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M. SÁIZ-PARDO
Domingo, 17 de enero 2010, 04:35
Plataforma per Catalunya (PXC) y España 2000 (E2000) han encendido la llama y han arrastrado a los partidos convencionales a un debate sobre el endurecimiento de la política de extranjería. Estas dos formaciones ultraderechistas, con representación en nueve ayuntamientos catalanes y valencianos, quieren vetar el empadronamiento a los inmigrantes irregulares. Han llegado ahora a las primeras páginas de los periódicos. Pero PxC -segunda fuerza en Vic, donde se ha originado el debate y la polémica- y E2000 no son fenómeno únicos.
Otros cuatro partidos, legales y no violentos, viven su momento dulce y se relamen con sus expectativas de voto en elecciones futuras tras convertir la lucha contra la inmigración en su banderín de enganche. Por ahora, su presencia en las urnas es muy escasa, no más de 25.000 votos en las últimas generales. Pero todos ellos juegan la carta de que su rechazo a los extranjeros les lleve a las instituciones democráticas, sobre todos a los ayuntamientos. «Son partidos jóvenes. Hunden sus raíces en los años 90 y beben de líderes ultras y racistas en activo como Le Pen, Haider o Griffin. Su único punto en común es que comparten discurso chovinista y xenófobo frente a la pluralidad cultural», explica Esteban Ibarra, presidente del Movimiento contra la Intolerancia.
Ninguno de estos seis partidos oculta su discurso anti-inmigración. El programa de Plataforma per Catalunya, el partido que lidera el polémico Josep Anglada -14 concejales en seis ayuntamientos catalanes, además de Vic-, no deja lugar a dudas. Su objetivo es la lucha sin cuartel contra los musulmanes. «PxC no se opone a la inmigración, pero sí a la instalación de inmigrantes musulmanes en nuestro país, fenómeno que puede suponer a largo plazo una clara amenaza para nuestra cultura», reza su programa. Anglada pide que «la política de inmigración que fije cuotas de procedencia y reduzca a cero el contingente islámico».
España 2000, por su parte, cuenta con dos concejales en Onda (Castellón) y Silla (Valencia). Su presidente es el abogado José Luis Roberto, secretario general de la Asociación Nacional de Empresarios de Locales de Alterne (ANELA). «Estamos soportando una invasión pacífica del territorio nacional. El flujo de familias inmigrantes, tradicionalmente numerosas, condenará, como no se remedie, a que los españoles seamos minoritarios en nuestro propio país», apunta.
Expulsión sin remilgos
Una ideología casi idéntica es la que soporta la tercera formación con más influencia y más combativa, Democracia Nacional. Una de sus convocatorias fue la que terminó con el asesinato en 2007 de Carlos Palomino a manos de un militar que nada tenía que ver con DN. Su cartel con 'ovejas negras inmigrantes' se ha convertido en una seña de identidad.
Entre los partidos legales destaca por su virulencia el discurso radical contra los extracomunitarios del Movimiento Social Republicano, radicado en Barcelona. «Tenemos muy claro que aquí no caben todos», apunta su programa. Frente Nacional, muy implantado en Madrid y con casi 8.000 votos en las últimas europeas, basa su ideario en la crítica a la «suicida política de inmigración». Su receta mágica para acabar con la crisis pasa por la expulsión inmediata de los inmigrantes que se queden en paro.
Alianza Nacional, creado en 2005 y con centenares de militantes en Valencia y Madrid, tiene también un argumentario muy cercano a la ideología nazi.
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