«El lujo es necesario en tiempos de crisis»
El modista bilbaíno consagra su apuesta por la alta costura con el premio a la mejor colección de Cibeles Fashion Week Miguel Palacio Diseñador
LUIS GÓMEZ
Domingo, 28 de febrero 2010, 03:45
Miguel Palacio, el diseñador favorito de la alta sociedad, está cansado pero feliz tras coronar la Cibeles Fashion Week con el premio a la mejor colección. El modista bilbaíno, que encuentra inspiración en Laura Ponte y viste en ocasiones a la princesa Letizia, se consolida como un gran referente de la alta costura española.
-¿Anda con el ego subido?
-Pues no. El ego se me acabó ya hace años.
-¿Necesita premios a estas alturas?
-Pues mire, sí. Soy consciente de que en España me han dado todos los premios o, por lo menos, los más importantes, pero llevaba algún tiempo con una impresión rara.
-¿De qué tipo?
-Como que no se aprecia el esfuerzo que supone el lanzamiento de cada colección al darse ya por hecho. Cada vez tengo más los pies en el suelo, pero un reconocimiento siempre es una satisfacción, una seguridad, una compensación...
-¿Una consolación con la que está cayendo económicamente?
-Sí. ¡Qué horror!
-La crítica no ha hablado muy bien de los creadores de Cibeles.
-...
-Les acusaron de aburguesarse y echar mano de lo de toda la vida: los mismos colores -azules y negros- cortes clásicos... Poca chispa, en fin.
-Francamente, no leo mis críticas o lo hago con mucho retraso. De verdad.
-¿Por qué?
-No estoy al tanto de forma consciente y voluntaria. Por mucho que uno tenga criterio propio y sea el más crítico consigo mismo, cualquier cosa que digan influye mucho. Necesitas esa protección. No quiero exponerme más de lo que ya me expongo con mi trabajo.
-¿Hacia dónde avanza la moda en tiempos de crisis?
-Hay que hacer todo mejor que nunca y ajustar los costes. Estamos obligados. ¿Que a eso haya gente que lo llame correr menos riesgos? Pues mire, se puede tomar el mayor riesgo, pero no se pueden hacer milagros. Yo me concentro mucho más en mi punto fuerte.
-¿Que es?
-No son los diseños básicos y prácticos. Me emociono con las cosas más extremas: trajes de noche con un espíritu nada pretencioso, muy atractivos y fuera de lo habitual.
-Con la recesión a cuestas, ¿se nota más apagado?
-Lo que tengo son más preocupaciones, aunque también saco más fuerza y afino al máximo.
«La colección más cara»
-¿Sin rebajar la calidad?
-Todo lo contrario. La colección que acabo de presentar es la más cara, con diferencia, de todas las que he hecho hasta ahora. En los momentos difíciles hay que optimizar y apostar de verdad. Para que la gente se vuelque le tienes que ofrecer algo que le encante. Si le gusta sin más, en tiempos de crisis, puede prescindir perfectamente de ello.
-¿No le recorre un sudor frío al pensar que sus prendas pueden quedar colgadas en las perchas?
-Todos los días tengo ese pensamiento. Afortunadamente, cada vez menos. Soy muy optimista.
-¿Qué sentido tiene el lujo en tiempos de dificultades?
-Tiene más lógica en épocas duras que en momentos de bonanza. El lujo, en realidad, es disfrutar de algo, tanto para el que se lo puede permitir constantemente como de vez en cuando. El lujo es necesario. Es un placer que produce bienestar y hace la vida más atractiva, ya sea con ropa, viajes, comida, cultura, espectáculos... Con mis colecciones intento explicar el universo que siento con mi trabajo.
-En ese universo, ¿Laura Ponte sigue siendo su musa?
-¡Por supuesto! Nunca he provocado ni he sido consciente de... La palabra musa me deja siempre como muy descolocado. Pero cuanto más tiempo pasa y tengo a Laura al lado, veo que representa la emoción y el espíritu con el que me identifico.
-¿Qué le da como mujer?
-Laura materializa ese estilo de vida. Sin darle importancia a nada en concreto, resulta tan atractiva y con una fuerza, ¿sabes?
-¿Coincide con Carmen March, uno de los nombres de culto del diseño español, en que hacen demasiadas colecciones sin dar tiempo a disfrutarlas?
-Francamente, no. El ritmo de la moda es muy rápido. Si pudiésemos reducirlo, yo sería, posiblemente, el primero que haría una colección cada cuatro años. Lo que más miedo me da es pensar que no por ello seríamos mejores. La necesidad y presión te obliga a trabajar más y mejor. Que le des 80.000 vueltas a todo no significa que el resultado final deba ser mejor.
-¿Sigue sintiéndose el niño mimado de la alta sociedad?
-A veces pienso que sí, pero en el fondo me doy cuenta de que el mimo se gana. Doy todo lo que puedo y la gente es consciente de ello. Por eso te apoyan y están ahí. Muchos días acabo de trabajar, agotado, a las diez de la noche. Así contado puede parecer divertido. El día a día es un esfuerzo permanente. Me sacrifico todo lo que puedo.
-¿La alta sociedad paga más y mejor?
-Paga bien, como todo el mundo, pero no más.
-¿Palacio forma parte de la corriente más clásica del diseño?
-Lo de clásico en el sentido bien entendido me parece lo mejor. Significa poseer una identidad reconocible, ser muy coherente y reinventarme permanentemente. Cada vez valoro más ser así. Yo no he utilizado nunca, hasta el día de hoy, ¡jamás!, ni un solo patrón ni base de una colección anterior.
-Lógico. El cliente ya paga bien su talento.
-Creo que eso lo hace, relativamente, muy poca gente.
-Sorpresa, sorpresa.
-A veces, son cosas supersutiles. Puede dar la impresión de que algún detalle ya se haya visto otras temporadas pero, desgraciadamente, no es verdad. Y digo desgraciadamente porque cada colección es como comenzar de cero.
-¿No conviene tampoco pasarse de frenada?
-No tengo la sensación de haber frenado nunca, sino de estar todo el día acelerando.
-¿Palacio aspira a seguir vistiendo a princesas?
-Yo nunca he aspirado a vestir princesas.
-Alguna...
-Me encantan las princesas pero, ja, ja, no son mi debilidad. La mía es vestir a todas las mujeres que se sientan atraídas por mi trabajo, independientemente de que se trate de gente con una vida muy expuesta y pública o de la persona más confidencial. No tengo debilidades ni las he tenido nunca.
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