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«Quiero montar otra vez un asador de pollos». / MAITE BARTOLOMÉ
ROSA CANTANTE

«Me faltó poco para acabar en el convento»

Arrasa en el mercado con un disco de versiones de baladas dedicado a su difunto padre

LUIS GÓMEZ

Viernes, 31 de octubre 2008, 09:05

«¡Tengo una cara de tonta!», exclama la ex alumna más famosa de todas las ediciones de 'Operación Triunfo' tras revisar la cámara de la fotógrafa para la que posó en Bilbao. Rosa ha roto el mercado con 'Promesas', que incluye versiones de baladas que adoraba su difunto padre.

-Rosa, ¿necesita presentación?

-¡Claro! Es como empezar de nuevo.

-¿'Promesas' es una deuda que contrajo con sus padres?

-Sí. Me hubiera gustado hacer este disco hace muchísimos años, pero la vida, a veces, no te pone donde deseas. A pesar de los pesares, ya está.

-¿Qué tipo de deuda dejó pendiente?

-Hacer este disco.

-¿Qué tiene de especial?

-Eran las canciones que le gustaban a mi padre. Soñaba con que alguien hiciese la canción más bonita del mundo para su niña. Promocionar este disco está siendo una medicina. Me da fuerza.

-¿Cantando otra vez temas de los demás es como volver a la academia?

-Ja, ja. La academia hizo creer que cantar era como fabricar persianas; y sí, es como volver allí.

-¿Es la música tal y como imaginó?

-En algunas cosas sí, pero tener que enfrentarte todos los días desde que te caes de la cama con cámaras, entrevistas, sesiones de fotos, viajes... Pero, ¿qué me había preguntado?

-¿Que si se imaginaba...?

-Ah, pues no. Ya no sabes cuál es tu trabajo. Tengo un montón de profesiones. No sé si soy modelo, cantante, presentadora... ¿Qué soy yo? A veces tienes que responder a preguntas impertinentes, capciosas...

Tres mujeres y un hombres se acercan de repente al hall del hotel donde se realiza la entrevista y besuquean, tocan y se sacan una foto con Rosa. '¿Puedo yo también?', pregunta otro cuarentón. '¡Va la foto, eh!', grita una seguidora.

-¿Ve? La gente piensa que esto de la música, con sus entrevistas, no es trabajo. ¿Se ha dado cuenta, no? ¿Alguien le ha pedido permiso a usted?

-Sigamos. Ha pasado de vender 600.000 discos a 40.000. ¿Temió quedarse en fuera de juego?

-Ahora es cuando estoy disfrutando de mi trabajo.

-¿Qué fue de aquellos 540.000 que se le han quedado en el camino?

-OT fue una inyección musical, pero vender todo aquello no era normal.

-¿Se ha sentido un juguete roto?

-¡Nooo! Hace siete años sufría un poquito más por la inexperiencia.

-Con el éxito, ¿siente que aún se la espera?

-No me explico cómo después de tanto tiempo la gente aún me siente, aunque he cambiado en muchas cosas. No en lo que la gente ve; que si he perdido peso, que si...

-Está muy delgada.

-¡Que no! Ja, ja. Ha cambiado la filosofía de vida.

-Con perdón, pensaba preguntarle cómo es posible que cante tan bien y hablando resulte tan difícil entenderla. Pero habla bien.

-Ja, ja. No, no. Técnicamente hablo fatal, muy gutural. Yo debería hablar como canto. Pero soy de 'Graná'. ¿Cómo hago para no perder mi ser y que todo el mundo de mi país me entienda?

-¿Sigue con el complejo de dientes torcidos?

-A nivel físico, ostras, no me doy cuenta, pero he perdido 40 kilos, los dientes están más derechos, me operé los ojos porque se me saltaban las lentillas... Me acoplo a la vida como el camaleón.

-¿Abrirá algún día el asador de pollos que le puso su padre?

-Mire, nunca prometo nada y eso se lo juro. Me muero de las ganas por tener otra vez un asador de pollos.

-¿Tampoco está para monja, como deseaba su papá?

-¡No! Él era muy bueno. Nos crió con unos valores muy bonitos, y su niña era tan buena, tan buena que papá me quería meter...

-¿ No fue lo suficientemente buena?

-¡Yo no quería! Pero me faltó poco para acabar en el convento. Como quien dice, estuve casi para entrar.

-¿En capilla?

-Estábamos ya allí, listos para hablar.

-Imagen de unos supermercados, ¿qué le llena más, la música o la comida?

-Según el momento. El éxito es como la dieta. No tema. Coma de todo sin abusar de nada.

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