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OCTAVIO IGEA
Viernes, 24 de mayo 2013, 15:45
Los nuevos accesos a Bilbao por San Mamés se abrirán el próximo 18 de mayo, lo que hará que deje de funcionar como entrada a la ciudad el viaducto de la avenida Sabino Arana, cuya demolición se espera que comience en verano. El diputado general de Bizkaia, José Luis Bilbao, ha anunciado la fecha de la inauguración de los nuevos accesos a Bilbao en la rueda de prensa ofrecida en el Palacio Foral para informar de los acuerdos adoptados por el Consejo de Gobierno.
Bilbao ha afirmado que se ha escogido la fecha del 18 de mayo al ser sábado y no haber partido del Athletic. El mismo día en que se abra la nueva conexión se cerrará el viaducto de Sabino Arana. Bilbao ha informado de que la adjudicación de la obra para demoler esta infraestructura se hará en mayo y la previsión es que los trabajos comiencen en verano. El derribo se completará en un plazo de ocho meses, según ha señalado el diputado general
Crear este ramal ha requerido una inversión de 150 millones de euros y marca un histórico punto y aparte en la gestión de las infraestructuras del territorio por varias razones: porque nunca antes se había culminado en Bizkaia una obra pública tan complicada, porque completa definitivamente el anillo de la A-8 en la capital y porque pone fin a las reformas viarias de gran calado mientras dure la crisis.
El proyecto ha tenido que vencer varios inconvenientes. Incluido un cambio de nombre. Conocido inicialmente como la cornisa de Olabeaga, el plan del nuevo ramal fue presentado en 1998 y modificado a los pocos años para suavizar su impacto: planteaba atravesar el barrio 'noruego' derribando más de 200 viviendas, pero la idea fue descartada tras generar un importante revuelo social.
La Diputación, el Ayuntamiento, Bilbao Ría 2000 -todos participan en el proyecto- y hasta la UPV plantearon alternativas. Los trabajos deberían haber empezado en 2003, pero fueron retrasándose. Finalmente, se siguieron los planes propuestos por el Gobierno foral, aunque con retoques. La nueva entrada redujo sus dimensiones y pasó a conocerse como el acceso de San Mamés, al ser alejada de Olabeaga. El viaducto mantiene su inicio en el tramo de la autopista que surca Castrejana, pero bordeará el futuro campo del Athletic para ver la luz en Torres Quevedo, junto a la nueva Escuela de Ingenieros y el edificio de EITB y Hacienda. Tres iconos del nuevo ensanche de Bilbao.
El emblema de la piel roja
Los trabajos de los accesos arrancaron en enero de 2009. Un reto mayúsculo en el que se enroló a un millar de trabajadores. "Cada obra tiene que salvar sus propios obstáculos: túneles, grandes estructuras, viaductos... Lo que ocurre aquí es que debemos afrontar todos esos problemas en un solo proyecto. Y, por supuesto, con la dificultad añadida de que actúas sobre la misma plataforma de la A-8, en uno de sus puntos vitales y en una zona urbana en la que viven y trabajan miles de personas", describía hace un par de años la diputada de Transportes y Obras Públicas, Itziar Garamendi, cuando las obras superaban su ecuador.
Dicho de otra manera, los trabajos se han realizado sin interrumpir la circulación de los, aproximadamente, 150.000 coches que pasan diariamente por la A-8 e intentando minimizar su impacto en el entorno de Basurto y la zona de Castrejana, punto bajo el que se ha trabajado hasta a 25 metros de profundidad y a cuatro niveles diferentes: el paso más inferior corresponde a la línea de Feve soterrada; encima, los carriles de la salida hacia San Sebastián; luego, los que van a Cantabria; y, ya al aire libre, la plataforma de la A-8 que entra a Bilbao. "Cirugía urbana", definía el alcalde, Iñaki Azkuna, hace algún tiempo. En total se han construido cuatro falsos túneles, otros tantos viaductos y una galería de más de 350 metros. El tramo final de acceso a Bilbao ya está recubierto de material aislante, que evitará ruidos y dota al proyecto de una piel rojiza. El emblema de la obra.
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