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Ramón Jáuregui, con la cartera ministerial, se dirige, ayer, a La Moncloa. :: EFE
«Pasan cosas en la izquierda abertzale que el Gobierno no puede dejar de lado»
Ramón Jáuregui | Ministro de Presidencia

«Pasan cosas en la izquierda abertzale que el Gobierno no puede dejar de lado»

Asegura que no variará la política antiterrorista del Ejecutivo, aunque dice tener la esperanza de que el entorno de ETA le «arrastre» a su final

OLATZ BARRIUSO OLATZ BARRIUSO o.barriuso@diario-elcorreo.com

Miércoles, 10 de noviembre 2010, 14:43

Atiende a EL CORREO apenas unos minutos después de su primer consejo de ministros. Rezuma felicidad, aunque es consciente de las dificultades de estar en un Gobierno en plena crisis económica y cuando las encuestas dan una holgada ventaja al PP. «En año y medio pueden cambiar muchas cosas», advierte. Reconoce que el Gabinete socialista está muy atento a los movimientos de la izquierda abertzale y ETA y que, aunque no va a variar la estrategia antiterrorista, negar los cambios «sería una irresponsabilidad». En su opinión, el Ejecutivo no puede «dejar de lado» esta nueva situación.

- Durante su toma de posesión habló de dejarse la vida en el empeño, ¿requerirá tanto esfuerzo dar la vuelta a las encuestas?

- Hay que creer en la remontada. El país tiene una situación muy difícil, como casi todos los de Europa, con un desgaste político notable para los gobiernos. Pero un año y medio es mucho y la oposición es débil, con un liderazgo bastante romo. El PP ha incurrido en una estrategia doblemente errónea por colocar como objeto principal de su crítica al presidente del Gobierno y por eludir una política de corresponsabilidad con la crisis. El PP se ha quedado muy al margen de cualquier consenso esperando que la crisis acabe con el Ejecutivo.

- ¿Es mala estrategia?

- Les va a pasar factura. El centro sociológico español va a culpar al principal partido de la oposición de no asumir su cuota de responsabilidad. En toda Europa se están haciendo reformas como la de las pensiones, ajustes económicos, reestructuración de determinados sectores... y en la mayoría con grandes consensos, algo que en España no está sucediendo.

- Se le ha presentado a usted y a Rubalcaba como un gran equipo, ¿también para la paz en Euskadi?

- Nosotros tendremos, sobre todo el vicepresidente y ministro del Interior, una relación directa con todo lo que es el proceso de paz. Él y el presidente lo llevan en su conjunto, pero no hay un objetivo concreto. El asunto está sobre la mesa porque están sucediendo cosas, porque estamos avanzando muchísimo en la desarticulación de la banda y porque, además, con más fuerza que nunca, la izquierda abertzale y sectores importantes de ETA han llegado a la conclusión de que continuar con la violencia contamina la causa que la motivó. Eso es más fuerte que nada.

- Zapatero ha dicho que esos movimientos «no serán en balde».

-Están ocurriendo cosas y negarlo sería absurdo, una irresponsabilidad. Pero tampoco tenemos la certeza de que eso vaya a cuajar ni en el corto ni en el medio plazo. No se sabe ni cómo ni cuándo ETA echará la persiana, pero hemos entrado en una fase de final que requiere prudencia, inteligencia y mucho consenso. Sin olvidar que hemos llegado a esto porque hemos estado unidos y los diferentes gobiernos han hecho un trabajo en estos diez años.

- ¿Hay ganas de arriesgarse por la paz en Euskadi o la política antiterrorista va a ser la misma?

- La política es la misma. La convicción de que son ellos quienes tienen que darnos el cese definitivo, irreversible y unilateral es inequívoca. No contemplamos otro escenario que el de que ETA ponga fin a la violencia. Pero somos conscientes de que están sucediendo cosas. Todo lo que rodea a ETA, desde las cárceles hasta sus expresiones políticas y entornos humanos, están reclamando el fin de la violencia. Es algo que no podemos dejar de lado, sin cambiar la estrategia. Debemos ver esta evolución en la esperanza de que sea capaz de arrastrar a ETA al fin de la violencia. Sería la primera vez porque siempre ha ocurrido al revés, pero creemos que ese entorno puede convencer a quienes están en la caverna de que es imprescindible dejarlo. El Gobierno no puede ser ajeno a esto.

- ¿Podría ser la legislatura del final definitivo de ETA?

- Es demasiado apresurado. No creo que las cosas vayan tan rápido. De aquí a 2012 no creo que tengamos una noticia definitiva. Será más complejo, más difícil y más largo.

Pacto con los nacionalistas

- El PNV ha saludado su nombramiento porque usted conoce bien el autogobierno. ¿Zapatero le ha nombrado para ayudar en la relación con los nacionalistas?

- Tengo, como ministro de la Presidencia y junto al vicepresidente Rubalcaba, el encargo de hacer un seguimiento del proceso legislativo y de los acuerdos con PNV y Coalición Canaria. Queremos tener una relación cordial con el PNV porque ha hecho un esfuerzo de corresponsabilidad con la economía del país y con el Gobierno. Somos conscientes de los roces que en algunos momentos ha producido eso con el Ejecutivo del lehendakari, pero Patxi López ha asumido una postura muy inteligente: ser el lehendakari de todos los vascos y aprovechar lo que tiene de bueno ese acuerdo para Euskadi.

- Se dice que su designación también trata de aplacar los recelos que el acuerdo con el PNV han podido suscitar en el PSE.

- Del PSE no he recibido más que parabienes y abrazos. Me llamaron en la mañana del miércoles el lehendakari Patxi López, el consejero Rodolfo Ares y el portavoz José Antonio Pastor. Y luego, viejos amigos como Pilar Unzalu, Javier Rojo, gente de Vitoria como María Teresa (Fernández Barahona)... No sé hasta qué punto ha influido mi condición de socialista vasco en el nombramiento, pero creo que es mi trayectoria y mis capacidades las que me han traído hasta aquí. Queremos que la relación sea muy leal y respetuosa con el PNV, pero no haré nada que perjudique o que pueda ir en contra de un Ejecutivo vasco en el que tengo depositadas enormes esperanzas.

- ¿No sale tocado el lehendakari del pacto PSOE-PNV?

- No. Estas cosas duran poco. Además el lehendakari se ha colocado en una posición muy inteligente, la de protagonizar los avances. El Partido Socialista no puede competir con un partido nacionalista en determinados aspectos, y lo digo mirando al PSC. Muchos tenemos claro que no es necesario competir con el PNV en materias como el desarrollo del Estatuto. Es mucho más inteligente convertirte en el gestor de las competencias, en ser el lehendakari de una comunidad muy moderna económicamente, muy bien situada en la competitividad y en la generación del empleo. Y ser el lehendakari moderno, normalizador, el del bienestar.

- El acuerdo con el PNV requiere la negociación de materias sensibles como la Seguridad Social, ¿prevé ahí dificultades graves?

- Debemos seguir dialogando y ese diálogo constatará concepciones que quizá no sea fácil de consensuar. El diálogo pueda ayudarnos pero no ofrece una solución clara.

- ¿Cómo hay que valorar que la necesidad política sea la que lleve a completar el Estatuto?

- La política es el fruto del pragmatismo y la realidad. El PNV se ha colocado en una posición inteligente, pero tampoco ha sacado los pies del tiesto. Ha hecho una negociación hábil, con enorme protagonismo, pero con un pragmatismo notable. Los acuerdos suscritos entran dentro de una interpretación flexible de la Constitución, pero dentro de ella.

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