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Una foto inédita. Los diputados generales Bilbao, De Andrés y Garitano, frente al ministro Montoro, el pasado jueves. / José Ramón Ladra
La Lotería Nacional, Bildu y la reforma del Concierto Económico
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La Lotería Nacional, Bildu y la reforma del Concierto Económico

El premio gordo de Navidad en Mondragón animó a la izquierda abertzale a firmar su primer pacto con el Estado

MANU ALVAREZ

Lunes, 20 de enero 2014, 18:34

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"A la normalización política de Euskadi por la pasta". Esta es la reflexión sintética y humorística que hacía un responsable foral vasco la pasada semana -en privado, eso sí- después de conocer que Bildu aceptaba firmar su primer acuerdo con el Estado para reformar el Concierto Económico y conseguir la transferencia a las diputaciones de la capacidad de recaudación de cinco impuestos y dos gravámenes, entre ellos el ligados a la Lotería. El diputado general de Gipuzkoa, Martín Garitano, firmó el pasado jueves en Madrid un acuerdo que permite a su diputación recaudar pero que, con la misma claridad, le impide legislar sobre las materias en cuestión. La Lotería Nacional, aseguran quienes han vivido este proceso desde dentro, ha sido la clave.

Durante meses, el consejero de Hacienda vasco, Ricardo Gatzagaetxebarria, se esforzó en convencer a las diputaciones de que era importante conseguir la transferencia de impuestos que pueden dejar en las arcas vasca una media de 70 millones de euros anuales, con tendencia a crecer, y que para ello era necesario aparcar otras reclamaciones aparentemente más jugosas. En especial, la liquidación del Cupo de los años 2007 a 2013, en la que Euskadi se juega -así está valorada la discrepancia- algo más de 1.000 millones de euros. Bildu y la Diputación de Gipuzkoa se oponían a ello. O todo, o nada.

Gatzagaetxebarria, con una larga trayectoria política y de "vigilancia" de los temas económicos, sabe que las discrepancias de Cupo son una cuenta corriente y no una factura. Esto es, cada parte, la vasca y la española, apuntan en una especie de libreta lo que creen que es suyo todos los años, a la espera de alcanzar un acuerdo. Hasta que se alcanza ese pacto, necesario e imprescindible, ambos tienen razón y a ambos les vale su particular cuenta corriente. Suma y sigue. La historia de algo más de tres décadas enseña que siempre, por mucho que se tarde, se alcanza un acuerdo. La misma historia indica que el acuerdo siempre es beneficioso para el País Vasco y también que el acuerdo sólo llega cuando el Gobierno central necesita los votos del PNV en el Congreso para aprobar alguna ley trascendental, como lo es la de Presupuestos. Los jeltzales lo saben, también entienden que con un PP en mayoría absoluta sus votos están devaluados de precio y que no hay más que esperar unos años para que llegue la coyuntura propicia. Además, el Gobierno vasco sabe y admite que con el lío que tiene el Gobierno central de cara a la nueva ley de financiación autonómica y las tensiones financiero-políticas de Cataluña, hacer una "concesión a los vascos" no entra en el guión de lo posible. Mientras tanto, la cuenta corriente sigue creciendo. Es como una inversión a medio o largo plazo.

Pero el consejero insistió en ese refrán que dice que "más vale pájaro en mano que ciento volando". A principios de diciembre, en el ánimo de forzar la máquina, el Departamento de Hacienda del Gobierno vasco alcanzó un principio de acuerdo con el ministerio de Cristóbal Montoro para la reforma del Concierto y la transferencia de recaudación de esos impuestos. Garitano acusó al Gobierno de actuar a sus espaldas y se negó a aceptarlo. Y en esas estábamos cuando el gordo de Navidad cayó en Mondragón -una justicia divina tras la quiebra del grupo Fagor-, con 180 millones. En ese momento, alguien le explicó a Martín Garitano que acababa de regalarle a Cristóbal Montoro 36 millones de euros. Una cifra similar a lo que Gipuzkoa recaudó con el Impuesto de Patrimonio -al que su Diputación da mucha importancia- en el ejercicio de 2012, por ejemplo. Y aseguran que la Lotería de Navidad, con calvo o sin él, obró el milagro y Bildu, la Diputación de Gipuzkoa y el propio Martín Garitano entendieron que, en algunas ocasiones, es preferible llegar a pactos con tu adversario político antes de dejarle que se lleve tu "pasta".

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