Efrén posa junto a dos cascos en un rincón de Bilbao. :: JORDI ALEMANY
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El talento se sirve en plato frío

Al de Rekalde le ha costado tres años aprender para estar entre los mejores Efrén Vázquez | Piloto

J. P. M.

Lunes, 12 de abril 2010, 04:46

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En la estantería de cristal que preside el centro del salón de su casa, donde aglutina la mayor parte de reconocimientos y trofeos cosechados a lo largo de su carrera, hacía tiempo que no había movimiento. El último que se colocó fue el del Campeonato de España logrado hace un par de años. Desde entonces no había hecho falta hacer muchos más huecos. Basta echarle un vistazo para comprobar que, desde que comenzó a competir con ocho años, Efrén Vázquez respiraba gasolina por todos sus poros. Le viene de familia. Colecciona un buen puñado de títulos de Vizcaya y de Euskadi de minimotos, modalidad en la que fue tercero en el Nacional. Lo que muy pocos saben es el esfuerzo que ha supuesto conseguirlo. En 2004, Alberto Puig le seleccionó entre 300 aspirantes para la Movistar Junior Cup. Su trayectoria era la correcta pero, tras un cuarto puesto en el Nacional con dos podios incluidos en 2005, un año más tarde se fracturó la clavícula y muchas de sus opciones a seguir dentro del motociclismo se fueron al traste.

Como buen seguidor de la saga de 'Rocky', el piloto de Rekalde aprendió entonces a encajar golpes. No sólo los físicos al verse descabalgado de la moto, sino también en los despachos. Quería seguir pero necesitaba un patrocinador que le apoyara. Su futuro ya no dependía de él. Ya no era sólo abrir gas en cada curva y jugarse el tipo en un adelantamiento. Concienzudo, Efrén buscó. Hasta que el destino quiso que se cruzara en su camino Herri Torrontegui. De repente, el semáforo en rojo comenzó otra vez la cuenta atrás, y según se apagaban cada una de las luces el vizcaíno adivinó otra vez la recta de salida con claridad.

Un rayo de luz

Debutó en el Mundial en 2007 en Donintong Park sobre una moto del 'cuarto de litro'. Le quedaba grande, pero fue el primer paso para conocer de cerca cómo se las gastan en la élite. La siguiente temporada corrió en 125cc. Así comenzó su preparación para el combate decisivo. Como hiciera 'Rocky'. Esto iba en serio y eran pesos pesados. El gato Isidoro, al que tanto cariño tiene desde que su abuelo le regalara un muñeco del felino cuando tenía dos años, volvió a sonreír sobre su casco.

Han hecho falta tres años de aprendizaje para que un piloto vasco vuelta a la élite. 1.095 días desde que cató el Mundial por primera vez, compaginando alegrías y sinsabores. Desde la quinta plaza del Gran Premio de España en 2009 -su mejor resultado hasta ayer-, hasta la grave lesión en Cheste de la pretemporada pasada. Vázquez ha pasado por todo lo que se puede pasar. Pero como superviviente nato ha sabido resurgir. Porque el talento se sirve en plato frío.

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El mayor de dos hermanos, tremendamente maniático, es incapaz de conciliar el sueño si en su habitación no entra algo de luz procedente de la calle. Tiene buena mano para el dibujo y le gusta ir al cine cuando concluye su trabajo en el box porque le ayuda a desconectar y le relaja. Dentro de la competición tiene como referencias a Dani Pedrosa y Rubén Xaus.

Sabe dónde se mueve y controla todo lo que le rodea. Y como a él le ha costado llegar no escatima a la hora de regalar una buena parte del material con el que corre, aunque ha llegado a reconocer que algún día llegara a arrepentirse de ello. De lo que seguro nunca se desprenderá será de la copa que le dieron ayer. Esa ya tiene un hueco de honor en la estantería de cristal que preside el centro del salón de su casa. La primera con la chapa grabada con el logo mundialista. Seguro que ya piensa en las próximas. Efrén sabe esperar.

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