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La vicepresidenta económica, Elena Salgado. :: EFE
¿Es posible aparcar la crisis en un año y medio?
ECONOMÍA

¿Es posible aparcar la crisis en un año y medio?

La creación de empleo, vital para visualizar una mejora, será modesta incluso con las previsiones más optimistas Zapatero afronta serias dificultades para darle la vuelta a la economía antes de las elecciones

MANU ALVAREZ m.alvarez@diario-elcorreo.com

Domingo, 24 de octubre 2010, 04:21

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El prestigioso semanario 'The Economist' se pregunta si aún pueden irle peor las cosas a la economía española y, con ello, a José Luis Rodríguez Zapatero. La conclusión a la que llega, y que coincide en términos generales con el mínimo común denominador de lo que piensan los expertos en España, es que no es fácil que la coyuntura pueda empeorar, pero tampoco que estemos ante el escenario de un cambio drástico. El objetivo planteado por el presidente del Gobierno de darle la vuelta a las encuestas en apenas un año y medio, antes de las elecciones generales de marzo de 2012, puede chocar por tanto con algo tan inmanejable como el Producto Interior Bruto (PIB); o, lo que es peor, con la vertiente más dolorosa de la crisis: la alta tasa de paro.

«Para poder intuir lo que puede suceder en 2011 es importante ver lo que sucede en la recta final de 2010», opina Luis de Guindos, ex secretario de Estado de Economía con el PP y hoy ligado a la firma PricewaterhouseCoopers. «Los últimos datos que tenemos no son buenos y apuntan a una desaceleración. Por ello, la previsión realizada por el Gobierno, que estima un crecimiento del PIB del 1,3% para el próximo año, resulta muy difícil de alcanzar». Así las cosas, el panorama económico -con las negativas consecuencias que tiene una crisis en la percepción que tienen los ciudadanos sobre su Ejecutivo- no sólo se presenta sombrío para Zapatero en el horizonte de unas elecciones generales en 2012, sino incluso a corto plazo. La vicepresidenta para Asuntos Económicos, Elena Salgado, ya ha admitido que si en los próximos meses las cosas no marchan por la senda esperada, habrá que aplicar un nuevo programa de recorte de gastos. Un tijeretazo que se sumaría al ajuste de 55.000 millones de euros anunciado a finales del pasado mayo. «Y esto -advierte De Guindos- es una pescadilla que se muerde la cola. Si la actividad no crece habrá más déficit, ello obligaría a un recorte del gasto y a corto plazo eso también influye en un menor crecimiento de la economía».

Sin tiempo material

Incluso, las propias cifras esbozadas por el Gobierno en sus Presupuestos para 2011, aunque han sido consideradas como fruto de un exceso de optimismo, distan mucho de respaldar la convicción del presidente de que hay tiempo para darle la vuelta a la economía española en apenas año y medio. El escenario que ha dibujado el Ejecutivo prevé cerrar 2011 con casi 4,5 millones de parados, apenas 100.000 menos de los que habrá al finalizar el actual ejercicio.

¿Puede un país tener la sensación de que las cosas comienzan a ir bien cuando su tasa de paro supera el 19%? Sólo el propio Zapatero parece confiar en un escenario como ese. Milagros García Crespo, ex consejera de Economía del Gobierno vasco con el PSE y catedrática emérita de la UPV, no confía en algo así. «Es previsible que la economía esté algo mejor que ahora, pero me parece más sensato aceptar la idea de que vamos a tener que convivir con un crecimiento muy lento», opina. «Aunque hacer previsiones es hacer autos de fe, yo creo que esta situación de crecimiento débil se va a mantener durante mucho tiempo, quizá seis o siete años. Existe, además, en las crisis un periodo en el que, a pesar de que se registra una pequeña recuperación de la actividad, esto no se traduce exactamente en un aumento del empleo. Es ese punto en el que las empresas tratan de ganar competitividad y aprovechar mejor los recursos que tienen», añade la también ex presidenta del Tribunal Vasco de Cuentas y de su homólogo español. «Ahora bien, si efectivamente se produce una recuperación de la demanda, el descenso del paro no tardará en llegar».

