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elección del nuevo papa

Contraespionaje en el cónclave

El escándalo "Vatileaks" obliga a extremar las precauciones en busca de micrófonos ocultos

IÑIGO DOMÍNGUEZ

Viernes, 15 de marzo 2013, 05:43

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Cuenta atrás para que dé inicio el cónclave del que saldrá el nuevo Papa, con los desniveles de la Capilla Sixtina ya salvados con un tablado y las dos estufas a punto para quemar la papeletas y hacer cada día la "fumata". Será el único medio de comunicación con el mundo de los cardenales durante la reunión. Estarán aislados en la residencia de Santa Marta, un edificio situado a la izquierda de la basílica según se mira, a la altura de la cúpula y cuya parte trasera da a una ruidosa calle de Roma. Uno se puede sentar en un bar por si se asoma un cardenal, pero no lo harán: las ventanas están selladas.

En Santa Marta hay 106 suites y 22 habitaciones individuales, y probablemente hoy, porque mañana no hay asamblea, se hará el sorteo para adjudicarlas a cada cardenal. No tanto porque unas sean mejores que otras como para garantizar una colocación al azar y que sus eminencias no hacen camarillas. El control de la clausura siempre ha sido riguroso, pero tras el escándalo "Vatileaks", la filtración de papeles reservados, se han extremado las medidas de seguridad.

Barrido de micrófonos

La Gendarmería vaticana ha realizado inspecciones en busca de micrófonos en todos los lugares del cónclave y los cardenales no podrán hablar por teléfono, ni mandar mensajes ni "tuitear". Tampoco ver la tele ni leer prensa. La residencia y la Sixtina serán sometidos a barridos de frecuencias con un bloqueo de comunicaciones similar al de las cumbres internacionales.

También será cubierto el trayecto de 700 metros desde Santa Marta a la capilla y los cardenales que quieran hacerlo a pie, y no en un autobús a su disposición, serán vigilados para que no hablen con nadie. El personal de la residencia y todos los involucrados en la votación prestarán juramento de silencio, bajo pena de excomunión.

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