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JUAN PABLO NÓBREGA
Sábado, 21 de febrero 2009, 04:03
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Allen Stanford, el multimillonario tejano propietario de la compañía financiera que lleva su nombre y que ha sido acusado por el gobierno federal de un fraude por valor de 6.340 millones de euros, supo aprovechar muy bien la pequeña empresa inmobiliaria fundada por su abuelo en 1932 para consolidar un imperio económico, usando la isla caribeña de Antigua como base logística y expandiendo sus actividades a países como Venezuela, Panamá y Ecuador.
Aunque la justicia de EE UU no ha formulado de momento cargos criminales contra el magnate, la estafa de la que se le acusa guarda muchos paralelismos con el 'escándalo Madoff', amén de otras prácticas que están siendo investigadas por el FBI por la posible implicación de Stanford en operaciones de lavado de dinero procedente de narcotraficantes del cártel del Golfo de México.
Hasta el mes de julio de 2008, Sir Robert Allen Stanford -ostenta el honor de ser el primer estadounidense en lograr el título de 'sir' por la Commonwealth- pasaba por ser un honorable inversor con una más que exitosa presencia en Antigua, país donde había obtenido la nacionalidad. Entonces, dos empleados que abandonaron la firma revelaron que la compañía estaba dando a sus clientes información falsa sobre el rendimiento de activos. La Securities Exchange Commision (SEC) se puso sobre la pista y encontró que las prácticas fraudulentas del magnate se extendían en diferentes direcciones.
Donaciones a políticos
Cuando el pasado martes se destapó la trama, destacadas personalidades de la vida política estadounidense no daban crédito a lo ocurrido. Standford se había labrado una sólida imagen filantrópica, donando millones de dólares a las campañas del líder republicano John McCain y a los senadores demócratas Christopher Dodd y Charles Schumer. Muchos de los beneficiarios de esas ayudas se apresuraron a devolverlas en las últimas horas o a donarlas a instituciones de caridad, según el Centro de Política Responsable.
En un lugar destacado de la página web del Grupo Stanford puede leerse que «Sir Allen apoya a las organizaciones caritativas, culturales y educativas por todo el mundo». Entre sus grandes obras sociales presume de haber recaudado 15 millones de dólares para un hospital de investigación de enfermedades infantiles.
El financiero ahora investigado hizo su primera fortuna a comienzos de la década de 1980 construyendo viviendas en Houston, en un periodo en el que la boyante industria petrolera de Texas inundó de millones la economía del estado. En 1983, después de pagar una deuda judicial de 24.700 euros por avalar un negocio fallido, transformó la compañía inmobiliaria y de seguros heredada de su abuelo en una asesoría financiera. Con solo 23 años, fundó Stanford Financial Group y empezó así una fulgurante carrera, captando inversores con cuantiosos recursos, instituciones y empresas emergentes que tenían su actividad en 136 países de los cinco continentes. Los activos manejados por la firma financiera se calculan en unos 38.800 millones de euros.
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