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AINHOA DE LAS HERAS
Domingo, 14 de noviembre 2010, 03:48
Muchos vascos con primera o segunda residencia en Cantabria esperan como agua de mayo los anunciados carriles reversibles en la A-8. Un poco antes de mayo, para la próxima Semana Santa, que cae a finales de abril, podrían ser ya una realidad. O al menos es la intención del consejero vasco de Interior, Rodolfo Ares, de quien depende la Dirección de Tráfico del Gobierno vasco. Ares anunció en una reciente comparecencia sobre el presupuesto de su área para el próximo año en el Parlamento de Vitoria, que pretendía habilitar el carril doble para esa fecha, que coincide con una gran afluencia de tráfico.
Consiste en abrir la mediana en un punto de la autopista para dar paso a los vehículos y que circulen por el sentido contrario, y persigue reducir los atascos que se generan hacia y desde Cantabria, sobre todo en los éxodos vacacionales y los viernes y domingos. De esta forma, la carretera pasaría, en los tramos más estrechos, de dos carriles en sentido Cantabria o hacia Bilbao, a tres. Fuentes de Interior aseguran que antes de Navidad podría estar definido ya el punto de la A-8 donde se establecería el carril reversible, y la distancia del mismo.
Tráfico «desequilibrado»
Aunque parece una medida sencilla de poner en práctica, no lo es en absoluto. De hecho, la iniciativa, acordada con la Subdelegación de Tráfico de Cantabria y prevista para el pasado verano, tuvo que retrasarse porque las simulaciones realizadas por ordenador no convencían a los responsables de Tráfico. Para que los automovilistas no corran peligro, el tramo habilitado en el sentido contrario debe estar bien señalizado con conos y paneles informativos y los vehículos deben circular con las luces de cruce encendidas y reducir la velocidad.
Otra de las condiciones necesarias para que tenga éxito pasa por que el tráfico en ambos sentidos esté «desequilibrado», porque si no, en lugar de convertirse en una solución, provocaría un nuevo embotellamiento, según explicó en una entrevista a este periódico la directora de Tráfico del Gobierno vasco, Amparo López. Así, en las 'operaciones salida', cuando el mayor volumen de tráfico confluye hacia Cantabria, se ocuparía el carril en sentido Bilbao, y en el retorno, viceversa.
Un día normal, los accesos a Castro Urdiales, por ejemplo, absorben una intensidad media de 25.000 vehículos, cifra que en las operaciones especiales de tráfico se dispara. La coordinación con la comunidad vecina se hace obligada, ya que el carril reversible ha de adentrarse en territorio cántabro; de lo contrario, si se agotara en la frontera, no solucionaría el colapso.
La nueva fórmula antiatasco implica a la Ertzaintza, cuyos agentes de Tráfico tendrán que regular la circulación en un primer momento, pero sobre todo a los trabajadores de Obras Públicas de la Diputación, encargados de colocar los conos. En otros lugares como Madrid o Barcelona, esta medida se utiliza de forma rutinaria, por lo que desde el Departamento de Interior confían en que, con el tiempo, los operarios instalen las señales con más agilidad y que los usuarios de la vía, acostumbrados a que los fines de semana y en las operaciones especiales de tráfico haya un carril reversible, conduzcan con más precaución.
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