El Rey homenajea a los militares caídos en su primer acto de Estado tras su operación

Tres meses después de que tuviera que volver a pasar por quirófano, el Rey, ha reaparecido, con buen aspecto y muletas, en su primer acto institucional fuera del Palacio de la Zarzuela. El lugar no podía ser más propicio: la madrileña Plaza de la Lealtad, escenario del acto central del Día de las Fuerzas Armadas, donde varios cientos de personas le recibieron entre aplausos y algunos vítores.

En la celebración más austera de los últimos años, el Monarca, estuvo acompañado por la Reina y los Príncipes de Asturias. Un evento breve, de apenas treinta minutos, condicionado por el estado de salud de don Juan Carlos, que aún no puede realizar grandes esfuerzos, y por la necesidad de reducir el gasto en este tipo de celebraciones militares.

Los Reyes y los Príncipes llegaron a la plaza a las 12.30 horas, donde fueron recibidos por el ministro de Defensa, Pedro Morenés, los jefes del Estado Mayor de la Defensa, del Ejército de Tierra, de la Armada y del Ejército del Aire, entre otras autoridades civiles y militares. Una compañía de la Guardia Real rindió honores, dando paso a continuación a la parte central del acto: un homenaje a los caídos, al son de La muerte no es el final, en el que fue depositada una corona de laurel ante la llama permanente que arde en memoria de los fallecidos. Un breve desfile ha puesto el punto final a la ceremonia.

Tras el acto, los Reyes y los Príncipes compartieron un almuerzo en La Zarzuela, junto a los ministros de Defensa e Interior, el Jemad y los generales integrantes de la cúpula militar. Don Juan Carlos aprovechó la ocasión para transmitir a las Fuerzas Armadas un mensaje lleno de reconocimiento, gratitud y cariño en el que elogió su "profesionalidad" y destacó que los españoles nos sentimos muy orgullosos de vosotros.

Los actos arrancaron esta mañana con el izado solemne de bandera, una enseña de unos 300 metros cuadrados, en la madrileña plaza de Colón, presidido por Fernando García Sánchez. Tras pasar revista a la Fuerza, se ha procedido al izado de la bandera, que mide 290 metros cuadrados y que se soporta en un mástil de acero de 50 metros de altura, con cabeza giratoria para orientarse en la dirección del viento. La ceremonia, que ha durado unos diez minutos, ha concluido con los aplausos del publico. El equipo de izado lo han formado un suboficial y diez soldados del Ejército de Tierra, la Armada, el Ejército del Aire y la Guardia Civil.

Austeridad frente a la crisis

La austeridad marca este año la "fiesta" anual de las Fuerzas Armadas y los recortes han impedido ver escenas tradicionales como el desfile militar, la llegada de la bandera española portada por paracaidistas delante de las autoridades o el vuelo de la patrulla Águila dejando la estela de colores de la bandera de España. Tampoco habrá la habitual recepción a las autoridades tras el acto central, aunque está previsto que la Familia Real, el ministro de Defensa y el de Interior, Jorge Fernández Díaz, junto con los máximos jefes militares, almuercen en el Palacio de la Zarzuela.

Morenés ha destacado que, a pesar de que la austeridad, el significado de esta fiesta no cambia y "es igual de honroso para los militares". El titular de Defensa ha reconocido que en tiempo de crisis hay que priorizar y dimensionar las fuerzas armadas con las disponibilidades económicas existentes, algo que en su opinión no afecta a la efectividad de los Ejércitos.

Este año Defensa ha programado 206 actos, la mayoría concentrados en este fin de semana, con un presupuesto de 90.000 euros, frente a los 200.000 del pasado año, lo que supone un ahorro del 60%. Ya el pasado año el Ministerio de Defensa redujo un 85% el gasto al pasar de un presupuesto de 1,3 millones de euros de 2011 a los 200.000 euros.