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Ladaria sugiere a Asurmendi que habrá «buenas noticias» sobre el 'caso Pagola'

El obispo de Vitoria preguntó en Roma al 'número dos' de la Congregación para la Doctrina de la Fe sobre el libro del teólogo vasco

PEDRO ONTOSO

Jueves, 26 de mayo 2011, 16:59

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El pasado 8 de mayo la Embajada de España ante la Santa Sede era una fiesta. La recepción ofrecida por María Jesús Figa, nueva responsable de la sede diplomática, con motivo de la beatificación de Juan Pablo II había reunido en los salones del palacio de la Piazza di Spagna a numerosos arzobispos, obispos, sacerdotes y políticos. En un momento dado, el obispo de Vitoria, Miguel Asurmendi, se acercó a Luis Francisco Ladaria Ferrer, secretario general de la Congregación para La Doctrina de la Fe, que compartía conversación en un animado corro. «Don Luis aseguran que preguntó en tono campechano, monseñor Asurmendi, ¿podemos llevar buenas noticias sobre José Antonio Pagola?». «Yo creo que sí, yo creo que sí», contesto el jesuita mallorquín y actual número dos, del exSanto Oficio, dicasterio romano sobre el que descansa la última palabra sobre el libro Jesús. Aproximación histórica, del exvicario de San Sebastián.

El fugaz encuentro no pasó desapercibido para algunos de los que compartían la velada vespertina, unas 80 personas, en la sede diplomática. Entre los invitados, además de miembros de la delegación oficial el ministro Ramón Jáuregui entre ellos los cardenales Cañizares y Rouco, el portavoz del Episcopado, Martínez Camino, el exobispo de Bilbao, Ricardo Blázquez. El titular de San Sebastián, José Ignacio Munilla, que siempre ha declinado pronunciarse sobre el caso Pagola al entender que «el juicio doctrinal es jurisdicción del Vaticano», se encontraba en Roma pero no acudió a la fiesta en la Embajada.

En el ojo del huracán

En efecto, casi cuatro años después de su salida a las librerías, el libro del teólogo vasco continúa en el ojo del huracán y bajo la lupa de Roma, después de que abriera una causa de manera oficial para determinar si sus contenidos son acordes con la doctrina de la Iglesia y, por tanto, son pertinentes el Nihil osbtat (Nada que objetar) y el Imprimatur (Imprímase) que le concedió el entonces obispo de San Sebastián, Juan María Uriarte, hoy prelado emérito tras cumplir la edad reglamentaria para dejar la responsabilidad episcopal.

Observadores que han conocido la breve conversación entre Asurmendi y Ladaria, confían en que, más allá de una respuesta de cortesía para salir del paso y tranquilizar al prelado alavés, se trata de un mensaje positivo, en el sentido de que Roma «va a meter la causa en un cajón» para dejar que «se enfríe» el asunto. Las mismas fuentes interpretan que es una forma escueta de sugerir que dejarán dormir la causa «para calmar el furor de los inquisidores» y que no habrá condena. «Sería una forma de decir que se trata de una cuestión interna de la Iglesia española y de que sea el cardenal Rouco quien la gestione».

El actual obispo de San Sebastián, José Ignacio Munilla, asegura que fue el propio Juan María Uriarte quien pidió a Roma un veredicto sobre su Nihil obstat para zanjar la polémica sobre el libro. Desde otros ámbitos de la jerarquía española, aunque con otras intenciones, habría habido movimientos ante la Congregación de la Doctrina de la Fe para impulsar una condena de la obra. Algunas fuentes aseguran que «se saltaron» a Ladaria y fueron directamente al prefecto, el norteamericano Joseph Levada, para asegurar la investigación. Su número dos, Ladaria, coincidió en la Comisión Teológica Internacional, organismo del Vaticano del que fue su secretario general, con Santiago del Cura Elena, catedrático de Teología Dogmática y uno de los peritos que avalaron el libro de Pagola tras analizar su contenido a petición de Uriarte. Esta comisión ha ayudado a la Santa Sede y particularmente a la Congregación, en el examen de cuestiones doctrinales de mayor importancia. Ambos gozan de gran reputación académica y se les considera aperturistas.

Otro posible caso de censura

En otros círculos, sin embargo, se da por hecho que «la caza contra Pagola continúa» y que sus perseguidores «no van a soltar la presa». No es una apreciación gratuita. Para algunos está claro que sí obsta el trabajo del teólogo de Añorga. Según ha podido saber EL CORREO, el segundo libro de Pagola de una serie sobre los Evangelios continúa atascado en la imprenta de PPC, en Boadilla del Monte, en espera de las bendiciones del Obispado de Getafe, diócesis a la que pertenece esta editorial. Publicaciones Populares Cristianas, una de las patas del grupo SM trabaja con gran éxito bajo los auspicios de los marianistas, es la editorial que publicó en su día Jesús. Aproximación histórica, y tras vender más de 80.000 ejemplares, retiró de las librerías la novena edición la avalada por Uriarte tras fortísimas presiones.

El verano pasado, PPC propuso a Pagola escribir una serie con comentarios sobre los Evangelios, unas reflexiones que cuentan con miles de seguidores en todo el mundo y son utilizadas por sacerdotes en sus homilías. El primer volumen, El camino abierto por Jesús. Mateo, salió al mercado en noviembre y se encuentra entre los más vendidos de la editorial. El libro cuenta con el Nihil obstat de Francisco Armenteros, canciller de la curia de Getafe, y el Imprimatur de José María Avendaño, vicario general de esa diócesis. La licencia eclesiástica fue recibida con desagrado en el núcleo hostil contra Pagola de la cúpula episcopal y así se hizo saber a la jerarquía getafense, a cuyo frente se encuentra Joaquín María López de Andújar. El segundo volumen, el dedicado a Marcos, ya tenía que haber salido, pero acumula dos meses de demora, pese a tratarse de una obra sencilla.

En medios eclesiásticos se da por hecho que monseñor Andújar no va a conceder las bendiciones al resto de la serie. Ante esa constatación, y según ha podido confirmar este periódico, se habría buscado una línea paralela a través de la editorial Claret. Este sello envió hace tiempo el manuscrito en castellano del segundo volumen, El camino abierto por Jesús. San Marcos, al obispo auxiliar de Barcelona. Pero pocos creen que el menorquín Sebastiá Taltavull se moje en este asunto. En cualquier caso, la firma de la orden claretiana tiene la intención de publicar la serie en catalán, pese a que la difusión en esta lengua será muy diferente.

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