruido no superaba necesariamente los 50 decibelios permitidos, pero era continuo y bastante molesto», reconocen desde Eusko Trenbide Sarea.
Pero los arduos trabajos de tunelación han terminado y al suburbano sólo le queda ultimar algunos detalles antes de su estreno. Tanto la estación de Ariz, como la denominada Basauri -que estará operativa en otoño- responden a la misma tipología diseñada por el arquitecto británico Norman Foster. A falta de instalar las máquinas expendedoras y canceladoras, los trabajos se concentran ahora en los accesos. Ariz tendrá bocas de metro en las calles Nagusia y Valencia, además de un ascensor en la calle León. Ayer algunos trabajadores se afanaban en rematar la instalación de escaleras mecánicas, luminarias y sistemas de videovigilancia.
El siguiente paso será someter las instalaciones a un intenso programa de pruebas que arrancará a finales de este mes. El primer test será el de gálibos, en el que una unidad recorrerá el trazado para comprobar la altura de las catenarias o el ancho de las aceras. Estos vehículos alcanzarán los 80 kilómetros por hora, muy cerca de la velocidad real de los trenes, para asegurarse de que con las oscilaciones del tren no se produce ningún roce.
Después será el turno de los trenes, que durante quince o veinte días harán pruebas de señalización o ensayarán las paradas en la terminal. El objetivo es que todo funcione como es debido para el próximo 28 de febrero, cuando Basauri estrene por todo lo alto su primera estación de metro.
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