«Zapatero tiene un discurso oficial sobre pacificación y otro extraoficial»
«Hemos puesto un tesoro en manos de un Gobierno incapaz de gestionarlo», advierte sobre el acuerdo para desarrollar el Estatuto Josu Erkoreka Portavoz del PNV en el Congreso
OLATZ BARRIUSO
Domingo, 14 de noviembre 2010, 03:50
El acuerdo presupuestario en Madrid con José Luis Rodríguez Zapatero ha dado más brillo si cabe a la estrella de Josu Erkoreka (Bermeo, 1960), que, sin embargo, niega que el pacto haya sido mérito suyo. Es un político poco dado a salirse del carril, pero a la vez de verbo locuaz y afilado. Como cuando habla de los distintos discursos del presidente del Gobierno sobre el espinoso asunto de la pacificación.
- ¿El año y medio de estabilidad que han concedido a Zapatero servirá para alcanzar la paz?
- Sería un error afrontar este período con excesivo optimismo. La izquierda abertzale tiene que recorrer un camino que solo ella puede hacer. Para eso es mejor un escenario de estabilidad institucional que uno agitado y convulso. Hemos contribuido a garantizarlo en la esperanza de que si se producen los pasos que se tienen que producir tengan un marco para fructificar. Con toda la cautela del mundo, porque no depende de nosotros.
- ¿Ve posible que el Gobierno se implique en otro proceso?
- Depende de lo que entendamos por proceso. Si consideramos que la paz tiene que ser fruto de una decisión unilateral de ETA de abandonar las armas de forma definitiva e irreversible o de un desmarque también inequívoco de la violencia por parte de la izquierda abertzale estaríamos en un escenario completamente distinto. Pero si alguien piensa que es posible generar un espacio de negociación con la izquierda abertzale con contenidos políticos que se olvide de esa hipótesis. Un proceso de paz en esas condiciones no se va a dar en este año y medio ni en el futuro.
- Porque ya fracasó en Loyola.
- Eso ya se ha explorado. No creo que quien tiene las riendas esté por la labor de reiniciar un proceso similar.
- ¿Y de hacer gestos con los presos, como pidió Eguiguren?
- En ese terreno ya se están haciendo cosas con un respaldo político amplísimo. La política penitenciaria no tiene que ser un instrumento de presión sino de distensión. Pero lo que se hace es premiar a los buenos y castigar a los malos.
- ¿Es factible el cese de ETA?
- Prefiero no especular. Me parece un juego muy peligroso. Está claro lo que tienen que hacer y, mientras no lo hagan, saben que van a contar con el rechazo absoluto y la incomprensión de la sociedad vasca.
- Otegi ha ratificado su apuesta por las vías políticas. ¿Puede ser que Batasuna se mueva más rápido de lo esperado?
- O da ETA los pasos o los da la izquierda abertzale, que en el primer caso podría ahorrárselos. Cualquier planteamiento como los que hace Currin de la mesa de partidos se puede llevar a cabo pero siempre después de que quede claro que ETA o la izquierda abertzale han dado los pasos que tienen que dar. Lo contrario sería reeditar experiencias que se han acreditado como frustradas.
- En ese caso, ¿no sería suficiente con el Parlamento?
- No puedo concebir una desaparición definitiva de la violencia que no desemboque en un panorama en que todas las opciones políticas del país puedan participar en las elecciones y en las instituciones libremente. Llámesele mesa de partidos o llámesele foro parlamentario.
- ¿La paz debe llevar implícito un cambio en el estatus político de Euskadi, como sugiere Currin?
- El problema de fondo consiste precisamente en eso, en considerar que ETA tiene que vendernos su desaparición a cambio de una modificación en el estatus político que dé satisfacción a sus reivindicaciones históricas. El problema está en que alguien pueda considerar que ETA tiene un papel encomendado de garante y supervisor del devenir político, como si las fuerzas democráticas no fuéramos lo suficientemente maduras. ETA tiene que desaparecer y no tiene que pasar nada.
- ¿Cuál es para usted el verdadero Zapatero, el que dice que los pasos de la izquierda abertzale no serán en balde o el que se acoge a la 'doctrina Rubalcaba' de bombas o votos?
- ¿Y por qué supone usted que tiene que ser solo uno de ellos? Creo que Zapatero está en los dos y prefiero no tener que decir más. Zapatero es el que se manifiesta a través de las dos vías y en ambas declaraciones está Zapatero.
- Ahora predomina el discurso más duro.
- (Pausa). El discurso oficial prevalente es ése. Lo cual no quiere decir que no haya uno extraoficial, que no es el prevalente pero que también es real.
- ¿Se ha comprometido Zapatero con el PNV a algo concreto en el terreno de la paz?
- A analizar y acordar conjuntamente las decisiones que se adopten.
- ¿Es política ficción pensar en una ruptura del pacto PSE-PP como consecuencia de la actitud de Zapatero en este terreno?
- Cuenta con un blindaje férreo. Para que se rompiera tendría que presentársele al PP una ocasión electoral inmejorable en la que la denuncia de la deslealtad del PSE le resultara más rentable que la venta de una posición de entrega generosa en la defensa del Santo Grial en Euskadi. Mientras el PP siga considerando que mantener a ultranza el proyecto que comparte con el PSE le resulta más rentable que romperlo, subsistirá. Pero puede bascular hacia el otro lado.
- ¿Sería impensable entonces que el PNV pudiera sostener a López por el bien mayor de la paz?
- Habría que ver la situación. Pero lo primero que haríamos valer son nuestros 30 escaños.
- Hablando de López, ¿el acuerdo PNV-Zapatero le ha dejado tan tocado como esperaban?
- Le ayuda a poder mejorar notablemente su gestión. Si se echa un vistazo al Presupuesto se puede ver que en un contexto gris, decadente y mortecino solo destacan con cierto brillo las políticas activas de empleo. Otra cosa es que no tenga un Gobierno capaz de sacar chispas a un favor que le hemos hecho.
- ¿Un favor?
- Claro. Hemos puesto en su mano instrumentos novedosos, herramientas que no tiene ninguna otra comunidad autónoma, que él o no podía o no quería asumir. Hemos puesto un tesoro en manos de un Gobierno incapaz de gestionarlo.
- Pero si ni siquiera han llegado las transferencias.
- Baso mi convicción en año y medio de legislatura. El balance, en resumen, es que el Gobierno se refugia en alharacas muy mediáticas para dar una impresión de cambio radical y lanzar mensajes estimulantes a la ciudadanía pero la realidad de la gestión, si se repasan uno a uno los departamentos, es que todos tienen problemas gordos.
Las órdenes de Basagoiti
- ¿Han esperado a tener amarrado el pacto en Madrid para lanzar toda la artillería contra López?
- Lo que nosotros planteamos a Zapatero no es distinto a lo que Iñigo Urkullu planteó a López en la reunión que tuvieron en mayo. El calendario de desarrollo estatutario y, en su caso, de reforma una vez concluido el proceso de transferencias, que formaba parte, además, del programa electoral del lehendakari, se lo planteó el presidente de mi partido sin obtener respuesta. Y luego Zapatero lo aceptó, aunque de reformas es verdad que no hablamos. Eso dice muy poco del compromiso de López con el autogobierno y tiene una explicación muy clara: está ahí puesto por el PP y ve la realidad a través de los ojos del PP. En materia de autogobierno es más receptivo el Gobierno central que el vasco.
- Admita que lo sucedido no responde tanto a la debilidad de López como a la necesidad de Zapatero.
- Pero el acuerdo con Zapatero se abre a partir de septiembre. Y nosotros ya en enero planteamos al Gobierno vasco una estrategia que podían haber impulsado con la implicación de los socialistas vascos. Pero el PSE prefirió no contestar y quedarse cómodo con las órdenes de Basagoiti.
- ¿Temen que el probable triunfo de CiU en Cataluña amenace su papel en la escena nacional?
- Nunca hemos reivindicado una pretensión de monopolio en Madrid, más bien todo lo contrario. No nos inquieta en absoluto que CiU, con la que, además, tenemos un trato de hermandad, retome una dinámica de entendimiento con el Gobierno central y recupere un papel más relevante.
- ¿Qué le pasa por la cabeza cuando Ibarretxe felicita al grupo vasco en Madrid por su acuerdo pero recuerda que el debate del futuro es el de la identidad?
- No veo contradicción entre una cosa y la otra. Me parece una reflexión bien encaminada que básicamente comparto. El primer paso que hay que dar para reivindicar el derecho a decidir es garantizar el cumplimiento de lo ya decidido. El acuerdo presupuestario también está en la línea de garantizar las decisiones del pueblo vasco.
-¿Y a partir de ahí?
- Lo que me preocupa es que se cumpla este acuerdo, si quiere volvemos a hablar el año que viene sobre el nuevo horizonte. Vamos a centrarnos en lo que tenemos entre manos. Si soñamos demasiado y perdemos el pie a lo mejor nos tropezamos y nos caemos. Como decía Silvio Rodríguez, conviene no perder de vista el horizonte, pero tener los ojos puestos en el andar.
- ¿Comparte con Ibarretxe que otro lehendakari irá a Madrid a defender lo mismo que él defendió?
- Si Patxi López cumpliera lo prometido en su programa electoral de promover una reforma estatutaria, él mismo tendría que ir a Madrid. Pensar que el autogobierno vasco se va a agotar en lo que hay y que las instituciones vascas no van a plantear una profundización del autogobierno es estar soñando.
- ¿Ese lehendakari podría ser usted?
- Por ahora me conformo como portavoz del grupo parlamentario en Madrid con defender las iniciativas que puedan venir del Parlamento vasco de la mano del lehendakari que sea.
- ¿Es consciente de que su nombre nunca se cae de las quinielas?
- ¿Nunca se cae?
-Si me dice lo contrario...
- Si nunca se cae, qué vertigo. (Risas). En serio, estamos en lo que estamos. Y si viene algún lehendakari a defender una reforma estatutaria tendré el honor de participar en nombre de mi grupo y fijar nuestra posición.
- O sea, que se autodescarta.
- Es que por ahora me conformo con lo que hay.
- ¿El acuerdo con Zapatero no ha reforzado su proyección interna?
- No, en absoluto. Es un error pensar que sea un logro personal mío. Es un logro colectivo de un equipo muy coherente y serio.
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