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Floyd Landis junto a Lance Armstrong, durante el Tour de 2004. :: AP
Landis libera su veneno
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Landis libera su veneno

Detalla sus prácticas dopantes mientras corrió junto a Armstrong

J. GÓMEZ PEÑA

Domingo, 4 de julio 2010, 04:41

La venganza suele ser una de las mejores fuentes de información. Floyd Landis, gregario de Armstrong entre 2001 y 2004, dio positivo por testosterona en el Tour que ganó, el de 2006. Fue sancionado y tachado. Se arruinó entre abogados y juicios. Y cuando regresó a la competición, en 2008, vio que era un maldito. Nadie le quería. Tampoco Armstrong, que le negó un hueco en su equipo. Este año, el Tour de California tampoco invitó a Landis, que se sintió vetado por Armstrong.

Más arrinconado que nunca, comenzó a enviar correos electrónicos a la agencia antidopaje estadounidense y a la Unión Ciclista Internacional. Directos a la credibilidad de Armstrong, al que acusa detalladamente de hacer trampa de manera sistemática. El siete veces ganador del Tour lo niega: «Las palabras de Landis son como una botella de leche amarga. Tomas un trago y ya sabes cómo es el resto». Palabra contra palabra.

La última entrega de las acusaciones de Landis apareció ayer publicada en el 'Wall Street Journal'. Es un relato amplio, repleto de escenas como la del 12 de julio de 2004, en Saint Leonard de Noblat, el pueblo de Poulidor y también el lugar donde descansó aquel año el Tour.

Landis habla de una habitación de hotel. Cerrada. Vigilada por auxiliares del equipo, que retiraron el extractor de humo y taparon con plásticos las salidas del aire acondicionado. Eran precauciones por si había cámaras ocultas. Landis confiesa haber recibido allí una transfusión sanguínea, un método dopante, prohibido. Y dice que vio hacer lo mismo a otros corredores, entre ellos al propio Armstrong.

En ese mismo Tour, y siempre en la versión de Landis, hubo otra transfusión. Fue durante un traslado en autobús por los Alpes. Mediado un puerto, el chófer detuvo el vehículo. Bajó y simuló reparar una avería durante una hora. Arriba, en el bus, los corredores recibían medio litro de sangre. Armstrong lo hizo tumbado en el suelo. Sangre fresca. Oxígeno. Fuerza para afrontar lo que quedaba de ronda francesa.

Según el 'Wall Street Journal', otros tres ex corredores del US Postal corroboran la existencia de dopaje de equipo en la formación americana. Aunque sólo cita a uno de ellos: Chad Gerlach. Las autoridades estadounidenses investigan el asunto. Lo han puesto en manos de Jeff Novitzky, el agente que destripó el 'caso Balco', la tumba deportiva de Marion Jones.

Recuerdos en el US Postal

La narración de Landis en el periódico yanqui es cronológica. Comienza en 2001, cuando ficha por el US Postal. Habla de la primera concentración del equipo, en Austin, la ciudad de Armstrong. Describe un viaje en coche, en un 'Chevrolet', con otros miembros de la escuadra. Armstrong conducía. Sin parar en los semáforos rojos. Directos hasta el 'Yellow Rose', la 'Rosa Amarilla', un local de striptease.

Landis recuerda que cuatro de las chicas hicieron luego un show privado para algunos corredores. Y que corrió la cocaína. Él venía de una comunidad ultrarreligiosa, sin luz en las casas. «Esa noche vi que una cosa era la imagen que yo tenía del equipo y otra la realidad», explica.

Se adaptó rápido. Dice que aprendió que el dopaje era parte de su trabajo. En 2002 y tras el Dauphiné, Johan Bruyneel, director del equipo, le habló de «algo» para acelerar la recuperación. Los parches de testosterona. «Había que ponérselos en el estómago dos de cada tres noches». Según Landis, fue Armstrong el que le proporcionó 20 parches, envueltos en papel de aluminio. Tener más fuerza daba más dinero y, además, «confiaba en la gente» que se lo ofrecía.

De 2003 es el relato del frigorífico de Arsmtrong en su casa de Girona, donde se almacenaban la bolsasde sangre a utilizar en el Tour. Landis vigilaba que un corte de luz no echara a perder el tesoro rojo. Y de 2004 data la conversación en la que Armstrong le habla de los riesgos de recurrir a la EPO, ya detectable. Por eso habían vuelto con fuerza las transfusiones, aún invisibles en los controles.

Ese año, Landis aumentó tanto su nivel que quiso rivalizar con Armstrong. Pidió los mismos medios. Las mismas bicicletas. Y cuando protestó ante el fabricante de bicis Trek, supo que el equipo vendía 60 de ellas para recaudar fondos destinados al abastecimiento de productos dopantes.

Armstrong, que ayer comenzó su último Tour, lo niega todo: «El artículo del 'Wall Street Journal' está lleno de falsas acusaciones y de las mismas viejas noticias de Floyd Landis, una persona con credibilidad cero que se retracta mañana de lo que jura hoy». El artículo se titula 'Hermanos de sangre'. Continuará.

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