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POLÍTICA

Inquietud en el PNV por la sucesión de escándalos que le salpican en Álava

Ortuzar niega que el partido haya pedido espiar a políticos y empresarios y el ABB denuncia una «campaña de acoso»

A. SANTOS |

Sábado, 10 de julio 2010, 15:07

Inquietud en el PNV. La revelación de un nuevo escándalo que salpica a dirigentes jeltzales ha removido las estructuras de Sabin Etxea, cuyos dirigentes reconocen en privado que existe una «profunda preocupación» por la repercusión de las investigaciones judiciales que se mantienen abiertas y afectan, sobre todo, al partido en Álava. Con unas elecciones municipales y forales a la vuelta de la esquina, la dirección peneuvista teme los efectos que puede tener sobre el electorado la vinculación de altos cargos nacionalistas con supuestas tramas de espionaje o presuntas redes de blanqueo de capitales, cohecho y tráfico de influencias.

La formación de Iñigo Urkullu tiene aún fresca la experiencia de Guipúzcoa hace tres años, cuando el fraude de la Hacienda de Irún y las irregularidades en las declaraciones de Patrimonio de Jon Jauregi -que tuvo que dimitir como candidato a la Diputación- se vieron reflejadas en un importante varapalo en las urnas. Aquellos episodios convirtieron al PSE en la primera fuerza de la provincia.

Ahora la historia parece repetirse, con Álava en el foco de la mayoría de investigaciones judiciales. El miedo a tropezar con la misma piedra se ha ido incrementando con el paso de los meses. Primero reventó el 'caso De Miguel', con ocho miembros del partido imputados por corrupción, entre ellos un diputado foral alavés y el 'número dos' del Araba buru batzar. Después se destaparon las pesquisas en torno a un posible 'robo' de datos de los ordenadores del actual Gobierno vasco, dirigido por el PSE, en el que aparece como principal implicado Antton Zubiaurre, ex alcalde de Mendaro y ex alto cargo de Industria durante el mandato como lehendakari de Juan José Ibarretxe.

El último escalofrío para la dirección del PNV llegó ayer con la revelación de que el 'caso De Miguel' ha propiciado una pieza separada en el juzgado de instrucción número 4 de Vitoria. Las pesquisas se centran en Aitor Tellería, uno de los imputados en la trama de blanqueo de dinero en torno al parque tecnológico de Miñano y ex 'número dos' del ABB, y en, al menos, dos agentes de la Ertzaintza. Los policías habrían elaborado, al parecer, informes sobre la vida particular de significadas personalidades de la esfera política y económica de Álava, documentos que obraban en poder de ese dirigente peneuvista.

Todo ello mantiene agitadas las estructuras de poder del PNV. Siempre en privado, significados dirigentes reconocen su preocupación. La mayoría de las miradas se ciernen sobre el presidente del Araba buru batzar, Iñaki Gerenabarrena, al que se cuestiona la gestión que ha realizado del partido en los últimos años. Están convencidos de que el burukide podría haber evitado los dos escándalos que afectan a miembros de su círculo más cercano en la estructura de la formación. Entienden que, si sospechaba de oscuros tejemanejes, «debió actuar de inmediato», y que si, por el contrario, no tenía «ni idea», debería haber abandonado su cargo. Y, en este contexto, han surgido voces que exigen el relevo del presidente de los jeltzales alaveses porque la situación es «insostenible». Algunos dirigentes, buena parte vizcaínos, han planteado la posibilidad de aprovechar el momento para colocar al frente del PNV en Álava a alguien con un perfil «algo más moderado» que Gerenabarrena, alineado desde hace años con el ala más soberanista, en sintonía con las tesis que pregona Joseba Egibar.

La dirección peneuvista mantiene, sin embargo, en público un discurso bastante diferente. Todas las referencias a estos casos desvinculan al partido de cualquier ilegalidad y ciñen las presuntas irregularidades a comportamientos individuales de militantes que han actuado a espaldas de Sabin Etxea. Y como mecanismo de reacción ante las críticas se subraya la política de «tolerancia cero» hacia quienes lleven a cabo prácticas corruptas. Así lo ha aplicado el propio Iñigo Urkullu al forzar la dimisión de los implicados en el 'caso De Miguel'.

«Rodarán cabezas»

Fuentes cercanas al EBB reforzaron ayer esta idea en conversaciones con EL CORREO. Sobre el supuesto espionaje a personalidades alavesas advierten que se trata de una investigación en fase inicial. ¿Y si se demuestra que los informes fueron encargados por dirigentes del PNV? «Entonces rodarán cabezas», confesaba taxativo un burukide.

En una línea similar se manifestaron ante los periodistas el presidente del partido en Vizcaya, Andoni Ortuzar, y el diputado general de Álava, Xabier Agirre. Ortuzar negó que su formación haya encargado informes sobre políticos y empresarios. «El PNV -subrayó- no se dedica a espiar a nadie, nadie espía por cuenta del PNV». Agirre, por su parte, se mostró convencido de que las pesquisas judiciales tienen como objetivo «desgastar» a su formación, por lo que auguró nuevas revelaciones que darán para confeccionar «una novela por entregas». «Quizá hay intereses para que se alargue todo hasta los próximos comicios municipales y forales», señaló antes de vincular esos intereses a la esfera «política, que no mediática».

Un matiz que chocó con el criterio del ABB que dirige Gerenabarrena. Mediante una nota de prensa, el Araba buru batzar negó el espionaje y vinculó la revelación de la instrucción a una «campaña de acoso» de «determinados medios de comunicación». «Estos medios -prosigue el comunicado- intentan ligar las siglas EAJ-PNV a actividades investigadas en los juzgados. Así, lo que debieran ser garantías constitucionales se están convirtiendo en la mejor herramienta para intentar extender la sospecha».

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