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El 91% de las personas sin hogar son hombres. / IGNACIO PÉREZ
VIZCAYA

Un estudio aconseja crear albergues de mínima exigencia para los 'sin techo'

La Diputación estudia su viabilidad, pero desconfía de que haya algún vecindario que acepte tal equipamiento

ESTIBALIZ SANTAMARÍA

Sábado, 28 de marzo 2009, 10:41

La Diputación ya tiene en su mano la radiografía de necesidades de las personas sin hogar de Vizcaya que encargó hace dos meses. Un equipo de sociólogos de la UPV ha charlado con 200 'sin techo' que buscan cobijo en Bilbao, así como con las asociaciones de carácter social dedicadas a su atención para hallar áreas de mejora en la gestión institucional.

A juicio de los expertos, el principal motivo de rechazo hacia los albergues es su modelo de gestión, demasiado estricto o demasiado flexible. Quienes tienen mayores problemas personales necesitan normas, mientras que el resto descarta esa disciplina y termina volviendo a la calle. Por ello, plantean deslindar los recursos de los distintos colectivos para atender diferentes necesidades e incluso plantean la creación de un nuevo modelo residencial con un nivel muy bajo de exigencia, que atienda a quienes no quieren normas. Lo califican como «el último vagón» para quienes no suelen acudir a albergues. Un tercer espacio entre la calle y los servicios ordinarios. Lo denominan Kale-etxea y estaría dirigido a los colectivos con mayores dificultades personales. Proponen que este alojamiento sea un gran espacio común, sin zonas individualizadas. Un espacio diáfano y de fácil montaje y desmontaje, al estilo de un 'loft'.

Para ello, han pensado en antiguos colegios, instalaciones deportivas o polígonos industriales en desuso, en donde, junto a la pernoctación, los trabajadores sociales puedan mantener un primer contacto con los usuarios. De lo contrario, no podrían llegar a ellos. El diputado de Acción Social, Juan Mari Aburto, apuntó que ésta «es una recomendación que habrá que analizar», pero fue franco. «En principio, yo no me atrevo. No hablamos de una residencia de mayores y la ubicación de un recurso como éste para 80 personas tendría el conflicto vecinal garantizado».

Oposición popular

Precisamente esa oposición popular a equipamientos para personas con dificultades sociales ha sido otro punto de análisis del estudio, ya que es fundamental a la hora de poner en marcha cualquiera de sus propuestas. Como primera medida, apuestan por descentralizar los servicios, pero también defienden que el vecindario reciba alguna gratificación a cambio como más zonas verdes o nuevas infraestructuras.

El estudio toca este punto espinoso porque, junto a la mejora de los albergues actuales, cree necesaria la apertura de nuevos equipamientos. En este sentido, el principal aludido es Barakaldo. Estiman necesario un albergue en este municipio, con más de 20 camas, al estilo del Elejabarri, que atienda a la margen izquierda. A su juicio, este proyecto debería ejecutarse a corto plazo. Pero, en la próxima década, localidades como Getxo, Durango, Bermeo y Portugalete también deberían plantearse la apertura de pequeños alojamientos, según los sociólogos.

Junto a la Kale-etxea proponen otro servicio inédito en Vizcaya: un proyecto piloto de minialbergue en Bilbao, con capacidad para media docena de personas, que funcionara como las residencias de estudiantes. Estaría dirigido a las usuarios con menos dificultades personales. Se trata de que tengan una vida lo más normalizada posible, con una habitación en la que estar durante todo el día.

El estudio entra al detalle en el funcionamiento diario de los albergues bilbaínos y observa algunas carencias. Elejabarri, el mejor valorado por los 'sin techo', necesita adecuarse a los nuevos perfiles de usuarios, sobre todo a las familias, para que puedan dormir en un mismo espacio y no sean separados por sexos. El albergue invernal de Mazarredo y el Lagun Artean deberían ampliar los horarios de entrada y salida, así como el número de aseos y duchas.

Por su parte, sugieren que el centro Hontza ponga camas en lugar de la hamacas actuales, así como taquillas más amplias para dejar los objetos personales. El informe también presta atención a los comedores sociales y propone facilitar la obtención de la tarjeta de acceso así como ofrecer dos menús para solucionar las quejas de los usuarios sobre la calidad de la comida surgidas desde que ésta se adapta a los criterios musulmanes. Por último, el estudio pone en el punto de mira un problema de convivencia revelado por los entrevistados: el conflicto entre parte de los sin techo magrebíes y el resto de usuarios. Una división de servicios podría conducir a la guetización, por lo que proponen optar por la mediación cultural y, en su caso, establecer cotas máximas para las distintas nacionalidades.

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