«Dejé de actuar porque me sentía trasnochado y sin ideas»

Estaba harto de situarse delante de las cámaras. Por eso, hace siete años, Mel Gibson (New York, 1956) aceptó un papelito en 'El detective cantante' y decidió a dedicar sus fuerzas a dirigir. Después de 'El hombre sin rostro' y del exitazo de 'Braveheart', el actor rodó una película en arameo ('La pasión de Cristo') y otra en maya ('Apocalypto'), que tuvieron una excelente acogida en taquilla. Tras este parón creativo, la estrella criada en Australia aceptó convertirse en un policía en 'Al límite', 'remake' de una miniserie de la BBC, que se estrena el 26 de febrero en España.

Gibson da vida en esta película dirigida por Martin Campbell a Thomas Craven, un detective de homicidios de Boston y padre viudo. Su vida cambia cuando su hija de 24 años es asesinada. Mientras todo el mundo cree que ha sido una equivocación, Craven opina todo lo contrario. Su investigación le lleva al peligroso mundo de encubrimientos corporativos, que sustituye al plutonio original de la BBC. «En esta película intento encasillar la locura», apuntó ayer en Madrid el actor, que hacía garabatos en un folio afectado por el 'jet lag'. «La historia tiene tintes de las tragedias inglesas del siglo XVII».

Gibson aseveró que vuelve a actuar porque el guión (de William Monahan, escritor de 'Infiltrados') le convenció. El resto de los proyectos no le motivan: «Después de treinta años haciendo lo mismo me sentía trasnochado y sin ideas». Sólo ha aceptado rodar bajo las órdenes de Jodie Foster y apoyar el proyecto de un joven mexicano ambientado en una cárcel de Veracruz. Cuando acaben estos compromisos, se centrará en dirigir una película de vikingos. «Nunca he visto una película buena de vikingos». La rodará en otra lengua muerta: el nórdico clásico. «De joven la estudiaba porque es el origen del inglés, en serio», adujo Gibson, que no quiso confirmar si Leonardo DiCaprio se apuntará al proyecto. «Para mí es eficaz y da mayor realidad utilizar el idioma original, aunque esté en desuso. No me gusta ver películas dobladas, aunque reconozco que en España, Francia o Alemania hay profesionales que hacen de forma excelente su trabajo».

Un ejercicio de márketing

«Hay tres cosas que uno espera cuando hace una película: conseguir un trabajo que entretenga y sea válido para el espectador, educar con lo que cuentas, y elevar la mentalidad del espectador», enumera el actor, cuya única intención a la hora de actuar es la de «ser un contador de cuentos y hacerlo bien».

Galardonado con dos Oscar por su trabajo en 'Braveheart' (director y película), Gibson recordó que estos galardones cuyas candidaturas se dan hoy a conocer son un juego. «Es un ejercicio de márketing. Sólo a veces una obra de arte que merece ser vista lo consigue gracias a los Oscar». Sobre el entramado de Hollywood, el también productor y guionista señala que la cosecha de títulos en 2009 ha sido «muy buena». Considera como «una necesidad hacer películas pequeñas atractivas y no demasiado caras. El sistema está cambiando. En los 80, los 90 y a principios del 2000 se hacían películas grandes. Ahora hay que ser más creativo para hacer películas con menos ventajas. En Hollywood no se está haciendo nada ahora, es muy caro rodar allí», detalla un director que a partir de ahora utilizará tecnología digital porque «es algo apasionante». Aunque se siente «bastante en forma» para moverse bien, Gibson no aseguró que vaya a seguir haciendo papeles de acción.