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John Fogerty, durante un concierto.
John Fogerty, derecho de autor
EL SONIQUETE

John Fogerty, derecho de autor

El antiguo líder de la Creedence, histórico exponente de la defensa del copyright en el rock, publica un nuevo disco con invitados de relumbrón

MIGUEL PÉREZ

Miércoles, 12 de junio 2013, 19:31

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John Fogerty es una de las estrellas que mayor número de canciones ha dado al rock y, paradójicamente, figura también entre las más maltratadas por la industria. Todo ello gracias al contrato leonino firmado en su día por la Creedence Clearwater Revival con Fantasy Records y que provocó que el carismático líder y compositor de la banda tuviera durante largo tiempo que escribir canciones para la compañía sin cobrar un sólo dólar. O que se viese obligado pasar por los tribunales, acusado por la discográfica de ¡autoplagiarse! cuando publicó 'Centerfield' en 1984 y los ejecutivos consideraron que uno de los temas de este álbum, 'The Old Man Down the Road', tenía demasiadas coincidencias con su clásico 'Run Through the Jungle'.

Pésimas relaciones, por otra parte, nada extrañas en el negocio musical a finales de los años 60 y principios de los 70, periodo en que la fugaz Creedence surgió, iluminó la escena del rock sureño y se consumió en sus propias cenizas. De hecho, cabe decir que Fogerty es el mayor exponente de los históricos excesos que las discográficas han cometido con los artistas novatos en el mundo del rock. Firmó a los 19 años con Fantasy Records y ni él ni su hermano Tom (guitarrista) o los otros dos componentes de la banda, Stu Cook (bajo) y Doug Clifford (batería), se preocuparon entonces de la letra pequeña del contrato. Como el propio líder reconocería más tarde, en esos tiempos no disponían de abogados a su alcance y su único objetivo consistía en editar un disco.

Sus ansias por publicar fueron catalizadas rápidamente por Saul Zaentz, el propietario menos beatnik y más empresario de todos en la compañía, quien se dio cuenta del enorme potencial de las canciones de Fogerty y el filón económico que suponía la Creedence. Basta decir que en 1968 vendía muchos más discos que los Beatles. El resultado fue catastrófico para Fogerty. Cuando el grupo se disolvió en 1972, la compañía se quedó en propiedad con sus canciones. Pero no sólo eso. Fogerty se vio obligado a entregar otros 46 temas nuevos a la discográfica sin poder quedarse con sus derechos. El contrato le exigía que las canciones que no entregase un año, se añadirían al siguiente, según él mismo ha revelado en algunas entrevistas.

El rebote fue de tal alcance que el cantante y guitarrista no tocó una sola nota durante varios años. En esa decisión influyó una denuncia que Fantasy Records interpuso en su contra porque, según la demanda, Fogerty tocaba en solitario de un modo muy parecido al sonido de la Creedence; algo que cualquiera podría dar por sentado si se tiene en cuenta que fue el líder de la banda. Ni que decir tiene que el compositor ganó el pleito, pero decidió retirarse del mundillo musical completamente asqueado. Hasta 1984, en que reactivó su carrera con el famoso 'Centerfield'. La canción que da título al disco, inspirada en Joe DiMaggio, es un clásico de la liga de béisbol que se canta en los partidos y que llevó a Fogerty a ser el primer roquero en ingresar en el salón de la fama de este deporte, entre jugadores y entrenadores. Como no podía ser menos, acudió a la ceremonia con una guitarra construida 'ex profeso' con forma de bate de béisbol.

Y, de nuevo, Saul Zaentz. La denuncia del ejecutivo de Fantasy en referencia a que 'The Old Man Down the Road' era un plagio desencadenó uno de los juicios más épicos y románticos de la historia del rock. Fogerty se presentó en el juzgado con su guitarra y comenzó a tocar para enseñar al jurado popular y al magistrado las diferencias entre una y otra canción. De nuevo, ganó el juicio y, en respuesta, escribió una canción en la que se metía duramente con su antiguo jefe, que le demandó sin éxito. Cansado de tanto litigio, Fogerty denunció a Zaentz para reclamarle una indemnización, lo que derivó en 1994 en un proceso del Tribunal Supremo de Estados Unidos que sentó jurisprudencia sobre los derechos de autor. Nadie ha vuelto a demandar nunca al jefe de la Creedence.

Él, por su parte, tampoco volvió a interpretar públicamente el repertorio de su antiguo grupo hasta la edición de su álbum en solitario 'Blue Moon Swamp' en 1997. Fogerty ha explicado que la decisión de recuperar su viejo legado, en el cual figuran éxitos imprescindibles como 'Proud Mary' o 'Fortunate Son', se produjo durante una visita a la tumba de Robert Johnson. Comprendió que el viejo bluesman del Mississipi, pese a haber sido maltratado por la industria, siempre fue el dueño espiritual de sus míticas grabaciones. Así que desempolvó las partituras y se puso manos a la obra.

También ayudó en su camino que Fantasy Records fuera comprado por Concorde, un sello especializado en jazz y dirigido por auténticos melómanos, que se deshicieron de su antiguo ejecutivo y recuperaron a Fogerty, quien hasta entonces había decidido autoproducir todos sus discos en solitario. Superada aquella tormentosa relación con Fantasy, el famoso cantante y guitarrista viene recreándose en el cancionero de la Creedence desde que a mediados de la década pasada publicó 'Revival' y, poco después, 'The Long Road Home', de cuya gira surgió un disco y DVD en directo cargado de potencia, electricidad y emoción.

Ahora, el rockero da una nueva vuelta de tuerca al repertorio con un trabajo realizado al alimón con otros artistas famosos del rock y del country. 'Wrote A Song For Everyone' es un disco al uso de las grabaciones con 'amigos', duetos y versiones ajustadas a la personalidad de cada banda invitada, aunque es cierto que Fogerty ha dado absoluta libertad a cada uno de ellos para que revisaran y modificaran los originales a su libre albedrío en busca de un nuevo enfoque. Son doce clásicos y dos temas inéditos, en los que intervienen profesionales de la talla de Tom Morelo, Kid Rock, Miranda Lambert, Foo Fighters y My Morning Jacket, aparte de músicos muy admirados por el propio Fogerty: Bob Seger, Allen Toussaint (últimamente muy requerido para dejar su impronta en discos ajenos), Keith Urban (con quien el líder de la Creedence empatizó durante la grabación de un episodio de 'Crossroad', programa musical de la Country Music Television) y, especialmente, el cantante de country Alan Jackson, a quien Fogerty considera el mejor guardián de las esencias del género.

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