Todo parece haberse puesto en contra del presidente del Gobierno. Incluso sus colegas europeos Angela Merkel y Nicolas Sarkozy han obviado el calendario electoral de España y no han dudado en forzarle a apretarse el cinturón del gasto e, incluso, a lanzarle por el precipicio de las reformas estructurales en un momento especialmente delicado. Hasta la UE ha jugado en su contra al aceptar las tesis de ambos mandatarios e imponer un ritmo de reducción del déficit especialmente doloroso. «¿Por que tenía que ser 2013 el año en el que se alcance un déficit del 3%? Sinceramente -opina García Crespo- no habría pasado nada grave si se hubiesen tomado las cosas con un poco más de calma y se hubieran mantenido mayores estímulos a la economía hasta, por ejemplo, 2015».

Y ahora, las pensiones

La trayectoria de aquí a las elecciones generales está llena de peligros. Parece claro que la previsión de recuperación modesta puede quedarse en 'ultramodesta'. Además, sobre la mesa del remodelado Ejecutivo socialista esperan ya algunas 'patatas calientes'. La más delicada, la que le ha costado a Sarkozy que sus conciudadanos rememoren las protestas del Mayo del 68, es la reforma del sistema de pensiones. Zapatero quiere blindarse en esa operación garantizando que se hará mediante un amplio consenso; pero -no hay que olvidarlo- también intentó una maniobra parecida con la nueva regulación del mercado de trabajo, que derivó en la rebelión de los sindicatos y la primera huelga general durante su mandato. De Guindos cree, sin embargo, que «España no es Francia, aquí incluso ha fracasado la huelga general», y que Zapatero podrá superar la prueba si la aborda de forma sensata.

«Los gobiernos están obligados a asegurar que las cosas van a ir mejor, aunque no estén muy convencidos de ello», apunta el portavoz económico del PNV en el Congreso, Pedro Azpiazu. «El cambio de Gabinete le puede permitir al presidente evitar el hundimiento al que parecía condenado -las encuestas sitúan al PSOE entre 12 y 14,5 puntos por debajo del PP-, aunque a partir de ahora tendrá que dar respuesta a otros asuntos que requieren solución. La reforma del mercado laboral no acaba de cuajar en una mejora del empleo; la reordenación de las cajas de ahorros todavía está a medio camino, pero parece como si se quisiera ocultar; y en materia de energía está todo por hacer».

Mirando a Europa

Pero incluso aunque todo eso lo resuelva Zapatero con matrícula de honor, apenas si habrá avanzado unos cuantos pasos en el largo camino de salida de l túnel. La fotografía de España en esta crisis, tras algo más de una década de crecimiento acelerado, es la de un corredor de fondo exhausto, con claros síntomas de desnutrición y algunas afecciones serias en órganos vitales. La construcción inmobiliaria no sólo se ha venido abajo, sino que en la explosión de la burbuja ha dejado maltrecha la capacidad de endeudamiento del país, ha elevado la tasa de paro por encima del 20% y ha extendido la desconfianza entre la población, que ha decidido refugiarse en el ahorro para evitar la tormenta.

Así las cosas, todos los expertos coinciden en señalar que Zapatero -más bien, España- depende ahora más que nunca de lo que suceda en Europa. En especial, en Francia y Alemania, nuestros principales clientes. Pero esos países atraviesan también sus problemas y van a aplicar duros recortes en el gasto público el próximo año, lo que hace prever que sus tasas de crecimiento tampoco serán elevadas. «Depender del sector exterior -opina Azpiazu- no es algo que en estos momentos genere mucha confianza».

Hay quien recuerda que Felipe González fue capaz de ganar unas elecciones generales, las de 1993, con una tasa de paro que rozaba el 24%, pero está catalogado como un golpe de suerte. «No se lo creía ni él», recuerda García Crespo. Hoy, sin embargo, el deterioro de la imagen de Zapatero parece más vinculado a su errática singladura que a la crisis económica, que es un problema generalizado en medio mundo. «Lo que sucede -ironiza Luis de Guindos- es que durante mucho tiempo le ha estado diciendo al país que era hincha de la Real Sociedad y ahora se ha descubierto como seguidor del Athletic de Bilbao. Y eso pasa factura».

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