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VIZCAYA

No son marcianos

MIGUEL GONZÁLEZ SAN MARTÍN

Domingo, 27 de julio 2008, 05:07

A l playista no le dejan tranquilo las preocupaciones del año, ni la costumbre de estar preocupado. Va y viene por la playa, toma una cerveza, lee un poco, camina por la orilla, vuelve y escucha, aunque no lo quiera, la conversación de sus vecinos de toalla. La conversación del verano es la carabela portuguesa, una variedad perniciosa de los pólipos y las medusas. Los nombres tienen mucha importancia. Éste, tan literario, ha hecho fortuna. Ya se sabe que los aprensivos están encantados de apuntarse a las nuevas palabras que designan preocupaciones de siempre, reales o imaginarias.

Si a un bañista le da este verano un susto una medusa, se sentirá aliviado, pero en el fondo excluido, si se entera de que no ha sido la carabela portuguesa. Los playistas necesitan tener preocupaciones para seguir siendo los del resto del año. Les cuesta quedarse tumbados al sol, leyendo algo o sin pensar en nada, pasear por la orilla, jugar con las olas, nadar un poco, desconectar, estar tranquilos. Para cuando empiezan a zambullirse en la tranquilidad, les toca ir pensando en la vuelta.

La preocupación del verano es, este año, la carabela portuguesa. Bien, habrá que tener cuidado, acercarse al puesto de socorro si tenemos un contacto carnal de riesgo con alguno de esos pólipos traslúcidos, esas sombrillas cimbreantes empujadas por las corrientes y el viento, que parecen marcianos gelatinosos, pero no lo son, ni su modesta invasión, que no pasa de dos dígitos, es la guerra de los mundos. Sabemos que no deberían llegar a las playas, porque no les gusta el agua dulce y los ríos se han hartado de bajar agua de lluvia en primavera, pero algunas llegan. Su número aumenta por la sobrepesca y la contaminación de hidrocarburos. Son un coñazo las medusas, pero tampoco es para tanto. Los playistas no deben abandonar sus posiciones, conquistadas tan duramente tras todo un año. Hay más peligro en cualquier parte. Sería como no ir al campo por temor a los rayos, las culebras o las avispas. Consulten las estadísticas. Si les pica una medusa, acudan al puesto de socorro, pero no se pongan en lo peor. Piensen en el modo de adornar la historia en la oficina. «Carabela portuguesa com certeza, é com certeza carabela portuguesa».

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