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Koldo Saratxaga ha puesto en marcha una nueva asociación integrada por diez empresas. / IGNACIO PÉREZ
Saratxaga, un futuro sin Irizar
ECONOMÍA

Saratxaga, un futuro sin Irizar

El fabricante de autobuses y su ex coordinador general rompen relaciones por el rechazo de la compañía a participar en la asociación empresarial liderada por él

CARMELO LEZANA

Domingo, 11 de octubre 2009, 05:08

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El Palacio Euskalduna de Bilbao albergará el próximo jueves la presentación de una nueva asociación empresarial denominada GBE-NER, que integra a diez compañías que operan en sectores tan diversos como el industrial, el financiero, el diseño, la abogacía o la ingeniería, ente otros.

Más allá de conformarse como una nueva iniciativa empresarial -lo cual, en si mismo, tiene un sobrado mérito en un contexto de recesión como el actual, que está provocando la desaparición de un gran número de compañías- este proyecto tiene un importante valor añadido. Las firmas que lo integran han apostado por el exitoso modelo de gestión desarrollado por Koldo Saratxaga. El consultor asesora a todas ellas y es, sin duda, el gran impulsor y aglutinador de este grupo que, no obstante, nace un tanto cojo respecto al esquema inicialmente ideado. El fabricante de autobuses Irizar, que iba a liderar la asociación, se ha descolgado definitivamente de ella, en lo que es la escenificación de la ruptura total entre Saratxaga y la compañía de la que fue coordinador general durante 14 años y a la que luego siguió asesorando. Y, según todos los indicios, se trata de un divorcio definitivo. «Lo de Irizar es pasado», advirtió el gestor hace pocas semanas.

Una larga historia

GBE-NER es el anhelado proyecto al que Saratxaga ha ido dando forma durante los últimos años; desde que en julio de 2005 dejara su cargo como máximo responsable de Irizar. Se puso al frente de ella en 2001, cuando afrontaba una situación de quiebra y se encontraba al borde del cierre. Cuando salió, la cooperativa disfrutaba de una situación empresarial envidiable y ocupaba uno de los puestos de honor del ranking mundial de su sector.

Pese a dejar el puesto de coordinador general hace más de cuatro años, Koldo Saratxaga no se fue realmente de Irizar. Se convirtió en su principal asesor y, aunque sin tener responsabilidades directas en la gestión, ha sido durante los últimos años uno de los grandes artífices de la estrategia de la compañía.

Un claro ejemplo de ello se produjo hace escasamente un año y medio, cuando Irizar y Ampo -sociedad dedicada a la fundición y a la valvulería y también asesorada por el experto empresarial- decidieron abandonar la Corporación Mondragón. Desde el primer momento, Saratxaga rechazó que él fuera el impulsor de la decisión de ambas compañías - «decir que estoy tras la salida de Ampo e Irizar de Mondragón es insultar a sus 1.150 socios», afirmó en una entrevista concedida entonces a EL CORREO-, pero en amplios ámbitos empresariales jamás han existido dudas de que fue el auténtico cerebro de aquella operación.

Tras aquel crucial paso y el inicio de su trayectoria en solitario, las dos cooperativas estaban llamadas a convertirse en las principales enseñas de la asociación empresarial que será presentada dentro de cuatro días. Pero la realidad se ha impuesto a ese plan. Irizar rechazó «definitivamente» su entrada en la misma el pasado julio, lo que derivó en la ruptura de relaciones entre ambas partes. De hecho, el consultor ha dejado de asesorar al fabricante de autobuses, que emplea a 730 personas en Ormaiztegi.

¿Que ocurrió para que una relación tan aparentemente profunda y perfecta haya acabado con un divorcio tan sonoro?

La separación se sustanció en pocos meses. En concreto, entre junio y agosto de este año. A finales de mayo, la asamblea de Irizar aprobó, con una escaso margen de tres votos, formar parte de GBE-NER. La decisión, con la que Saratxaga veía cumplido su objetivo de contar con la compañía vasca como el principal baluarte de su alianza, fue revocada poco tiempo después por el consejo rector de la cooperativa. Sus miembros consideraron que esa «mínima» diferencia no era suficiente para dar un paso tan trascendente en un momento de recesión. Una resolución que -además de la dimisión del coordinador general de la planta de Ormaiztegi, Peio Alcelay- provocó que Saratxaga se sintiera traicionado y optara por sacar a Irizar de su lista de clientes.

«Muy deprisa»

Según fuentes de la compañía consultadas por este periódico, las razones económicas «jamás» estuvieron detrás de la no entrada en GBE-NER. Lo ocurrido tuvo su origen, según los citados medios, en una serie de factores relacionados con los plazos y las formas, por decirlo de alguna manera. Algo a lo que habría que añadir la influencia de las tensiones existentes entre 'seguidores' y 'detractores' de Saratxaga dentro del propio grupo.

«Koldo Saratxaga iba muy, muy deprisa con su proyecto. Monopolizaba todo, lo que generaba cierta desconfianza y temor en un momento de crisis gravísima y de incertidumbres en el que hay que centrarse en otras cosas que son más prioritarias», argumentan los citado medios.

Añaden que, dadas las circunstancias, los responsables de Irizar le pidieron que pospusiera la creación del grupo -previsto entonces para verano- hasta que se superara la crisis. El experto, que ha declinado pronunciarse sobre este asunto, rechazó tal posibilidad y, ante la negativa de Irizar, decidió romper la relación con la compañía y seguir adelante con la iniciativa, siempre según esas fuentes.

Y así ha sido. Aunque con algún retraso sobre el calendario inicial, el próximo jueves será presentada en sociedad la nueva asociación empresarial, integrada por diez compañías y cuyo desarrollo, consolidación y ampliación va a ser el nuevo gran reto de futuro de este innovador gestor empresarial. Eso sí, un futuro al margen de la que durante las últimas décadas fue su empresa del alma.

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