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Abastecimiento

15.000 vizcaínos reciben en sus hogares agua de calidad «deficiente»

El caso más grave es el de Carranza. Sus vecinos llevan desde septiembre sin beber agua del grifo

YOLANDA VEIGA

Viernes, 13 de marzo 2009, 09:30

La mayoría de los vizcaínos pueden abrir el grifo del agua con garantías. Pero no todos, porque sigue habiendo rincones del territorio donde falla el suministro. A los hogares de casi 15.000 personas llega todavía un agua «deficiente». Tal es la calificación sanitaria que le otorga el departamento de Sanidad del Gobierno vasco.

El problema lo tienen media docena de pequeñas localidades y algunos barrios de otras veinte y es más acusado en Carranza, donde el miércoles el Seprona tomó muestras de agua a petición judicial. En el otro extremo, 1,1 millones de vizcaínos, el 97%, beben agua «satisfactoria» -hace veinte años eran el 70%-. «El agua en Vizcaya es buena. Los problemas son puntuales», resumen desde el Ejecutivo.

Claro que estos problemas no les parecen tan 'puntuales' a los afectados. El ejemplo más escandaloso es el de Carranza, donde no se puede beber del grifo desde septiembre y hay un proceso judicial en marcha. «Para la ducha no hay problema y si se quiere usar para cocinar sería aconsejable hervirla y echarle unas gotitas de lejía», recomienda Pedro Muro, portavoz del equipo de gobierno en este municipio, el más extenso de la provincia. Su principal problema radica, precisamene, en sus 137 kilómetros cuadrados de superficie, ya que hay núcleos poblacionales dispersos y esto dificulta el suministro. Las balsas de La Pedraja y La Cerroja y el depósito de La Mina abastecen a los menos de 3.000 vecinos que conforman el censo. El año pasado se efectuaron en estas tres zonas medio centenar de análisis y casi la mitad resultaron «no aptos». Y llevan así varios años.

«El agua en origen no tiene calidad, porque proviene de arrastres y en cuanto llueve se enturbia. Para reducir la turbidez hay que emplear tratamientos muy agresivos, que al final producen excesos de aluminio y son un refugio para las bacterias», argumenta Muro, quien garantiza que «la construcción de una sola depuradora que ofrezca un tratamiento homogéneo del agua para todo el valle mejorará el suministro». Estará lista antes de 2012.

Entre 6 y 1.700 análisis

En Orozko, otro de los municipios con agua deficiente, el 'pero' es «que no se ha encontrado la dosificación exacta y el agua presenta un exceso de aluminio, aditivo que se utiliza a su vez para que no salga turbia». Pero no es tan grave como en Carranza. «No ha habido restricciones porque tanto los parámetros del Gobierno vasco como el olor, el color y el sabor indican que es apta para el consumo», dicen en el Ayuntamiento.

Otras veces no son fallos en las plantas lo que provoca la deficiencia. Ocurre, simplemente, que no hay infraestructura adecuada para eliminar la turbidez. «El mínimo tratamiento al que debe someterse el agua es la desinfección, que se realiza con un clorador en todas las plantas. El siguiente paso es eliminar la turbidez, pero en algunas poblaciones no hay maquinaria», alegan desde Sanidad.

El control de la calidad del agua en Vizcaya se traduce en miles de análisis en las 162 zonas de abastecimiento que dan servicio a la provincia. En un centenar largo, 108, más del 95% de los análisis que se hicieron el año pasado resultaron aptos y obtuvieron, por tanto, una calificación sanitaria 'satisfactoria' -estas plantas dan servicio a 1.104.087 vizcaínos-. Por el contrario, en 41 puntos que suministran agua a 14.802 residentes en el territorio las inspecciones pusieron en evidencia que el sistema es 'deficiente' -al menos un 10% de los análisis fueron negativos-. En las restantes trece zonas de abastecimiento, las que corresponden a 17.408 vizcaínos, la calificación sanitaria fue 'tolerable' -entre un 5 y un 10% de los análisis realizados el año pasado resultaron fallidos-.

El Gobierno vasco vigila todo el recorrido que hace el agua. Además de los análisis en el origen de la captación (embalses, balsas, depósitos, presas, manantiales, etc), se hacen pruebas de calidad en la planta de tratamiento, en el recorrido por la red de tuberías y en los grifos de hogares y empresas donde va a ser consumida. La vigilancia es más intensa en Venta Alta, la estación potabilizadora de Arrigorriaga que suministra agua a más de una treintena de localidades vizcaínas. Aquí se hacen en torno a 1.700 análisis al año -con un resultado de 'apto' en prácticamente el 100% de los casos-. En las plantas más pequeñas, las que abastecen a menos de 50 vecinos, se hacen como mínimo seis análisis.

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