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Imagen del rescate de la montañera./ Junta de Castilla y León
La Fiscalía de Ávila ve indicios de delito en la muerte de la montañera vasca en Gredos
accidente en gredos

La Fiscalía de Ávila ve indicios de delito en la muerte de la montañera vasca en Gredos

Arranca el proceso para juzgar si el responsable del grupo es culpable de homicidio imprudente por el fallecimiento de Iratxe Urrutia, como le acusa la Guardia Civil

LUIS LÓPEZ

Sábado, 27 de abril 2013, 16:53

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Hace ya un mes que Iratxe Urrutia, vecina de Mungia de 39 años, encontró la muerte en Gredos. Participaba en una travesía montañera organizada por Bilbao Alpino Club junto con otras 17 personas. Iratxe falleció por hipotermia y agotamiento, según la autopsia. La Guardia Civil, que participó en su rescate y en el de dos de sus compañeros que hacían el descenso aún más retrasados que ella todos fueron evacuados en helicóptero en dos momentos diferentes imputó al responsable del grupo por homicidio imprudente al «abandonar» a miembros de la expedición «con graves síntomas de hipotermia».

La instrucción del caso la lleva el Juzgado de Piedrahita y la Fiscalía ya ha estudiado el atestado. «Estoy conforme con lo que dice la Guardia Civil, hay indicios de delito y la calificación provisional es homicidio imprudente», explica Juan Miguel Gómez Cortés, fiscal jefe de Ávila. Pero es cauto. «El atestado es el atestado y la investigación judicial es otra cosa». A partir de este momento, y durante meses, se llevará a cabo una investigación para determinar si hay responsabilidad penal de F.J.H.H., de 49 años, la persona de Bilbao Alpino que dirigía al grupo.

El proceso, más que previsiblemente, se dilatará en el tiempo porque «habrá que ir recibiendo declaraciones de mucha gente», advierte el fiscal. Testificarán montañeros vizcaínos que participaban en la travesía, los andaluces un hombre y cuatro mujeres que se encontraron primero a los dos heridos y luego a Iratxe ya en estado crítico y que llamaron al 112. También declararán quienes participaron en el operativo de rescate, médicos, expertos en montaña... «La investigación durará porque se hará por medio de exhortos», es decir, cada testigo prestará declaración «en el juzgado de su domicilio» y luego la documentación se enviará a Piedrahita.

Además, recuerda el fiscal, se cursará a la familia de Iratxe un «ofrecimiento de acciones» por si quisiera personarse como parte en el proceso. De momento, los allegados de la montañera fallecida, que aún tratan de asumir la tragedia, no han recibido esta comunicación ni han decidido cuál será su respuesta.

Cuando avance el proceso la juez determinará si imputa judicialmente al ahora sospechoso aún no lo está, aunque en su día la Delegación del Gobierno de Castilla y León sí le adjudicó esta consideración pese a estar únicamente imputado por la Guardia Civil, no por la titular del juzgado y si se abre juicio contra él. Un escenario este que ahora parece lejano y que, de darse, supondría que el responsable del grupo se tendría que enfrentar a una pena de entre uno y cuatro años por un delito de homicidio imprudente.

Tres momentos distintos

¿En base a qué se determinará si ha habido negligencia o no? Fuentes conocedoras del caso apuntan hacia tres momentos diferentes de aquel fatídico Viernes Santo, el pasado 29 de marzo, que habrá que analizar para decidir si hubo alguna imprudencia. Es más, aunque la hubiese habido la juez tendrá que establecer si es merecedora de reproche penal o no.

El primero de esos momentos es previo a la salida. El día fatal hacía mal tiempo, llovía. De hecho, 13 de los 31 vascos que formaban parte del grupo decidieron quedarse en el hotel, en Hoyos del Espino. Un guía profesional que tenía proyectada una salida en la zona la canceló por las condiciones meteorológicas. ¿Fue entonces temerario hacerse al monte? «Hacía malo, pero era un día como tantos otros», matizó el responsable de Bilbao Alpino. Quienes le siguieron a la travesía le respaldan. Al fin y al cabo, aseguran, si cada vez que el tiempo es desapacible se quedasen en casa apenas saldrían al monte, especialmente en Euskadi. En definitiva, se trata de montañeros habituados a la meteorología adversa.

El segundo momento en el que se fraguó la tragedia fue cuando, sin terminar la travesía, el grupo tuvo que dar la vuelta. Había caminado unos 13 kilómetros hasta hacer cumbre en La Mira (2.343 metros). El plan era continuar y bajar por la cara sur. Cinco kilómetros más. Pero la nieve hacía la ruta peligrosísima, casi inaccesible, así que los montañeros se vieron obligados a dar la vuelta. A desandar todo el recorrido, los trece kilómetros. Una paliza física que pasó factura a todos. ¿Deberían haberse informado antes de que aquel tramo estaba en tan malas condiciones toda vez que en jornadas anteriores otros montañeros lo habían constatado? ¿Y fue prudente darse la vuelta? Respecto a esto último, tanto el responsable del grupo como sus compañeros e incluso el herido más grave aseguraron que la opción elegida fue la más prudente porque la bajada por la cara sur hubiese sido temeraria.

«Todos medio muertos»

La cuestión es que tras horas de caminata bajo una lluvia persistente, ratos de ventisca y zonas con mucha nieve «íbamos todos medio muertos», describió uno de los heridos. «Podíamos haber muerto todos», abundó el responsable de la marcha. La cuestión es que el grupo se disgregó. Y aquí llega el tercer momento que la investigación judicial deberá determinar si fue determinante para que ocurriera la tragedia.

Según el relato del grupo de andaluces, cuando ellos subían al Puerto del Peón se cruzaron con varios vascos que bajaban e iban «muy mal». Hablaron con ellos y les comentaron que la jornada había sido dura. Algo más arriba se encontraron a otro «también agotado» que les advirtió, mientras descendía, de que más adelante había compañeros aún en peor estado. Los andaluces continuaron el ascenso y se cruzaron con dos chicas: una ayudaba a la otra que resultó ser Iratxe a avanzar. Yellas también les dijeron que más arriba aún había más gente incluso peor que ellas. Ya en el puerto, tras unos minutos de búsqueda, encontraron a dos hombres, uno ya sin sentido, y a otro que trataba de ayudarle. Llamaron al 112 y ambos fueron rescatados por el helicóptero. Luego, los cinco andaluces emprendieron el descenso y entonces se encontraron a Iratxe sola, ya sin sentido. Volvieron a llamar a Emergencias, regresó el helicóptero y se la llevó, pero ya no fue posible salvarle la vida.

¿Ha habido negligencia por parte del responsable por dejar que el grupo se disgregase? El ahora sospechoso en el proceso judicial asegura que en ningún momento se dejó a nadie solo. Hay que recordar que todos se encontraban en muy malas condiciones. Con el que iba peor Pedro Conejo, que fue encontrado sin conocimiento se quedaron dos compañeros. Uno de ellos, según el principal afectado, se adelantó en cierto momento porque su estado comenzó a empeorar. Y con Iratxe, que apareció a 500 metros de ese grupo, también se quedó una compañera que, ante el empeoramiento de la posteriormente fallecida, debió optar por bajar en busca de ayuda.

Por qué no se utilizaron antes los móviles para pedir ayuda o si se tuvo en cuenta la condición física de los participantes al organizar la caminata son otros aspectos que suscitan dudas en el mundo mendizale y a los que quizás responda en el proceso que ahora arranca.

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