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Una cámara de vigilancia grabó a Nagore Laffage y su asesino. / E. C. José Diego Yllanes, ayer, en la Audiencia. / EFE
«Nagore no se pudo defender»
Asesinato en pamplona en 2008

«Nagore no se pudo defender»

El fiscal pide 20 años de cárcel para José Diego Yllanes, acusado de haber estrangulado a la joven irundarra en los sanfermines de 2008

JAVIER PEÑALBA

Martes, 3 de noviembre 2009, 09:09

Sentado al lado de su abogado y prácticamente oculto del público tras una columna de la sala de vistas, su presencia apenas se dejó sentir. Con una camisa a rayas y un pantalón azul oscuro, José Diego Yllanes ocultó su rostro de las cámaras de fotos detrás de una carpeta. Permaneció inmóvil hasta que se le comunicó que el reportero gráfico había abandonado la sala, pero una instantánea, sacada de la televisión interior de la Audiencia de Navarra, recogió su cara.

Yllanes es juzgado desde ayer por el asesinato de la joven irundarra Nagore Laffage el 7 de julio de 2008, en plenos sanfermines. Enfermera en prácticas en la Clínica de la Universidad de Navarra, en la que el acusado trabajaba como psiquiatra, fue hallada muerta días después en un paraje navarro de Olondriz. El joven, tras ser detenido, reconoció la autoría del crimen.

Aunque está previsto que declare hoy, ayer ya se escuchó parte de su testimonio. Los miembros del tribunal pudieron ver la reconstrucción de los hechos que se practicó en el domicilio de Pamplona, propiedad del acusado, donde se perpetró el delito. Se trata de un vídeo que la Policía foral navarra grabó a las tres semanas del crimen. Las imágenes muestran a un José Diego sumamente nervioso, sollozante, incoherente en sus manifestaciones, dubitativo, sudoroso.

El acusado explica en el vídeo que cuando llegó al piso con Nagore, a la que conocía, se tumbaron «desnudos» en el salón. En un momento dado, admite que «la situación se enfrió», que Nagore «no quería seguir». «Hubo una falta de entendimiento de cómo iban las cosas», dijo. Su negativa motivó en Yllanes una reacción violenta. Le propinó diversos golpes y apretó el cuello hasta dejarla sin respiración. La chica quedó inerte durante un tiempo no determinado hasta que se despertó y llamó al teléfono de emergencias 112, donde pese a recibir la llamada no pudieron a actuar, ya que en ese momento el presunto asesino volvió a agarrarla por el cuello hasta causarle la muerte por asfixia. Yllanes, no obstante, señaló con posterioridad que no recordaba haber golpeado a la joven y precisó que tampoco era consciente de haberla estrangulado. Sí reconoció que cuando se dio cuenta de lo que había sucedió «Nagore estaba ya muerta».

Tribunal popular

«El acusado se aprovechó de que la víctima estaba indefensa. Y luego llevó el cuerpo al baño, intentó descuartizarlo para eliminar las pruebas. Y no crean que lo hizo porque estaba bebido, drogado o loco. No, no, esta actitud canallesca no es un ataque de locura. Lo que pretendía es que todo lo que hasta ahora había alcanzado en esta vida no se esfumara en un instante. Nagore no pudo defenderse». Estas palabras de Miguel Alonso Belza, letrado que defiende a la familia de Nagore Laffage, sonaron con fuerza en la sala de vistas de la Audiencia de Navarra. El jurado le escuchaba con atención. Sólo hacía unos minutos que acababa de quedar constituido.

Seis mujeres y tres hombres componen el tribunal que deberá pronunciarse sobre el grado de culpabilidad del acusado. Sólo a ellos compete determinar si José Diego Yllanes es culpable o no de un delito de asesinato y en qué circunstancias se cometió el hecho.

Con la sala de vista repleta de representantes de las instituciones, medios de comunicación y público, la mayoría de ellos amigos y conocidos de Nagore, las acusaciones no dudaron en calificar de asesinato la acción que cometió este joven médico. Miguel Alonso calificó de «especialmente execrable» el estrangulamiento de la joven de Irún porque «tuvo a la víctima entre las manos». «Está viendo que la está matando», dijo. La Fiscalía, que solicita veinte años de cárcel para el inculpado, incidió en esta línea y sostuvo en su alegación inicial que Yllanes privó a Nagore de cualquier posibilidad de defenderse.

El penalista bilbaíno José Ricardo Palacio, que ejerce la acción popular en representación del Ayuntamiento de Irún, afirmó por su parte que el proceso judicial permitirá conocer que el acusado «mató voluntariamente a Nagore. Le seccionó un dedo y trató también de cortarle las muñecas. Y como no pudo hacerlo, abandonó el cuerpo en un bosque». «No estaba borracho ni es un enfermo mental. Sabía lo que hacía y quiso hacerlo».

«Con maldad»

No acabaron ahí los calificativos. Ainara Miranda, letrada que representa a las Juntas Generales de Guipúzcoa, estimó que Yllanes había obrado con «maldad». Aseguró que desde que acabó con la vida de Nagore, «actuó con maldad y la maldad, señores del jurado, no es ningún atenuante», insistió. Las restantes acusaciones populares -el Ayuntamiento de Pamplona y el Instituto Navarro de Igualdad- incidieron en que el joven médico era «plenamente responsable» de sus actos.

Eduardo Ruiz de Erenchun, abogado del acusado, no desveló ayer su estrategia, aunque adelantó algunos aspectos. Se mostró en desacuerdo con las peticiones de condena, pero dejó entrever que sustentará en parte la defensa en que su cliente sufrió una alteración debido al consumo de alcohol. «No creo que un joven que pasa de juerga en sanfermines toda una noche beba botellines de agua», dijo. Asimismo, pidió al jurado que preste especial atención a las pruebas que se presenten y que su veredicto no se vea influenciado por lo que ocurra fuera de la sala.

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