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IÑIGO URRUTIA
Lunes, 4 de agosto 2008, 04:27
Érase una vez que Euskadi estaba en el fondo marino. La península era una isla separada de Europa y la línea de costa se situaba al sur de Vitoria. Durante cientos de millones de años sedimentos y microorganismos se fueron depositando sobre el lecho marino, y estas muestras de la evolución geológica, biológica e incluso climática se superpusieron en sucesivas capas horizontales. Hace unos 50 millones de años la colisión entre las placas tectónicas ibérica y europea plegó e hizo emerger esas capas en sentido vertical. Y en esa piedra que afloró estaba esculpida parte de la historia de la Tierra en unos lenguajes que los científicos son capaces de traducir. Ese es el extraordinario valor de los ocho kilómetros de estratos como páginas que jalonan la línea de costa entre Deba y Zumaia.
Por ejemplo, el famoso límite K/T, con el que se establece la muga entre el Mesozoico (Era Secundaria) y el Cenozoico (Era Terciaria) contiene una anómala concentración de osmio e iridio -elemento escaso en la Tierra pero abundante en el espacio interestelar-, cuya presencia sólo cabe explicar ahora por el impacto del meteorito que hace 65 millones de años extinguió dinosaurios y otras especies. Además también hay otras transiciones de la edad de la Tierra, como el Paleoceno-Eoceno, que separa los dos primeros periodos de la era Terciaria, o el Cretácico-Superior e Inferior. Estos límites albergan valiosa información sobre crisis biológicas y cambios ambientales.
Más geo que bio
Esa enciclopedia de la geología al aire libre custodia así entre sus estratos blandos y duros un filón inagotable de información donde decenas de científicos indagan desde hace casi medio siglo. La propuesta del Gobierno Vasco para proteger legalmente ese espacio mediante la figura del biotopo es bienvenida por los investigadores que escrutan en la piedra la historia de la vida hace decenas de millones de años, si bien han sugerido que más que la biodiversidad (bio-topo), debería prevalecer la riqueza geológica, por lo que proponen la denominación de bio-geotopo.
Eustoquio Molina, catedrático de Paleontología en la Universidad de Zaragoza, es una autoridad en la materia, y se congratula de que se protejan los ocho kilómetros de acantilados, porque «cualquier acción que se emprenda para la protección de esa zona me parece bien, ya que se trata de un lugar con varios puntos de interés geológico, tales como elLímite K/Ty todos los límites de los pisos del Paleoceno (Daniense, Selandiense, Thanetiense). Además, el corte que aflora en los acantilados de toda esa zona es muy continuo y permite estudiar todo el Cretácico Superior, Paleoceno y gran parte del Eoceno Inferior». Este mismo año la Unión Geológica Internacional ratificará casi con toda probabilidad que los acantilados de Itzurun contienen los estratotipos, es decir, las referencias mundiales que señalan las tres etapas en las que se divide el Paleoceno.
Un equipo de expertos integrado por doctores y catedráticos del Departamento de Estratigrafía y Paleontología de la Facultad de Ciencia y Tecnología de la UPV concluyó en un informe elaborado a instancias del Departamento de Medio Ambiente que el continuo costero Deba-Zumaia sólo es parangonable a las sucesiones que aparecen formando acantilados a ambos lados del Canal de la Mancha (Dover, Etretat), en Dinamarca (Stevens Klint) y en puntos localizados de los Apeninos (región de Umbria-Marche).
Valores relevantes
El estudio firmado por los investigadores Xabier Orue-Etxebarria, Juan Ignacio Baceta, Estibaliz Apellániz, Gilen Bernaola, Maite Martín y Victoriano Pujalte señala que los sedimentos marinos aflorados en elflyschtienen desde el punto de vista científico tres valores relevantes: la continuidad estratigráfica, la riqueza de su contenido en macro y microfósiles -plancton calcáreo, restos de invertebrados y trazas fósiles- y que este tipo de rocas preserva en buena medida el «magnetismo antiguo de la Tierra y determinadas señales geoquímicas, tales como las relaciones entre isótopos estables de estroncio, carbono, oxígeno o azufre».
Estas atribuciones que así enunciadas resultan de una complejidad críptica para los profanos facilitan, sin embargo, a los científicos el esclarecimiento de cuestiones tales como el comportamiento de los mares antiguos, cómo eran los ecosistemas o los cambios climáticos.
Estíbaliz Apellaniz subraya que éste último es «un aspecto que goza de gran desarrollo en los últimos años, puesto que permite elaborar modelos paleoclimáticos y asimismo evaluar muchos de los procesos que ocurren en la actualidad y, por tanto, establecer modelos comparativos y predictivos».
Añade que el análisis del frente costero entre Deba y Zumaia también proporciona una vía para el estudio detallado de «algunos acontecimientos singulares de especial relevancia en la evolución de nuestro planeta, tales como extinciones en masa, intervalos de anoxia oceánica generalizada o episodios de rápido calentamiento climático y, paralelamente, sus causas generadoras, como pueden ser los impactos meteoríticos, el volcanismo acelerado, la eutrofización de los océanos o los bruscos ascensos y descensos del nivel del mar».
En el caso concreto de los afloramientos rocosos en Deba-Zumaia, representan la evolución del lugar comprendida entre hace 100 y 50 millones de años. En ese intervalo se produjeron algunos episodios, como varios calentamientos globales, la extinción de dinosaurios y otras especies.
Puesta en valor
En tercer lugar, los expertos en los umbrales de la vida en la Tierra también recurren alflyschguipuzcoano para contrastar las diferentes escalas que se emplean para fijar las edades de la Tierra y que están basadas en el paleomagnetismo (magnetocronología), los microfósiles (bioestratigrafía) o los ciclos astronómicos (cicloestratigrafía).
Eustoquio Molina subraya que los estudios geológicos son «muy variados, sobre todo de tipo micropaleontológico, cronoestratigráfico y sedimentológico. Desde hace tiempo ha atraído a muchos investigadores de todo el mundo y ha permitido realizar publicaciones en revistas internacionales de reconocido prestigio. Su protección le dará más valor y será un atractivo para que estudiantes de distintas universidades viajen a conocer y estudiar un corte tan excepcional e interesante».
Recientemente, sin ir más lejos, el geólogo holandés Jan Smith, del Instituto de Geología de Amsterdam, estuvo en Zumaia, invitado por las cadenas televisivasChannel 4yDiscovery Channelque están grabando unos documentales sobre la extinción de los dinosaurios, en las que el científico holandés es una autoridad.
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