Borrar
'Txelis', la piedra en el zapato de ETA
POLÍTICA

'Txelis', la piedra en el zapato de ETA

El ex jefe del aparato político sigue causando preocupación en la cúpula terrorista

FLORENCIO DOMÍNGUEZ

Domingo, 4 de enero 2009, 03:49

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Cada vez que un miembro de ETA ingresa en prisión, los simpatizantes de la banda colocan su foto en el bar de la izquierda abertzale de su pueblo. Allá estará hasta que el preso salga de la cárcel y acuda personalmente a quitar la foto de la pared. Pero cuando alguien es expulsado del colectivo de presos de ETA, su foto desaparece de la herriko de su pueblo y de la web de Askatasuna. También desaparece su nombre de la lista de presos, como si no existiera. Es la muerte civil del disidente para el mundo de la izquierda aber-tzale.

Por eso, 'Los Demos' vascofranceses, en el homenaje que el pasado 28 de diciembre dedicaron a los etarras disidentes José Luis Álvarez Santacristina, 'Txelis', Kepa Pikabea, Carmen Gisasola y José Luis Urrusolo Sistiaga, lo primero que hicieron fue sacar las fotografías de los cuatro reclusos y mostrarlas en público. Frente a la ocultación de las fotos de los críticos en las herriko tabernas, se impuso la exhibición de la imagen de los proscritos. Es una lucha simbólica entre los partidarios de la violencia y los que, desde las filas de la izquierda abertzale, quieren que ETA abandone las armas. Lo que unos ocultan, otros lo muestran abiertamente.

'Los Demos' han dado el primer paso. Se trata de un grupo que comenzó a actuar en el año 2000 con acciones de apoyo a los presos de ETA o al euskera, acciones de impacto mediático, pero que eludían de forma deliberada el uso de la violencia. En los últimos años se les ha visto menos -en 2006 hicieron un ayuno en apoyo a De Juana Chaos que se encontraba en huelga de hambre- y por eso ha sorprendido que su vuelta a la luz pública haya sido organizando un homenaje a cuatro reclusos etarras que desde hace años abogan por el abandono de las armas. No son presos del montón: Gisasola y Urrusolo tienen una trayectoria terrorista a sus espaldas como pocos miembros de la banda, mientras que 'Txelis' y Pikabea han estado en la dirección del grupo terrorista.

Destaca la figura de 'Txelis' por ser el intelectual del grupo, el teórico que elabora la doctrina y los análisis sobre los que se apoyan sus compañeros. También porque desde que fue encarcelado en 1992 no ha parado de provocar sobresaltos a los sucesivos dirigentes de ETA. El primer susto se lo dio el 10 de noviembre de ese año al aparecer en la portada de 'Egin' con unas declaraciones completamente ortodoxas, pero realizadas sin conocimiento de la dirección etarra. «Tu entrevista ha sido como si nos hubieran derramado aceite hirviendo y no nos ha hecho mucha gracia», le dijo la cúpula.

Pero lo peor vino poco después cuando Álvarez Santacristina sufrió una súbita conversión religiosa en prisión -«la renovación de mi corazón ha sido obra de la Gracia de Dios y no el miedo al infierno», escribió-. Al mismo tiempo, efectuó una revisión política que se tradujo en un primer documento en el que abogaba por el abandono de las armas. ETA le ordenó destruir el papel, que ya conocían los ocho presos que compartían cárcel con 'Txelis', cuando comprobó la desmoralización que provocaba entre los suyos porque «el análisis que realiza rompe todos los esquemas». «Me parece completamente urgente un repliegue absoluto para que no haya más muertos, ni de nuestros militantes ni de nadie», decía 'Txelis' en aquel documento.

Álvarez se mostró disciplinado y acató la orden de no proseguir el debate. Fueron años en los que se produjo un acercamiento a Carmen Gisasola, con la que el ex jefe del 'aparato político' coincidió en algunos juicios en París. Comenzó una relación de amistad entre ambos y un intercambio epistolar en el que 'Txelis' ayudaba a la antigua miembro del 'comando Vizcaya' en sus estudios de filosofía.

Pikabea, al igual que su hermano Rosario, actualmente en libertad, ha estado siempre al lado de 'Txelis', así como algunos antiguos dirigentes de HB y miembros de la cultura vasca que hoy no tienen protagonismo público. En cambio Urrusolo, que estaba expulsado de ETA desde 1994 por indisciplinado, se sumó a las tesis de 'Txelis' en agosto de 1997, tras el asesinato de Miguel Ángel Blanco, cuando suscribió un documento público elaborado por José Luis Álvarez pidiendo otra vez el abandono de las armas. También lo suscribieron los Pikabea, Mikel Zarrabe Elkoroiribe y Miguel Ángel Gil Cervera.

La respuesta de la banda fue la expulsión de los líderes críticos, 'Txelis' y Gisasola, en 1998, lo mismo que hizo en 2004 cuando apareció otro foco disidente, encabezado en esa ocasión por Francisco Múgica, 'Pakito', que ha tenido con Álvarez Santacristina una relación de mutua lealtad, por encima de las diferencias que ha habido entre ambos.

Las sanciones disciplinarias, sin embargo, no han dejado tranquilos a los jefes de ETA que se muestran extremadamente desconfiados y recelosos de cualquier movimiento que puedan realizar los críticos, en especial 'Txelis'. Aunque la extensión de la disidencia ha sido limitada hasta el momento, en la cúpula etarra se temen los efectos que pueda ocasionar entre los presos la unión de los análisis de Álvarez Santacristina, con la influencia de personajes como Gisasola, Urrusolo, 'Pakito' o Pikabea, que han sido el rostro del terrorismo etarra de los ochenta.

La expulsión del colectivo de presos -castigo distinto a la expulsión de ETA- es la última medida disciplinaria que se ha aplicado este año a 'Txelis', Pikabea, Gisasola y Urrusolo. La sanción, que pretende ser el cordón sanitario con el que atajar los riesgos de extensión de la epidemia de la disidencia, demuestra que ETA sigue teniendo miedo de la influencia de Álvarez y sus compañeros.

Lo que ETA seguramente no esperaba es que un colectivo social afín a la izquierda abertzale, en este caso 'Los Demos', coja la bandera de los críticos y la haga suya. Es un paso adelante en un mundo, el de los presos, de movimientos lentos. Ahora toca esperar la respuesta de la banda para neutralizar los efectos tanto entre los reclusos como en el entorno social afín a los críticos.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios