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FERNANDO ITURRIBARRÍA CORRESPONSAL
Martes, 27 de abril 2010, 12:25
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Exámenes forenses complementarios practicados la semana pasada al cadáver de Jon Anza han confirmado que la muerte hace un año del militante de ETA en un hospital de Toulouse obedeció a causas naturales. «Las nuevas constataciones sobre el cuerpo no ponen en cuestión las conclusiones de la autopsia», declaró a este periódico una fuente de la investigación.
Las pruebas periciales adicionales fueron realizadas el miércoles último en las instalaciones del instituto-médico legal de Rangueil (Toulouse) por orden de la juez Myriam Viargues, instructora del caso. La magistrada atendió una petición a tal efecto por parte de familiares del difunto, que se han personado como parte civil en la causa. «No se trató de una nueva autopsia ni de una contra-autopsia», puntualizó la citada fuente oficial.
Allegados de Anza habían anunciado su intención de solicitar la práctica de exámenes complementarios como radiografías de huesos menores o el estudio de coagulaciones sanguíneas detectadas en el cadáver. Las autoridades francesas no autorizaron la presencia de un médico designado por la familia en la autopsia realizada el pasado 15 de marzo por el profesor Daniel Rouget, director del Instituto de Medicina Legal de Toulouse, en la cámara mortuoria del servicio de tanatología judicial de Rangueil.
Las conclusiones definitivas de la necropsia confirmaron el diagnóstico preliminar de un colapso polivisceral neurológico, cardíaco y pulmonar como causa de la muerte. El tumor cerebral que padecía Anza, un craneofaringioma del que se acababa de operar por segunda vez, había generado metástasis en los órganos vitales. El examen forense y el historial clínico avalan un deceso ligado a un estado de salud degradado dada la ausencia de lesiones, fracturas y hemorragias internas.
El ex preso de ETA apareció inconsciente, víctima de una parada cardio-respiratoria, la medianoche del 29 de abril de 2009 en la terraza de un céntrico restaurante de la cadena Hippopotamus, en el bulevar de Estrasburgo de Toulouse. Los servicios asistenciales constataron la presencia de restos sanguíneos en la boca que, según un informe de los médicos de urgencias, corresponden a vómitos de sangre ingerida, testimonio de una úlcera y no de una hemorragia interna.
Anza falleció a los 47 años de edad el pasado 11 de mayo en el hospital Purpan de Toulouse sin haber recuperado el conocimiento al cabo de diez días de cuidados intensivos en una unidad de reanimación. La repatriación del cadáver, conservado desde mediados de marzo en el depósito de Rangueil, dependía de la práctica de las pruebas forenses complementarias.
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