La profesora Goikoetxea, en la Universidad de Deusto. / BORJA AGUDO
EXPERTA EN BIOÉTICA Y REDACTORA DE LA LEY DE VOLUNTADES ANTICIPADAS

Marije Goikoetxea: «El suicidio asistido no tiene sentido»

La experta pide que se garanticen los cuidados paliativos antes de que se abra el debate sobre la eutanasia

FERMÍN APEZTEGUIA

Jueves, 26 de febrero 2009, 10:29

Publicidad

Los actuales servicios de Cuidados Paliativos, los que se brindan al final de la vida para garantizar el bienestar físico y emocional de las personas, dejan sin atención, al menos, a uno de cada seis pacientes. La oferta no cubre la demanda. Marije Goikoetxea, psicóloga experta en Bioética y coautora del Documento de Voluntades Anticipadas del Gobierno vasco, participó ayer en el Aula San Juan de Dios de Vizcaya en una mesa redonda que analizó el alcance de los deseos del paciente y el de las obligaciones de los profesionales sanitarios.

-¿En qué se diferencian las voluntades anticipadas de la eutanasia?

-Las voluntades anticipadas están relacionadas con el derecho de las personas a participar en las decisiones que tienen que ver con su cuerpo, su vida y su muerte. Decimos si queremos o no ser sometidos a determinadas terapias en el supuesto de que tengamos una enfermedad terminal. La eutanasia es distinta. Con ella, hablamos de la intervención de un profesional sanitario que tiene como objetivo acabar con la vida de un paciente a petición de éste.

-¿Y el suicidio asistido?

-Es la fórmula intermedia que se ha encontrado entre los defensores de la eutanasia y los cuidados paliativos. La responsabilidad legal del acto cae así en la persona que lo solicita, no en quien lo aplica.

-¿Qué opina de la ley de suicidio asistido que prepara el Gobierno?

-En un país donde no se han desarollado por completo los cuidados paliativos no tiene sentido hablar de eutanasia, ni de suicidio asistido. Antes de abrirse un debate así, debería garantizarse la plena atención al final de la vida a todos los pacientes terminales, que es algo que hoy no existe. Una crisis de angustia en un paciente mal atendido puede llevarle a pedir que acaben con él. Atendamos bien a todas las personas que necesitan paliativos y luego abramos ese debate.

Publicidad

-La italiana Eluana Englaro, al parecer, dejó dicho que no quería permanecer en coma durante años; y lo ha estado casi dos décadas.

-El de Eluana es un caso complicado. Es difícil definir su situación irreversible como una enfermedad terminal, porque estaba en coma vegetativo. Carecía de los mínimos que funcionan en un ser humano para ser definido como tal. En realidad, sus padres solicitaron algo que en nuestro ordenamiento es legal: la retirada de un tratamiento vital. Las personas tenemos derecho a negarnos a terapias eficaces.

-Mantener con vida artificial a un paciente como éste, ¿no es un ensañamiento terapéutico?

-No soy muy partidaria de ese tipo de términos porque cada persona tiene sus propios valores éticos y morales. Probablemente los padres de Eluana conocían bien las voluntades de su hija. Pero siempre nos quedará esa duda. El problema es que no las dejó por escrito.

Publicidad

-¿Cómo valora la polémica ocurrida en Italia?

-Me parece un escándalo. Los dirigentes, públicos y eclesiales, deberían dedicar todos sus esfuerzos a mejorar la calidad de vida de los moribundos; y no a ver quién puede obtener mayores cotas de adhesión social en torno a un caso que sale en los medios de comunicación. Me parece lamentable que hayan entrado en todo ese circo, que políticos y religiosos no sean conscientes de la responsablidad moral y ética que tienen de ayudar a la población a gestionar bien los valores humanos en situaciones tan importantes.

Papel de la familia

-¿Hasta dónde deben llegar los cuidados médicos?

-Hasta el límite en que la persona considere la vida como una obligación moral. Esto, para mí, sólo tiene una excepción: los recursos sanitarios hay que repartirlos de manera justa entre los ciudadanos.

Publicidad

-En una situación irreversible, ¿en qué salud debe pensarse más, en la del paciente o en la de los familiares que lo cuidan?

-Vivimos un proceso de cambio. El concepto de santidad de vida está siendo sustituido por el de calidad de vida. En uno cuenta el valor sagrado; en otro, las personas, que son quienes valoran en qué condiciones merece la pena vivir. Cuando la sociedad haga ese cambio, tocará responder a esa pregunta. ¿Qué calidad de vida vale más? Probablemente, tendremos que valorar entonces los riesgos que corren la persona y la familia; como hacemos en otras situaciones vitales, como el inicio de la vida. Y a partir de ahí, tomaremos una decisión.

-¿Cómo se evita que un Documento de Voluntades Anticipadas sirva para acelerar una muerte?

-Con la responsabilidad de los profesionales que tienen en su mano el documento. Primero, el escrito ha de tener la forma legal adecuada que certifique que esa persona era competente y capaz cuando lo redactó. De eso se ocupan el registrador, sobre todo, y el notario. Los profesionales sanitarios que lo abran tendrán que interpretarlo luego en función de los valores de esa persona. Un ciudadano puede decir que no quiere que le reanimen en situación de parada cardiorespiratoria. Pero si se cae a una piscina, ¡hombre!, habrá que entender que no lo decía pensando en algo así. f.apezteguia@diario-elcorreo.com

Publicidad

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Accede todo un mes por solo 0,99€

Publicidad