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MANU ALVAREZ
Sábado, 18 de septiembre 2010, 11:19
La drástica reducción de ingresos experimentada por las haciendas vascas y la escasa contención del gasto público en la comunidad han dejado huella. Euskadi ya no lidera el ranking nacional de salud financiera de las autonomías y, aunque sus niveles de deuda se mantienen todavía en valores manejables, tanto en términos absolutos como relativos, el deterioro es palpable. Según los datos que dio a conocer ayer el Banco de España, la comunidad vasca ha aumentado su deuda pública en 2.557 millones de euros en los últimos doce meses, hasta 3.925 millones, lo que ha supuesto triplicar la cifra registrada a finales de junio de 2009, de 'solo' 1.368.
Al margen de las cifras absolutas, los expertos vigilan siempre los niveles de deuda en función de la riqueza que se genera en el entorno. Es en ese examen donde el País Vasco ha perdido su posición de alumno aventajado de la clase. Si hace un año la financiación ajena en manos del Ejecutivo vasco representaba tan sólo el 3,8% del PIB, en estos momentos se sitúa ya en el 6%. Ahora, la posición de privilegio en el mapa de las comunidades más saneadas lo ocupa el Gobierno regional de Cantabria, con una tasa de tan sólo el 5%, seguido por Asturias, con el 5,7%.
El presupuesto aprobado por el Gobierno vasco para el conjunto del año 2010, que admitía un déficit ligeramente superior a los 2.000 millones de euros, va a suponer un deterioro adicional. El Ejecutivo que preside el lehendakari López aún tiene pendientes emisiones de deuda pública y formalizaciones de créditos por un importe cercano a los 800 millones de euros.
La tendencia, aunque algo más acusada, es similar a la que han seguido el conjunto de las administraciones públicas. La suma total de las deudas que el Estado, las comunidades y los ayuntamientos españoles tenían a finales del pasado junio asciende a 598.768 millones de euros, lo que supone el 56,7% del Producto Interior Bruto. Es la tasa más alta desde el año 2000. En el caso de las autonomías esta cifra ascendía a 104.083 millones de euros, lo que representa el 9,8% del PIB.
Deberes por hacer
Perder el liderazgo en el pelotón no significa, ni mucho menos, estar desahuciado. Más bien al contrario, el equilibrio patrimonial de las cuentas públicas vascas puede resultar envidiable. En especial para aquellas autonomías a las que la crisis les pilló con los deberes a medio hacer y un endeudamiento ya de por sí elevado, que se ha agravado de forma inevitable en los últimos dos años. El caso más evidente es el de Valencia, que continúa sin encontrar una venda para contener la hemorragia en la ecuación entre ingresos y gastos: su tasa de endeudamiento ha escalado ya hasta el 16%, 2,4 puntos más que a finales del primer semestre del pasado año. El segundo lugar en la lista de cuentas públicas con más agujeros corresponde a Cataluña, con el 14,7% en relación al PIB, y la tercera a Baleares, con el 14,5%. De cada 100 euros que deben las autonomías, 27,6 corresponden a Cataluña; 15,6 a Valencia; 12 a Madrid; 11 a Andalucía, mientras que el resto se reparte entre las demás comunidades.
Es la crisis
El lehendakari anunció el pasado jueves en el 'Foro Liderazgo Euskadi', copatrocinado por EL CORREO, que los Presupuestos para el próximo año serán «austeros». Es la consecuencia no sólo de la crisis, sino también de los compromisos de control sobre el déficit público impuestos por la Unión Europea a España y que el Gobierno central se ha encargado de aplicar también a las comunidades. Pese a ello, las primeras estimaciones realizadas por el Ejecutivo vasco sobre las cuentas de 2011 sitúan las necesidades de financiación externa en torno a los 1.000 millones de euros. La cifra final no se conocerá hasta finales de octubre, cuando el gabinete de López apruebe su proyecto de Cuentas y sólo después de que a mediados de ese mismo mes el Ejecutivo y las diputaciones forales hagan proyección sobre los ingresos fiscales que obtendrán el próximo ejercicio.
Reducir el endeudamiento no es, por el momento, una de las prioridades del consejero de Hacienda del Gobierno vasco, Carlos Aguirre, quien se muestra más partidario de mantener el estímulo público a una economía aún maltrecha. Recientemente, Aguirre apuntó que si, como parece, los ingresos de este año superan lo que se había presupuestado, el excedente no se destinará a reducir el endeudamiento sino «a impulsar la actividad».
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