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EL ZAHORÍ DE LAKUA

Un gran descubridor de manantiales

F. GÓNGORA

Jueves, 26 de mayo 2011, 16:58

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El zahorí al que han recurrido los trabajadores de Lakua para detectar las radiaciones electromagnéticas es un alavés muy conocido en el medio rural por su capacidad para descubrir manantiales. Este hombre, que ya ha superado los 80 años, prefiere mantenerse en el anonimato, más que nada por miedo a no ser comprendido y que la gente se tome a broma su actividad. «Yo puedo entender que la gente se ría, pero me duele. Soy un hombre serio y esto solamente se puede hacer desde la honradez. No se puede engañar a nadie», declaró en su día a EL CORREO.

Parco en palabras, este alavés es un ser especial para detectar las vetas de agua, su profundidad en metros y la cantidad de litros que pueden manar. Dada su habilidad, en la década de los noventa una época caracterizada por la sequía, fue muy requerido por agricultores, ganaderos y alcaldes sedientos de agua. Y acertaba. En menos de medio año, detectó cuarenta pozos, un hito que corrió de boca en boca y llevó a las empresas de sondeos a reclamar sus servicios.

Una varilla metálica y un péndulo le bastan para sentir las radiaciones. En su opinión, su don no es nada más que «un sexto sentido natural que todos los animales tienen, pero que el hombre ha perdido». Por eso, a la hora de denominarse, prefiere el término radiestesista al de zahorí, que le suena a brujo, mago o adivino, unos términos de los que huye.

Del requerimiento de los funcionarios del edificio Lakua I no quiere hablar. Admite que estudió las radiaciones de su zona de trabajo y les dio una serie de consejos sobre la disposición de las mesas y otros materiales de oficina, pero se niega en redondo a decir nada más. Teme que se rían de él y ya no tiene edad para aguantar chanzas. Edad ni humor, porque este vecino de Vitoria es un hombre serio. «No tengo ninguna necesidad de hacerme famoso, ni de darme publicidad. Llevo más de 60 años haciendo esto, la gente que me necesita me llama y ya está», se excusa.

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