Íñigo Urkullu y Juan José Ibarretxe saludan desde la tribuna de oradores a los simpatizantes congregados en el Euskalduna de Bilbao. / FOTOS DE MITXEL ATRIO
El pnv presenta su estrategia de futuro

Ibarretxe: «PP y PSE no conocen a este pueblo y no lo pueden liderar»

El candidato del PNV aparca el 'derecho a decidir' en la puesta de largo del 'Think Gaur', defendido por Urkullu como «motor de la nueva Euskadi»

JOSÉ MARI REVIRIEGO

Lunes, 26 de enero 2009, 19:13

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Entre bambalinas, Juan José Ibarretxe e Íñigo Urkullu intercambiaban impresiones poco antes de que se levantara el telón en el Palacio Euskalduna de Bilbao. El guión estaba claro de antemano. Ni una alusión a pactos electorales, en un intento por dar imagen de partido ganador. A las 11.30 horas, los protagonistas salieron a escena en un auditorio principal con capacidad para 2.164 personas que estaba a rebosar. El presidente del PNV buscó el corazón de los alderdikides desde el inicio: «Euskadi, nuestra patria, es el único objetivo». Arrancó así los primeros aplausos en la puesta de largo del 'Think Gaur', el programa de renovación de imagen y contenidos del grupo jeltzale con el año 2020 como horizonte. Después, Urkullu cedió el testigo a su candidato a las elecciones, que aparcó el debate sobre el derecho a decidir para volcarse en «los problemas que nos afectan», con especial énfasis en la recesión económica. Apenas citó a sus principales rivales, pero cuando lo hizo fue implacable. Uniendo identidad, uno de los valores más reivindicados en la cita, y crisis, Ibarretxe fue directo al hígado de sus adversarios: «Ni el PP ni el PSE conocen a este pueblo, no conocen sus problemas, no lo pueden liderar».

En el mismo escenario de la temporada de ópera de la ABAO, cuya última obra en cartel ha sido los amores de Julio César y Cleopatra, de Händel, el PNV aprovechó la presentación en sociedad de las conclusiones del 'Think Gaur' -'Pensar Hoy'- para dar por iniciada la campaña electoral. Teloneado por una banda de percusión, que sustituyó el tambor por la caja de cartón, Urkullu defendió el programa como «el motor de la nueva Euskadi» y destacó de él sus compromisos en empleo, igualdad, infraestructuras -con la alta velocidad como bandera- y educación. En suma, se trata de «reciclarse», como hizo el grupo Toompak con sus instrumentos.

Distendido y suelto ante los congregados, que enarbolaban enseñas del partido e ikurriñas, el presidente del Euskadi buru batzar aclaró que pese a no ser de Bilbao se permitía «la farolada» de decir que «hasta Obama copia a 'Think Gaur'» por haber apelado a «la responsabilidad», uno de los valores subrayados por el PNV. El alcalde de la capital vizcaína, Iñaki Azkuna, se abanicaba sentado en las gradas instaladas en el escenario en compañía de cargos públicos y simpatizantes. En esta especie de baño de masas, Urkullu volvió a Obama al mostrarse partidario de la recuperación de conceptos esenciales como «trabajo duro, honestidad, lealtad y patriotismo», valores también reivindicados por el PP.

«Intrigan»

Mera coincidencia, pues Urkullu advirtió a Ibarretxe de que algunos partidos «intrigan para sacarte del campo de juego y sentarte en el banquillo». En el resto del discurso, el líder del PNV buscó el perfil gestor, aunque para ello se bregó con quienes «brindaron por la no fusión de las cajas», «ensuciaron el nombre del Guggenheim», sin mencionar el desfalco, o «calculan fríamente la aplicación de la ley de partidos». No los nombró, pero las siglas de PP y PSE flotaban sobre el cuadrilátero. Como los púgiles, esquivó y golpeó Urkullu. «Aprendieron la lección de 2001 y esta vez van a ser más sibilinos», alertó sobre una eventual entente entre socialistas y populares.

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Presentado como «amigo, compañero, trabajador y joven», Urkullu dio paso a Ibarretxe. «Lehendakari, tú eres 'Think Gaur'», señaló entre aplausos en busca de una asociación de ideas que algún quebradero de cabeza les ha dado. Y el candidato del PNV demostró estar en forma. Con una intervención en la que fue de menos a más, se creció en el cuerpo a cuerpo. Señaló por su nombre a PP y PSE, a quienes intentó afear por «hablar en términos de desalojo» de sus propósitos electorales. No sólo les negó capacidad de gobierno porque «no tienen ideas», sino que les acusó de «repartirse los departamentos» de antemano, como si esto fuera «un zoco».

Sobre ETA y su «espantosa e inhumana violencia», reiteró su «kanpora», «fuera de nuestras vidas». A renglón seguido, invitó a mostrar «solidaridad con las víctimas», se acordó de los «torturados» y destacó el «trabajo heroico de los empresarios amenazados». Censuró al PSE por insinuar que se logrará la paz si accede al Gobierno.

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Buscó la emoción en sus puntos fuertes, ayer no tan explícitos. Por ejemplo, en el autogobierno, al que llamó «el diamante vasco». Para «cuidarlo», reclamó un esfuerzo en innovación, participación e identidad, sobre todo en esto. Lanzado, citó a Gandhi: «No quiero mi casa amurallada ni mis ventanas selladas. Quiero que las culturas de todo el mundo soplen sobre mi casa, pero me niego a ser barrido por ninguna de ellas». Fue jaleado Ibarretxe, que como orador demostró que sabe llegar a los suyos, aunque provoque la sensación de que algo puede ocurrir. De que algo se puede salir del guión durante su intervención.

No fue el caso ayer, y eso que echó el resto con la crisis económica. Tras advertir que para él «es lo mismo Euskadi o Euskal Herria», planteó una relación de igual a igual con España. Dijo que «no nos pueden venir a dar lecciones desde España» sobre cómo afrontar la recesión y cargó contra populares y socialistas, a quienes metió otra vez en el mismo saco: «Quieren disolver la personalidad del pueblo vasco en el pueblo español como si fuera un azucarillo en un café con leche».

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«Sin edulcorantes», reconoció que la situación económica «es complicada» en el País Vasco, pero «más en España». Mientras Euskadi, confesó, está «con el agua a la cintura», el resto del Estado, ya está «con el agua al cuello». Advirtió de que «no hay que ser complacientes», sino «sacar el país adelante». «Fuimos los últimos en entrar y seremos los primeros en salir de la crisis», afirmó el candidato del PNV, quien reclamó confianza. «Frente a tanta politiquería, a tirar todos del carro», clamó. El acto se cerró al ritmo del 'Shout' ('Grita') de Aretha Franklin.

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