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MANU RUEDA
Jueves, 5 de marzo 2009, 11:46
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El desplome electoral de Eusko Alkartasuna ha reabierto las hostilidades en el seno del partido. Mientras que la Ejecutiva vizcaína ha pedido al presidente de la formación, Unai Ziarreta, que «reconsidere» su decisión de renunciar al cargo, la dirección guipuzcoana, liderada por Iñaki Galdos, ha solicitado el abandono de todo su equipo. El también diputado de Deportes de Guipúzcoa apostó por «recuperar las señas de identidad» de EA para tener futuro.
La jefatura vizcaína, reunida el pasado martes en Bilbao, asumió en un comunicado que los resultados electorales «han sido malos» y que «comparte» con la dirección nacional del partido la necesidad de abrir una «reflexión interna» que acerque los postulados de EA a la sociedad. No obstante, expresó su «apoyo incondicional» al líder de la formación, Unai Ziarreta, por su «transparencia, su claridad, su cercanía a la gente y su capacidad de gestión», y le solicitó que «reconsidere su decisión de renunciar a la presidencia».
A pesar de que el propio Ziarreta anunció la misma noche electoral que ponía su cargo a disposición de la dirección del partido y convocó un congreso extraordinario para el próximo mes, la ejecutiva guipuzcoana, controlada por el sector crítico, calificó el cónclave de «insuficiente» y exigió una «revisión y rectificación» de la línea estratégica. En esta línea, Galdos se mostró ayer taxativo y, en una entrevista en Euskadi Irratia, reclamó la recuperación de las «señas de identidad» de EA para tener futuro. A su juicio, en los últimos tiempos se «han dejado de lado sus valores históricos», lo que ha provocado el «gran palo» electoral del pasado domingo.
En su intervención, Galdos afirmó que los resultados «muestran claramente quién tenía razón» en la formación socialdemócrata, en la que la ejecutiva que dirige defendió la conveniencia de repetir la coalición con el PNV. En su opinión, EA se ha equivocado en la campaña al intentar recabar votos de la izquierda abertzale -con su constante apelación a la conformación de un polo soberanista-, ya que el electorado de la coalición radical «pertenece a otro ámbito» de la sociedad.
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